Moondance [En edición]

Capítulo IV

El viento fuera del lugar era helado. Había esperado unos segundos en la calle, aguardando a que Yuuri saliera para iniciar una conversación. Él balbuceó algo de tomar un abrigo y le dio su espacio al verlo tan incómodo con las miradas ajenas sobre ellos.

Después de un par de minutos, lo vio salir cubierto. Llevaba un abrigo azul muy grueso, un gorrito de lana oscuro y sus lentes bien colocados en el puente de su nariz. Se acercó a él a paso lento, con una mueca que no supo describir si eran nervios o algo de miedo.

— ¿De qué quieres hablar? —Preguntó tímido. A pocos paso a frente a él.

Viktor tomó aire, aún no se le había ocurrido nada que decir, por lo cual optó por hacer lo que siempre hacía y ser lo más sincero posible.

— ¿Bailarías para mí?

Recibió un respingo seguido de una mirada confundida.

—La otra noche te vi bailar. No podía escuchar lo que tú, porque llevabas audífonos, pero me ha fascinado como bailas—comenzó a explicar—. Mi nombre es Viktor. Soy músico y tuve algunas ideas cuando te vi, aunque se quedaron incompletas porque no pude terminar de verte. Por eso, te pido que bailes eso...

La cabeza se volteó hasta otro extremo, esquivando la mirada azul. Vio sus manos apretarse ligeramente, en un pequeño conflicto.

—La verdad es que... es una coreografía independiente... Y yo tampoco la he terminado. Estaba ensayando lo que tenía para encontrar una manera de terminarlo, pero... —hizo una pausa mirándolo.

Sintió que podía morir. Él fue quien impidió terminar la coreografía al bailarín. Si ninguno tenía completo algo. ¿Qué iban a hacer? Vio que el chico quiso decir algo más, pero un integrante salió del estudio, mirando al muchacho frente a él.

—Yuuri, es la hora de presentarnos—habló un chico de apariencia joven, más joven que Yuuri.

—Ahora mismo voy—respondió, volviendo su mirada al hombre de cabellos plateados, indeciso entre quedarse y volver, suspiró.

—Si tú quieres, podrías quedarte a mirar—habló, sorprendiendo al músico—. Sé que no es por lo que has llegado, pero podría ayudarte. Si aún quieres observar, bailo otras coreografías.

Viktor sonrió, era muy considerado de su parte intentar ayudarlo. No tenía nada que hacer esa noche, así que no vio ninguna razón para marcharse. Verlo bailar era maravilloso y si lo invitaba de esa forma, era una ocasión que no podía ser desperdiciada de esa manera.

Aceptó y siguió a Yuuri de regreso al estudio. Varios de los bailarines se encontraban sentados en el piso, otros parados, arrimados a un lado de la pared para poder observar. Dejaron el centro del lugar despejado, el grupo que iba a bailar se encontraba parado en el medio, preparándose. Viktor prefirió observar desde un costado, detallando cada movimiento que el otro realizaba.

Yuuri se deshizo del abrigo, botándolo a un lado, y encima del mismo, sus lentes y gorro antes de arreglar los mechones de su despeinado cabello. Su vestimenta tenía el mismo color que la de sus compañeros, un pantalón negro ceñido y una camiseta floja de color blanco que hacía un lindo contraste con el color de su piel y cabello.

Reconoció a uno de los compañeros de Yuuri, por el simple hecho de haber charlado con él. Se suponía que era su mejor amigo, y al lado de mismo, alguien más alto de cabellos castaños y sonrisa tímida. Una vez que estuvieron listos, esperaron a que la música sonara.

Cuando comenzó la melodía, varios de los bailarines dieron gritos de ánimo y aplausos de apoyo. Se veían emocionados de verlos bailar, puesto que la mayor parte sonreía con alegría y satisfacción.