Hice lo segundo, volvimos a casa y subí las escaleras justo detrás de él. Nos encerramos en su habitación y deje que me abrazara, deje que subiera mi blusa y dejara al descubierto mi abdomen, deje que besarla mi cuello pero le pedí que no dejara marcas, en algún punto él dijo:
—No seas tímida — tomo mis manos y las puso sobre su estomago, sentí los músculos de su abdomen perfectamente bien formados su piel caliente quemando las palmas de mis manos y me sonroje, comencé a reír mientras me besaba.
Él también rió.
Me cargo dándome vueltas hasta depositarme con cuidado sobre su cama, me recostó y con la luz del sol proveniente de la ventana, sobre nosotros, me beso en los labios larga y dulcemente. Su mano hizo un camino por debajo de mi blusa hasta tocar uno de mis pechos, al inicio yo sinceramente no sabía como comportarme o qué esperar de aquella situación, como siempre mis brazos lo empujaron casi automáticamente.
—Lo siento— murmuré— no estoy lista para ir tan lejos.
—La verdad me sorprendes no pensé que me fueras a dejar tocar tus pechos…— tome una almohada y se la lancé a la cabeza.
¿Cómo llegamos a ésta situación? ¿Cómo llegamos a justo ahora, dónde oír su risa acelera mi corazón y su mirada me quita el aliento? Se supone que yo lo odiaba, se supone que Alexander me desagradaba, pero ahora todo lo que puedo hacer es mirar como poco a poco; Alexander toma un lugar más importante en mi corazón y en mi vida. Él es importante, aún cuando él no me vea del mismo modo.
— ¡Cállate! — le avente otra almohada para ahogar su molesta pero dulce risa.
Se volteo hacía mi y me tomo por la cintura, me recostó en le cama y se quedo sobre mí con su cabeza en mi pecho, yo estaba respirando aceleradamente, pero después de un minuto, él se había quedado dormido…
…
Mire hacía la ventana y la luz del crepúsculo dio contra mi cara, esto parecía la perfecta escena de una película de amor, Alexander aún estaba dormido, pero ahora estaba acurrucado a mi lado con un brazo en mi estomago y con su cara escondida en mi cuello.
—Por fin, despiertas— susurró haciendo que la piel de mi cuello me diera cosquillas.
— ¿Desde hace cuánto tiempo estas despierto? — dije mirando hacía el techo.
—Media hora, o tal vez más—. Dijo casualmente.
— ¿Por qué no me despertaste?
— Te veías, bastante, cómoda. ¿Sabías que roncas cuando duermes? — dijo con una sonrisa arrogante.
—Yo no ronco…— gire mi cuerpo hacía él.
Puso su mano debajo de su cabeza y apoyo el codo sobre la cama: —OH, claro que sí.
—No es verdad…— comencé a molestarme— yo no ronco.
Hice uno de mis gestos de “estoy molesta, déjame en paz”, pero para Alexander eso era sólo una insinuación para seguir con sus bromas.
— ¿Te había dicho antes qué cuando te enojas te ves realmente graciosa…?— se acercó un poco más— ¿… linda y adorable? Pero mayormente graciosa.
Mi cara estaba ardiendo, ya me habían llamado linda y adorable antes, pero no un chico y menos uno que me gustara como me gusta Alexander. Rozó sus labios con los míos enviando corrientes eléctricas a mi espina dorsal. Todo mi cuerpo estaba temblando, y Alexander estaba sosteniéndome con fuerza contra su cuerpo.
Se escuchó al puerta de un auto y luego las risas de mi madre y Robert, por un segundo lo había olvidado por completo y me había hecho ajena a todo a mi alrededor, había olvidado que se supone Alexander y yo nos odiamos, que está mal esto y que es insano como una enfermedad, había olvidado que yo no debería sentir nada por Alexander aunque ya era muy tarde para volver atrás.
Me levante de la cama, estaba lista para comenzar a actuar de nuevo; fingir que odiaba a Alexander. Trato de acercarse a mi pero yo me aleje caminando hacía la puerta, puso sus brazos en las bolsas de su pantalón y luego miro hacía la puerta.
Mi madre entro y nos observo con una sonrisa.
— ¡Ya volvimos! La cena estará lista en unos minutos, y Alex… vimos a Jessica dijo que está loca por verte, otra vez…— guiñó un ojo hacía Alexander y luego me sonrió.
Al parecer ella no sospechaba nada, lo cual era bueno. Para ella Alexander y yo, era algo imposible, incluso para mí lo era y… ¿quién era esa tal Jessica? Mire a Alexander pero él no me estaba mirando a mí, estaba como inhibido.
— ¿Quién es Jessica? — pregunté.
—Una… amiga — comenzó a moverse por la habitación.
— ¿Te pones así sólo por una amiga? — tal vez él estaba enamorado de ella, después de todo lo que nosotros estábamos haciendo era para separar a nuestros padres. Nada serio. Quizá ella le gustaba y por su reacción le gustaba mucho.
—Bueno, ella no es… exactamente una amiga— se sentó en la cama y me senté junto a él. Podía sentir la sangre corriendo más rápido.
—Entonces, ¿qué es? — mire hacía mis manos, sentía como si estuviéramos a punto de terminar pero nunca tuvimos nada, así que, no debería afectarme. En estos momentos estaba feliz de no haber dormido con él, habría sido demasiado para mí.
—Mi… exnovia— sentí que iba a llorar, pero resistí mirando hacía el piso y tomando una respiración. Si habían terminado él aún estaba enamorado de ella, fui una idiota.
Me levante de la cama, era como si no pudiera resistir querer salir de allí y fingir que los últimos dos días no habían existido para nada.
— ¿A dónde vas?
—A ver si mi madre necesita ayuda…
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Prohibido
Teen FictionElie es arrastrada por su madre hacía una casa de verano para que conozca a su nuevo novio Robert, sin decirle que Robert tiene un hijo llamado Alexander con el que Elie debe llevarse bien. Y ellos terminan llevándose demasiado bien... tal vez, más...