Alexander pasó su brazo por detrás de la cintura de Jessica y la levanto un poco, pude ver como Jessica tenía sus ojos bien abiertos y puestos en mí. Aún después de que comenzaron a besarse ella se mantuvo mirándome, ¿no se supone que debes cerrar los ojos cuando besas alguien? Yo no soy una experta pero cuando besaba a Alexander la sensación era tan tranquilizadora y deliciosa que yo cerraba mis ojos.
Casi llorando encendí el auto, las llantas rechinaron contra el pavimento mientras arrancaba para salir de ahí. Cuando llegué a casa no mire a mi madre, no me detuve cuando me llamó y me preguntó qué si estaba bien. Yo sólo camine directo a mi habitación y me avente en la cama a llorar. Las rodillas me dolían bastante, y para mi sorpresa había sangre en ellas, me senté y observe las raspaduras.
Aún con lágrimas en los ojos que amenazaban con salir me levante para mirar por la ventana, luego de escuchar un auto. Alexander bajo y se dirigía hacía la casa solo; no había ninguna señal de Jessica, eso me alivió un poco. Camine a mi cama y sintiendo el ardor intenso me senté de nuevo.
La puerta de mi habitación se abrió y Alexander entro con su cara seria y un botiquín en las manos. Sin decir una palabra, se sentó en el piso y tomo una de mis rodillas para curarla.
— ¿Qué estabas haciendo ahí? — apreté los ojos por el dolor mientras limpiaba mi herida.
—Quería hablar…— en realidad, tenía la intención de espiarlo.
—No entendiste la indirecta que te deje con los guardias, ¿cierto? — me puse tensa.
— ¿Te diste cuenta? — sonrió divertido y levanto su rostro hacía mí. Se levanto poco a poco y se sentó a mi lado poniendo mi pierna sobre la suya.
—Eres mala siguiendo a las personas. No sirves de espía.
—Al parecer no soy buena en muchas cosas…— agache la cabeza sintiendo que iba a llorar de nuevo. Un momento antes me sentía molesta con él, ahora sólo estaba triste porque él amaba a Jessica.
—Pues… yo sé de algo en lo que eres muy buena, en realidad— voltee a mirarlo con mi cara de incredulidad y luego suspire, haciendo la pregunta obligada:
— ¿Qué?
—Esto…— como si hubiera esperando a que yo preguntara, tomo mi cara entre sus manos y me acerco para besarme. Pero no de la manera en que había besado a Jessica, conmigo era más lento como si no quisiera hacerme retroceder.
Enrede mis manos en su cabello, quería que me besara, demasiado. Estaba desesperada por probar sus labios de nuevo y aunque habría sido un poco mejor si no lo hubiera visto besando a Jessica, esto era suficiente para mí; puso sus manos en mis hombros y me alejo. Tomamos aire y cuando iba a besarlo de nuevo, no me dejo.
—Sólo yo puedo besarte.
Se sentó de nuevo en el piso y termino de curar mi rodilla derecha para luego ir con la izquierda.
— ¿Qué significa eso? — pregunté después de haberle dado vueltas a sus palabras en mi mente, sin parar.
—Significa…— termino de poner la venda en mi rodilla izquierda— que tu no puedes venir y besarme, porque hay un noventa y cinco por ciento de probabilidades de que te rechace, mejor sólo espera a que yo te bese. De ese modo no saldrás herida.
Empezó a recoger las cosas, yo lo mire fijamente.
— ¿Así que si quiero un beso debo esperar a que tu estés de humor para darme uno? — me sentía molesta y frustrada, ¿qué era yo su juguete?
—Si no quieres terminar llorando, sí. Tienes que entender que soy muy voluble a veces…— toco mi mejilla con su mano y se inclinó para rozar mis labios con los suyos.
—De acuerdo— cualquier cosa que él dijera, cualquier cosa que él pidiera podría estar seguro de que yo la haría. Porque lo amaba y mi amor era así de grande, así de valioso y así de importante.
Camino hacía la puerta, y no lo detuve. De algún modo una parte de mi sabía que iba a arrepentirme de haber dicho lo que había dicho, porque iba a sufrir y también iba a llorar. Porque Alexander era esa clase de chico y yo no era de esa otra clase de chica.
***
Mi madre nos preparo algo de comer y estuvo con nosotros sentada en la mesa, sus ojos se estaban cerrando, tendría que usar pantalones por la siguientes dos semanas, si es que eso era suficiente para que no se notaran las heridas en mis rodillas. Cuando terminamos, ella nos obligo a lavar los platos, lo que hicimos en un completo silencio. Hasta que ella dejo la cocina diciendo que tenía demasiado sueño, nos dejo solos y yo voltee a mirarlo.
Aún si la siguiente pregunta que estaba por hacer, rompía y terminaba todo lo que habíamos empezado unas semanas atrás, tenía todo el derecho a saber si era un juego, o era algo más.
— ¿La quieres?—Pregunté sin mirarlo.
— ¿A quién? — realmente parecía como si él no supiera de quién estaba hablando.
—Jessica— dije su nombre con tanta molestia y odio que por un momento temí que notará que yo estaba celosa.
—Algo así…— suspiro— creí que la había superado, creí que había terminado; pero luego ella aparece y todo se vuelve un desastre… porque yo… bueno, de cierto modo me he encariñado contigo.
Al inició era un juego, incluso yo lo había pero se había distorsionado todo tanto que no sabía si yo era la otra o ella lo era. Después de todo yo no sólo estaba encariñada con él, yo lo amaba, las chicas como yo hacen eso. Se enamoran.
—Yo también me he encariñado contigo— le di otro plato para que lo secara y él sonrió, me dio un pequeño empujón y yo reí.
— ¿Qué? — pregunté sin contener mi risa.
—No lo hagas, no te encariñes conmigo— sus palabras las decía con seriedad pero sus ojos brillaban como los de un niño diciendo una mentira, era como si él quisiera que yo desobedeciera sus palabras aunque las dijera tan seriamente.
— ¿Por qué?
—Haces demasiadas preguntas, es por eso— dejo el plato seco y luego se fue de la cocina, se había molestado. Quizá él sólo quería que yo dijera algo como: “Está bien, intentaré no encariñarme contigo más de lo debido”.
No había más platos que lavar, no había más cosas que decir, no había nada más que rescatar, Alexander dejo muy en claro que no quiere que lo ame aún cuando es algo que no puedo hacer, al menos puedo intentar dejar de hacer tantas preguntas.
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Prohibido
Roman pour AdolescentsElie es arrastrada por su madre hacía una casa de verano para que conozca a su nuevo novio Robert, sin decirle que Robert tiene un hijo llamado Alexander con el que Elie debe llevarse bien. Y ellos terminan llevándose demasiado bien... tal vez, más...