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[[F I N A L]]
• Un arreglo •
M a r i e

Ya era el anochecer.

Carol nos había dado una sorpresa a todos. No sólo por su aparición, y el volver a estar en el grupo, sino que ella cuidó todo éste tiempo de Judith, la hermana bebé de Carl. Tyreese también estaba con ella, y Sasha literalmente le saltó encima cuando lo vio salir de aquella cabaña junto a las vías.

No sólo eso pasó, sino que mi hermano pequeño, Jamie también estaba ahí, vivo. Cuando lo vi, algo se removió en mi interior tan fuerte, que ni pude moverme cuando lo tenía frente a mis ojos. Era como si hubiera olvidado la cara que tenía él, en un estado borroso en mi mente. Pero cuando lo tuve frente a mi, todo eso cobró vida de golpe, iluminándome mi día, y precisamente, mi vida.

Sin embargo, algo había cambiado en él. A pesar de ser mi hermano, y tenerlo justo a mi lado,...ya no era el mismo. Sus ojos apagados y sonrisa forzada me hablaba no verbalmente que algo había pasado. Algo completamente terrible, pero él no quería contármelo.

Siendo sincera, no trajo la felicidad alguna que esperaba. Trajo una preocupación más consigo mismo, y eso me estaba matando. Simplemente me abrazó y a Barbie muy fuerte, sin decir una sola palabra. No ha dicho completamente nada. Nada, ni hola.

Es por eso que estoy sentada junto a él en las escaleras de la iglesia, simplemente haciéndonos compañía.

Cuando todos nos reunimos en las vías, hace unos horas, emprendimos marcha atravesando el bosque juntos. Sin embargo, un grito captó la atención de todos, y eso fue lo que cambió nuestra suerte por completo.

No me sorprendió cuando Carl, nuevamente, saliera corriendo tras ese grito pidiendo socorro. Sin embargo, segundos antes él miró antes de correr, y me pidió disculpas con la mirada, antes de seguir su instinto. Cuando llegamos, había un sacerdote de piel oscura encima de una grande roca, salvándose el pellejo de los cuatro caminantes que lo apresaban. Le salvamos la vida, y nos ofreció refugio en signo de agradecimiento.

El padre Gabriel lucía algo tonto y completamente ingenuo, aunque me daba un poco de lástima. Él pensaba que Dios nos castigaba, y que los muertos se despertaron como en la Biblia se proclamaba. Pero yo no creía que todo esto fuera obra de Dios, y me parecía realmente iluso que él pensara eso. Sin embargo, lo justificaba, ya que él es un sacerdote, y sigue actuando como tal.

Ahora mismo todos se encuentran adentro, charlando mientras Rick interroga al Padre por separado. En cambio, Jamie decidió salirse y yo me le uní. La brisa fría de la noche corría por los aires, haciendo que me abrace a mi misma mientras me digno a mirarlo.

"Jamie" Lo llamo, sintiéndome extraña de decirlo. Jamás complementé que realmente volvería a decir si quiera su nombre. Aún yo estaba aún atorada en el proceso del shock y la sorpresa.

No recibí respuesta por su parte. Él sólo miraba hacia el frente sin decir una sola palabra, con cara seria y ojos caídos. Su mirada ida me asustaba. Era como si estuviera aquí, pero no completamente aquí. ¿Qué pasó con el niño de ojos alegres y valiente?

"¿Por qué no dices nada?" Pregunto con la curiosidad carcomiéndome, tratando de sonar tranquila y segura, intentando brindarle la confianza que, se nota, no tiene conmigo ni con Barbie. "¿Te hicieron algo? ¿Te pasó algo?"

Él simplemente niega con la cabeza lentamente, sin cambiar su estado de ánimo.

Al menos no le pasó algo que me indicara que estuviera pasando por una crisis cerebral, como un golpe que le desorientara la mente. Algo así como si no entendiera lo que le decimos, o si no pudiera hablar. Yo sabía que él estaba bien, en ese sentido, me lo recalcó Carol cuando hablé con ella sobre su recorrido. Sin embargo, algo lo derrumbó emocionalmente, y no sabía como ayudarlo, si él no quería ser ayudado.

Saving You [carl grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora