◆DOS◆

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Ya llevaba dos semanas en la escuela y todo iba perfecto, me había adaptado bien y me había vuelto más unido a Giselle.

Ese día estábamos formados fuera del auditorio de la escuela. Nos iban a dar una plática sobre drogadicción.

Los de otro grupo entraron entre empujones y burlas pero no entre ellos sino a alguien, cuando vi el chico moreno del árbol ya estaba en el piso y todos se burlaban de él mientras el chico contenía sus lágrimas. Se había raspados las rodillas y las manos, sus rodillas sangraban y nadie quería o se atrevía ayudarlo.

Se quedó unos minutos así hasta que se levantó y se formó.
Entramos y yo me senté en medio, el chico hasta atrás.
Yo no podía dejar de pensar en el pobre. Nadie, ni siquiera yo, fuimos a ayudarlo pero él pudo solo. Se levantó sin alguna ayuda, él no necesitaba a nadie para seguir.
Era fuerte y a pesar del dolor y la humillación se levantó.
...

Estaba comiendo debajo del árbol esperando al chico moreno pero en la hora que me quedé él no apareció, eso me preocupó pero pensé que tal vez fue a la enfermería para que lo curaran o algo así.
El pobre quedó muy mal, podía ver la carne de sus rodillas por la fuerte raspada y sus manos también tenían heridas.
Quise ayudarlo pero no me atreví. Me arrepentí mucho.
Ahí él era el blanco de burlas y quien se atrevería a ayudarlo lo sería también.

Cuando terminó el descanso me quedé un rato más a esperarlo pero no llegó.
Me levanté, tiré la basura y entré al edificio.
Subí al segundo piso y escuché de repente el llanto de alguien que provenía de los baños.
Ya nadie se encontraba fuera por lo tanto se me hizo un poco extraño. Quise entrar pero alguien habló interrumpiéndome.

—¡Payne!—me sobresalté

—¿Si?

—Entre, llega tarde

—Si, lo siento.

Entré a la clase del profesor de química y me senté hasta enfrente.
No dejé de pensar en el llanto que escuché porque esos baños estaban en reparación y se suponía que absolutamente nadie debía entrar ahí.

En la salida estuve con el trío popular (G, C y D).

—El viernes daremos una fiesta, nos gustaría que fueras, sería como tu bienvenida—habló Giselle abrazándome a lo que yo le devolví el abrazo.

—Claro, me encantaría

—Bueno bebé, te vemos mañana—me despedí de todas y salí.

Me coloqué los audífonos y caminé hasta mi casa.
De repente sentí como alguien me empujaba y vi como un chico corría rápidamente. Luego estaban los populares de básquetbol corriendo atrás de él.

No supe quién era, tal vez los molestó o algo así. Decidí olvidarme de eso y me fui a mi casa.

—Hola cariño ¿Cómo te fue?—cuestionó mi madre quien limpiaba el piso. La casa olía a lima limón, amaba ese aroma.

—Bien, normal

—Ok, ve a dejar tu mochila y te lavas las manos para que bajes a comer

—Si.

Hice lo que me pidió. Al entrar a la cocina ya estaba mi papá ahí abrazando a mi madre. Siempre tan enamorados.

—Hola papá

—Hola—me sonrió.

Mamá sirvió la comida, era espagueti con albóndigas y ensalada.

—¿Cómo te fue, hijo?—esta vez preguntó mi padre

—Bien

—¿Pasó algo interesante?

—Emm... bueno en realidad hoy cuando estuvimos en el auditorio empujaron a un chico y se raspó las rodillas y las manos, debieron verlo, quedó muy mal

—¿Y lo ayudaste a levantarse?

—Emm no, de hecho nadie lo ayudó, se levantó solo y se sentó a escuchar la plática

—Debiste ayudarlo—dijo él

—Fue muy malo de tu parte, si nadie lo ayudó debiste hacerlo tú

—Lo siento, no volverá a pasar

—Bien, ¿es lindo?

—¡Mamá!

—¿Qué? tal vez es lindo y te puede gustar

—Tú me andas emparejando con todos

—Ya Maura, deja al niño en paz, estas cosas no se hablan en la mesa—dijo con molestia

—No soy un niño—susurré un poco incómodo.

El año pasado me atreví a decirles a mis padres que era bisexual, reaccionaron mal, en realidad muy mal.
Mi papá quería correrme de la casa, mi mamá me ignoraba y ya no me hacía de comer ni lavaba mi ropa ni me miraba.
Me dolió y mucho pero seguí mi vida como si no me importara su indiferencia hasta que entendieron que me gustaba ser así.
Papá pensó que solo era una etapa y fue el primero en hablarme, aún piensa que es una etapa por eso le molesta un poco que hablemos de eso.
Mi mamá, dos días después de que papá me volviera a hablar, me dijo que me amaba y que me apoyaba, ahora ella es la que me empareja con quien sea que esté guapo.

...

"Era tan triste verlo solo y alejado de los demás, no era su culpa. Me imagino que un día intentó hacer amigos pero lo ignoraron. El chico era muy valioso, se veía tan pequeño y frágil pero a la vez fuerte porque si yo fuera él ya no iría a esa escuela si me molestaran.
No sabía su nombre y quería averiguar el por qué lo trataban pésimo, quería acercarme a él y hacerme su amigo, aunque fuera el único".

Siempre en mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora