◆DIECIOCHO◆

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Por fin habían llegado las vacaciones de invierno y era uno de los más fríos que recordaba.
Me encontraba caminando de vuelta a casa después de un largo día de entrenamiento.

Habían pasado muchas cosas en el último año, una año lleno de altas y bajas, sobretodo bajas. Un año sin ver a Zayn después de las últimas vacaciones juntos, aunque yo seguía solo, mi actitud hacia la vida cambió pero trataba de mantenerme positivo, no quería amargarme, sin embargo, feliz no era la palabra más usada en mi vocabulario, no desde que el amor de mi vida se había mudado a otro país.
No todos los finales eran felices, quizá para él sí, había logrado mucho.
Encontró un empleo, recibió una beca de estudios y siguió siendo un gran artista, algunas veces cobraba por hacer retratos y comisiones, su familia era unida y por fin le daban el cariño y atención que requería.
Fue a terapias, necesitaba medicación al principio hasta que las dejó y pudo hacerlo solo, pudo salir de sus problemas con ayuda de su familia y por él mismo.

Y bueno, luego estaba yo, cursando un año nuevo de universidad. Tuve que buscar maneras de distraerme y sentirme mejor conmigo mismo como ir al gimnasio y algunas veces ayudar en el restaurante con mis padres, al menos nos iba mejor económicamente y pudimos remodelar un poco la casa.

No había sido molestado de nuevo, ahora mi única amiga era Giselle, a quien también le mejoró la vida.

Antes de llegar a casa logré ver de lejos un auto nuevo rojo frente a mi casa.
Caminé hasta acercarme y noté que llevaban algunas maletas de viaje, lo cual me extrañó.
Miré al rededor y no había nadie, por supuesto que no, estaba nevando.
Mis manos dolían de lo congelado del ambiente, mi quijada temblaba haciendo que mis dientes chocaran.

Abrí la puerta de mi casa y de inmediato un olor a canela y chocolate golpearon mi sentido del olfato. Delicioso.

—Ma, ya llegué—avisé dejando las llaves detrás de la puerta en el pequeño perchero para llaves

—Ven a la cocina—fue lo único que dijo y yo dejé la maleta de mi ropa de entrenamiento a un lado del sillón y entré.
Mis ojos o mi mente no me engañaron esta vez, había un chico de espaldas hablando con mamá, cuando volteó mi corazón latió con fuerza, tanto que pensé que podría tener un infarto justo ahí.

—Liam, hola—me sonrió y se acercó a abrazarme fuertemente. No dije nada, cerré mis ojos y sonreí, aspiré todo su aroma dulce y varonil, los apreté entre mis brazos, se sentía tan bien volver a verlo. Esta vez no era parte de mi imaginación. Su cuerpo estaba tan tibio, tan cálido y cómodo, poco a poco el mío se fue entibiando con su ayuda, logró notar que temblaba por lo que pasó sus manos por mi espalda dándole calor.

—Te extrañé —dijo y tan solo me quedé quieto, abrazándolo como si haciendo eso lo haría parte de mí

—¿Por qué no me avisaste? —por fin hablé, se alejó para mirarme, mantenía una hermosa y amplia sonrisa.

—Era sorpresa, tontis, quería ver esa cara de emoción al verme—mencionó divertido tocando con su índice la punta de mi nariz y le sonreí

—Pude haberte hecho algún regalo o darte la bienvenida como se debe

—Después pueden darse su bienvenida, chicos, ¿por qué no mejor me ayudan a sacar el pollo de la heladera? —interrumpió mi madre y ambos la miramos riendo un poco

—Por supuesto Karen—Zayn tuvo iniciativa y abrió la heladera sacando un pollo que era tan duro como una roca.

—¿Y tus padres? —cuestioné quitando la envoltura de plástico del pollo con el cuchillo

—Fueron con tu padre a comprar las cosas para la cena, nos quedaremos unos días aquí hasta que encontremos un buen lugar para rentar

—¿Se quedarán aquí?

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2021 ⏰

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