Parte 1

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¿Cómo se supone que empiece? Ni siquiera sé bien por que estoy haciendo esto, bueno sí, me refiero a que solo yo misma me convencí de hacer de esto. ¿Tiene sentido eso? 

--inserte un suspiro--

Bien, pues supongo que debo comenzar por el inicio, ¿no? 

Para esto tendremos que enfocar la cámara a cuando tenía solo 13 años, acaba de entrar a una escuela nueva, técnicamente estaba comenzando la secundaria (no entraré en detalles de cómo funciona el sistema educativo en México). De mi escuela anterior sólo habían pasado conmigo a esa nueva escuela unos ocho compañeros, y para mi mala suerte (o quizás buena), había quedado sola en mi salón, mientras que algunos quedaron juntos. ¿Qué sabía yo sobre sentir algo a esa edad? Nada. Realmente no tenía puta idea de que pasaba. Pero era esa edad donde todos comenzaban a ponerse más precoces. Las niñas usaban una falda más corta, los niños ya no sentían miedo por hablarles a las niñas. Todos crecían. O al menos querían hacerlo y yo, yo sólo quería ser yo. 

No recuerdo cuando comencé a hablarle. Sólo recuerdo que todo comenzó como parte de una rivalidad estudiantil. Él quería ser el mejor. Y yo quería lo mismo. Yo estaba muy acostumbrada a llevar diplomas y cartas de excelencia a casa. Y todo comenzó ahí. 

Honestamente, el recuerdo más claro que tengo sobre eso, sobre él es cuando en el convivió navideño del salón, le regalé un par de chocolates. No sé por que lo hice, pero creo que si alguien me preguntara si hubiera querido o preferido no hacerlo diría que sí. También recuerdo lo mucho que hablábamos por mensaje de texto (no había whats app), o de vez en cuando por Windows Messenger (solo pocas personas recordaran esto). Y pasábamos horas hablando, sobre nada. Sobre esto, aquello, la escuela, lo que hacía, lo que no hacía. Bueno, fue durante unas vacaciones antes de que acabara el año que me explotó la bomba. Todo era cool y genial. Había salido de la ciudad, incluso recuerdo que estaba comiendo espadas brasileñas cuando simplemente me llegó ese mensaje. 

<<La verdad es que me gustas y quisiera que fueras mi novia>>. 

En ese momento fui al baño por qué mi cabeza no lo procesaba. Sólo era una niña de trece años. Sólo éramos compañeros de salón. Sólo, no sé. No sabía. No sabía si me gustaba o no. Cuando regresamos de vacaciones las cosas eran tensas y evidentes. Yo no quería pasar más tiempo hablando de nada, y él insistía por ratos. De muchas formas. Con cartas, dibujos o no sé. Fue realmente sorprendente lo mucho que insistía y lo poco que se daba por vencido. Luego hice esta tontería de jurarle a una amiga que sólo si me lo decía en persona, aceptaría. 

Dos minutos después, él se declaró en viva voz. 


Cómo (Me Rompí)eron el CorazónWhere stories live. Discover now