¿Qué sucedió después de Luis?
Bueno, pasaron muchas cosas.
Apenas un día después, exactamente el día de mi cumpleaños alguien se me intentó declarar. Pero no. No podía. Yo quería regresar con él. El problema es que las oportunidades ya se me habían terminado. Y era momento de que yo avanzará. Dos años y once meses juntos. Que suenan a nada. Pero lo fueron todo.
Tarde o temprano comprendí que sería difícil llenar todos los espacios vacíos que dejó. No iría a verle a más competencias de natación, o a jugar fútbol, no pasaríamos la tarde en su sofá viendo Netflix, no escucharía más a Jorge Drexler en el auto de su hermano, no iría a más recitales de piano. Ya no sabía tampoco por que seguir escribiendo. No le veía sentido. Ya no tenía a nadie.
Luego Mario decidió que ya me había dejado sufrir bastante. Pero para ser franca, creo que acepté ser su novia más que nada por lo sola que me sentía. Eso y que él no sabía nada sobre mí. Y yo no sabía nada sobre él.
Bueno.
Todo estaba más o menos bien.
No había hablado con Minerva en un largo tiempo, y pensé que ella necesitaba saberlo, pero igual no le dije nada. No se lo mencioné por que ella estaba muy ocupada con su propio novio. Para ella sólo existía su novio con nombre de jabón y ya. Luego me di cuenta de que incluso a mi mejor amiga la había perdido.
Apenas llevaba una o dos semanas de haber terminado con Luis, cuando fui a Plaza Torres Lindavista con mi hermano a comprar café y una laptop.
Luego sentí el vuelco en el estómago.
Ahí en el Starbucks, había dos siluetas muy familiares. Llamé a Minerva. Y no respondió. La llamé de nuevo. Y siguió sin responder. Llamé cinco veces más y nada. Y sólo pensaba, que jodida estaba mi vida para que mi mejor amiga fuera espectadora de primera fila sobre mi vida y no le previniera de nada. Y lloré mucho.
Luego Minerva llamó. Y no respondí. Así que dejó un mensaje. No recuerdo que decía (lo siento si tenían curiosidad por saber que había escrito). Pero creo recordar que era algo así como una disculpa. Me dijo que estaba en la Plaza.
Lo que no sabe ella, es que después de comprar la laptop y el café, mi hermano y yo vimos a ambos salir del Starbucks. Ella miraba a todos lados. Luis ni se inmutó.
No pensaba que ambos estuvieran cocinando algo en contra mía. Pero si sabía que había cosas que Minerva sabía y no me dijo. Y no me contará.
Después ocurrió lo inesperado. Una tarde mientras regresaba con Lili de la escuela, me encontré a Minerva en el metro.
Y ella se mostraba muy sorprendida por verme. No hablamos de mucho. Sólo dijimos, "pasado pisado". Después confesó que se había alejado de mi sólo por una razón: estaba celosa. Envidiaba la buena relación que tenía con Luis, la buena relación con mis padres y mis buenas calificaciones en la escuela. Para entonces yo ya no tenía ninguna de las tres. Se disculpó. Y me sentí humillada. No le dije nada, sólo que le fuera bien. Fue todo. Pero nada volvería a ser lo mismo para mí. Ya no tenía a mi mejor amiga. Ni a Luis.
Pero me quedaba la certeza de que algo mejor iría a ocurrirme.
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Cómo (Me Rompí)eron el Corazón
Non-FictionHay cosas que preferiría no recordar pero es necesario sacarlas de mi corazón.