Aún recuerdo como entré a segundo. Me refiero a que recuerdo que estuve buscando mi nombre en todos las listas fuera de los salones y no me encontré. Lo que me hizo pensar que quizás hubo algún mal entendido con las personas que hicieron las listas.
Una amiga de la primaria me encontró, digo que me encontró porque literalmente me estuvo buscando, yo era su única "conocida" en el salón. Así que si estuve en listas, pero no busqué bien. Y afortunadamente no quedé con él.
Daniela nunca estuvo conmigo en ningún salón durante la primaria, apenas tuvimos ese año la oportunidad de estar juntas. Ella era totalmente diferente al resto de niñas, o al menos rompía estereotipos. Era porrista pero era inteligente. Era sociable pero no una chica fácil. Era una romántica empedernida. Ese año tendría paz mental, al menos eso pensaba al inicio, claro. Por que ella estaba bien plantada al suelo y necesitaba a alguien que me ayudara a socializar y ser menos yo, o algo así.
Cuanto más avanzaba el curso más personas conocía y más me hablaban las personas. Así mismo, más noticias y chismes corrían. Por ahí de septiembre o algo me enteré que él tendría una nueva novia. Y yo pensé, que me daba igual. Me era indiferente. Así que lo eché atado a un ancla a lo más profundo de mí. Y ese fue exactamente el problema. Tuve que haberme deshecho de aquello.
Igual seguí con lo mío. Tenía mi clan, a mi grupo de amigos independiente de Daniela. Si ella no estaba encontraba con quien quedar. Y entonces comencé igualmente a interactuar con sus amigos, ya que Daniela se iría de viaje a Francia.
Entonces, conocí a David. Y también comencé a hablarle con más confianza a una chica que en primero iría conmigo pero que gracias a un chiste tonto compartido en clase se haría mi mejor amiga. Exacto, David no sería relevante en la historia. Pero ella si que lo sería
Minerva estaría en el salón F de los segundos y cuando Daniela se fuera a Francia, la "mejor amiga" de Minerva se iría a competir en natación. Ambas quedaríamos perfectas para pasar los recesos juntas. Y pronto iniciaríamos un lazo de amistad que parecía insuperable. Yo decía que era mi "pareja" por que literalmente lo era, bailábamos, comíamos, íbamos al cine y leíamos y comprábamos ropa juntas.
Supe que había encontrado a mi mejor amiga. Y quedamos en seguir pasando recesos juntas aún cuando nuestras respectivas compañeras regresarán de sus viajes. Y así fue.
Ahora, de vuelta con David. Pues bueno, no le hablaría formalmente hasta que Dani regresara de Francia, y ella empezara a planear algo así como hacer que quedáramos juntos.
Funciono al menos hasta que nos dimos cuenta que ambos lo hicimos por presión. Aunque bueno, él ha sido de las pocas personas que me han obsequiado muchas cosas durante el 14 de febrero. Rosas, cupcakes y demás. Pero aquello pasó a mejor vida al menos hasta que, bueno, eso ya lo dije.
Poco después de terminar con David, empezaría a confesarme con una niña que se haría amiga mía por tener otra amiga en común (¿me explico, no?). Yo entre muchas otras cosas, le dije que aún sentía algo por mi ex. Y que realmente me molestaba que él tuviera otra novia tan rápido después de mi. Y ella se ofrecería como conector.
Explico ahora mismo como estuvo eso: Monserrat (se llamaba así), tenía a todos sus amigos en el mismo salón que él. Lo cual explica por que no convivía tanto con nosotros (los del salón), ella se daba la tarea de pasarle notitas que se supone contenían conversaciones que ella y yo nunca tuvimos, es decir las inventamos para que fuera creíble todo.
Al principio ella se acercaría a él sólo para preguntarle si acaso él era mi ex, y decirle cosas como que yo no lo había superado y así. Algo que sirvió bastante al menos hasta que él dijo, que no iría a ser un plato de segunda mesa. En ese momento me sentí ofendida e incluso herida por tal comentario. ¿Quién me creía que era? Tuvimos que intentar hábilmente una conversación donde Monserrat me decía eso y algo así como "mejor ya déjalo así". Y yo lloraba, "pero es que él es mi única primera opción ahora y siempre".
Eso lo convenció. Y lo sé por que poco después fue mi cumpleaños.
Daniela me obsequió un pastel de cumpleaños, el cual acordamos partir durante el receso. Y entonces yo le pedí a Monserrat decirle a él que fuera, como si fuéramos amigos. Se negó a hacerlo, pero aceptaría si yo iba directamente y le decía.
Por primera vez me tragaba el orgullo. Y levantaba un pañuelo de paz. Le dije que lo sentía por todo lo que había pasado y él dijo que no había nada de malo. Aún recuerdo que mis amigos al verlo, me miraron sorprendidos. Como si fuese ese momento de gran verdad en una telenovela.
Por fin sentía que todo estaba donde debía, o al menos que las cosas comenzaban a acomodarse en su sitio de nuevo.
Algo que sé ahora, es que quizás yo estuve empeñada en hacer funcionar mi romance fracasado, cuando debí haber pensado las cosas primero. Pero todo lo que yo decía y hacia tenía consecuencias tan rápido, que no hubo forma de detenerlo. Y peor, no tuve voluntad para detenerlo, sólo por estar aferrada o esperanzada en que todo iría bien.
Y así pasó.
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Cómo (Me Rompí)eron el Corazón
Non-FictionHay cosas que preferiría no recordar pero es necesario sacarlas de mi corazón.