En cuarto semestre me pasaron tantas cosas que no sabría donde comenzar a contar qué. La respuesta a las incógnitas que guardaba estaba ahí, en el mismo salón de clase, pero yo lo ignoré totalmente.
Dejé de seguir a Luis en Instagram un mes y dos semanas después de haber terminado. Estaba haciéndome sufrir yo sola. Perseguirlo sin poder alcanzarlo no me servía.
Eventualmente, al terminar con Mario, las cosas fueron complicadas para ser los amigos que éramos antes. Una tal Alin complicó las cosas. Y supuse que la vida iría a hacerme esto de ponerme una Rodríguez en medio de todas mis relaciones, sólo para que yo aprendiera a no cometer los mismos errores. Pero parece que cada que eso sucede, me pone la vida a un modelo mejorado y súper cargado. Así que mejor aprendí a no tomármelo personal.
Luis me bloqueó en Facebook. Yo ni me di cuenta hasta que decidí eliminar las fotos que quedaban. Por que Facebook hace esto de darte tus recuerdos diarios, y a veces, eso sólo me hundía como Titanic en el Atlántico. Yo sólo dejé que él hiciera lo que quisiera. Pero dejé de hacer cosas por mí y eso fue el peor error que pude cometer.
Necesitaba recobrar mi fe en todo. Así que poco a poco comencé a salir sola. Y explorar como siempre había hecho, sólo que ahora yo era un individuo.
Me perdí.
Y pude razonar que, si Luis y yo hubiéramos tomado las riendas de lo nuestro, seguro habríamos nadado sin problemas a puerto seguro. Pero por algún motivo dejamos que los demás lo hicieran por nosotros.
Decidí cortarme el pelo.
Me compré ropa nueva.
Y abandoné cartas y obsequios en una caja que sellé.
Abrí el regalo de cumpleaños que me dejó, una bolsa y mi disco de Navidad de Michael Bublé.
Mis amigos no me reconocían. Era más irreverente y no me importaba ni me andaba con cuidado de nada. Pero hice a mis mejores amigos.
Juan Manuel y Erick. Consideré que ellos eran todo lo que tenía. Al igual que Yolanda que llegó a mi vida sin avisar, sólo se instaló y me contó tantos chistes como pudo. De repente me sentía más feliz. Compré boletos para mi primera fiesta de la preparatoria. Hice cosas que no debía en aquella fiesta, o sea bailar reggueton (o eso). Decidí no ir ya a ninguna fiesta. Conocí a Naresh. Anduve con Naresh. Terminé a Naresh.
Y fue cuando decidí ya no tener novio.
No era lo mío. O me autosaboteaba. O quizás no estaba mentalmente para tenerlo.
Seguía deprimida. Seguía pensando en Mayo 22. Seguía llorando por las noches. Seguía sin escribir. Seguía cayendo por un túnel profundo. Y nadie me detenía.
No pensé que todo eso de terminar con alguien me iría a sentar tan mal.
No hablaba con nadie.
Me aislaba.
Y sólo durante servicio social, Lili me escuchaba.
Pero no tenía a nadie más aparte de ella.
Me pretendieron más personas, pero rechazaba a todos. Estaba harta del romance. Estaba harta de ser cursi. ¿Para qué? Me sentía vacía.
Luego me acordé de Jhon. Es el único de mis amigos que ha pasado por un verdadero caos del corazón. Es el único que sabe cuanto cuesta y cuanto toma recuperarse. Así que me empecé a juntar más con él para reponerme. Y poco a poco tuve más claridad.
El problema no era yo.
Ni Luis.
Ni nadie.
El problema era no soltar.
Y me acordé de Drexler. "Y sin tenerte, te tengo a vos". Es que amar no es abrazar fuerte, es soltar.
Y lo dejé ir.
Y a veces claro, recuerdo todo. Es como ver mi vida en un trailer de película. A veces, me duelen las entrañas, a veces lloro de repente, a veces me arrepiento de haber tirado las cartas y los objetos. Pero creo que de no haberlo hecho, seguiría deprimida y con veinte gatos. Y seguramente iría sola al cine y lloraría en silencio al ver películas de amor.
Sigo aquí.
No estoy completa, pero al menos no continuo estando rota.
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