Entonces, ¿en qué estaba? Ah si.
Había tenido que sobrevivir el día soportando los cariñitos y ojitos bonitos que le hacía Rodríguez a Él, todo el día. Cuando por fin había acabado el recorrido, y estábamos llegando a la hacienda de los hermanos, pensaba que ya daba igual. Sólo tendría que soportar las siguientes semanas y después estaría en otra escuela con nuevas personas.
Después de comer, Él me buscaría y dejaría que pasáramos la tarde juntos. No mencionaría el asunto que me aquejaba tanto. Pero definitivamente iría a soltarle eso después.
Regresando a la escuela, tendríamos más eventos pendientes por ser de último año. Entre ellos, un día entero para despedirnos de nuestros compañeros. Nos pondrían una película. Yo me la pasaría amargada. Y el resto de mis amigos estarían conmovidos. Pero haría paz con los más cercanos. Por ejemplo, el ataque impulsivo de celos de primer año con mi primera amiga en la escuela, pasaría a ser nada después de que compartiéramos playera del mismo equipo de voleibol. Y entonces ella firmaría una dedicatoria para mí, <<Sigues siendo genial, ten una bonita vida>>. Y me sentiría en calma con la historia del pasado. Al menos por diez minutos hasta que de nuevo Rodríguez y sus actitudes de Regina George (Chicas Pesadas), me fastidiarán de nuevo. Ya no aguanté más, y fue al leer la carta de nuestros padres que me desplomé.
Soy especialmente afortunada por tener a mi papá y mi mamá conmigo. Y por ser los padres más en onda que puedas conocer. Fue ahí cuando exploté en llanto que me di cuenta de que al menos tenía algo que Rodríguez no: Una familia. En el poco tiempo que conviví con ella, de cuando mi amiga Daniela se fue a Francia, supe que no ella ni su mamá se llevaban bien. Y su papá, pues era su papá pero no había relación con ninguno. Y eso a Rodríguez obviamente le afectaba.
Él intentó hablar conmigo antes de irme a casa. Pero yo había tenido suficiente. Estaba cansada y necesitaba saber que todo estaba por acabar, para volver a sentirme mejor.
Mamá me recogió y al verme con los ojos hinchados sólo me preguntó si quería hablar del tema o no. Le dije que estaría bien si sólo me abrazaba. Y ella lo hizo. El resto del día se iría entre llanto y mensajes que no respondería. Mi hermano me compraría un bote de helado y me diría que la vida suele hacer esto, pero se pone mejor en algún punto. Me debatiría después entre ir o no al día siguiente a la escuela. Pero accedería finalmente.
Pues, tercer año se comenzaba a ir finalmente. Nos hicieron una tardeada en un salón y bailaríamos hasta tener los pies molidos. Ese día todos estarían sorprendidos de lo buena que era para bailar. Y fue eso mismo lo que causó que Él no se separara de mí toda la tarde-noche. Días después harían una ceremonia de premios deportivos. Me entregarían una medalla por voleibol y Él me obsequiaría una de sus torneos de fútbol. Si la memoria no me falla, aquel día sería el último de clases antes de la ceremonia oficial de apertura. Él pasaría el resto del día conmigo. Y por primera vez en todo el tiempo que estuvimos juntos, sentiría que me estaba dando mi lugar.
En la foto de abajo, no aparece él, obviamente. Pero es de aquel último día oficial de clases.
Finalmente acabó tercero de secundaria con la famosa entrega de medallas. Ese día estábamos libres de usar uniforme y debíamos ir elegantes. Llevaría un vestido rosa de un hombro, zapatillas blancas y el cabello recogido en un moño. Recibiría por segunda vez todas las medallas, incluida la del promedio más alto. Y tendría el honor de leer el discurso de despedida, escrito por mí, claro. Nada me hacia sentir tan importante. Y pensé que a pesar de todo, yo estaba arriba. Y ahí era donde quería estar.
Minerva es la chica que aparece conmigo. Mi mejor amiga.
Bueno, a partir de ahora es justo y necesario que sepan de quién y a quien le escribí tantas cosas en Tumblr. Dejemos de decirle "Él", creo que estoy preparada mentalmente para llamarle por su nombre.
Se llamaba Luis. Y él, es "Fue Un Mayo 22".
YOU ARE READING
Cómo (Me Rompí)eron el Corazón
Non-FictionHay cosas que preferiría no recordar pero es necesario sacarlas de mi corazón.