Capítulo 13. Ways To Go

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Nunca en mi vida me he enamorado.

Para algunas personas resulta extraño hasta cierto punto, pero cuando eres apenas una simple mocosa, esas cosas no importan sólo te dedicas a jugar con diversos juguetes... o sí eres cómo yo, usas el poder de tu imaginación inventando juegos extraños... Uno más retorcido que el otro.

Recordando lo más cercano que tuve de tener novio fue cuando jugaba con Tate, al papá y la mamá.

Sí, lo admito y de sólo recordarlo hace que todavía me recorra un escalofrío por la espalda.

Porque cómo dije, nuestros juegos eran un tanto retorcidos. El juego no era el clásico donde había amor y felicidad en la recién familia formada, claro que no. Nuestro juego consistía en tratar de escapar del papá y la mamá.

¿Qué porque? Fácil, los padres eran unos tiranos que sometían a sus hijos infringiendo dolor con ayuda de un cinturón ¿Qué si era violento? Claro, todavía portó algunas cicatrices ¿Quién inventó el juego? Creo que yo... No estoy muy segura.

Pero ¡hey! No me culpen, sólo era una niña queriendo divertirme dentro de un aburrido hospital.

Tal vez, es muy posible que todo esto se tratara de cierto sentido masoquista de autodestrucción.

Así que no, nunca me he enamorado.

Aunque luego de la niñez viene la edad oscura... 'la adolescencia', edad donde ciertas cosas cambian tanto internas como externas.

La escuela se convierte en una gran jungla, y es el lugar donde me di cuenta de que algunos chicos cambian su comportamiento, dejan de ser los clásicos niños sucios y llorones para dar paso a un extraño primate, un animal salvaje que sólo piensan en el proceso de reproducción y ver quién es el macho alfa de la manada.

Algunas de las chicas, por otro lado se dedican a criticarse y atacarse unas a otras para poder ser el trofeo del macho alfa, claro ellas lo ven con un sentido más románico con el papel de doncella en peligro que es rescatada cuando conoce a su príncipe azul y viven felices por siempre.

¿Cual es el problema allí? Sencillo, no existe el felices por siempre, porque cuando una historia tiene un final feliz, seguramente no ha terminado.

Y menos con un par de adolescentes que le hacen más caso a los susurros de sus hormonas, que a los gritos de su propio cerebro.

Y yo no estoy exenta de eso juegos tontos, porque el que no me haya enamorado no quiere decir que no me llamará la atención alguien, sino al contrario, me ha llamado la atención diferentes personas a lo largo de mi vida, pero ¿Qué me hace diferente del resto? Sencillo. No soy muy persistente que digamos.

Mi falta de compromiso con algunas cosas es grande, y entre ellas están las relaciones amorosas, por eso admiro a las personas con tatuajes, yo sería incapaz de comprometerme con algo así por lo que me resta de vida.

Cada que me llamaba la atención alguien, rápidamente mataba esa magia alejandome de esa persona, así ni me daba tiempo de hacerme un rato ilusiones.

Y se preguntaran ¿por qué tanto parloteo? Bueno...

-"¡Estoy en problemas!"

Y es que lo primero que hice cuando salimos de aquella cafetería ya no fue buscar otra, sino fue aventar a Shizuru en su casa y lo digo de forma muy literal, porque la bajé de la moto casi a patadas y escapé cómo alma que lleva el diablo para hablar con Youko.

-"Mhmm... ¿Y ahora que hiciste?"

¿Qué sí estoy asustada? Claro que si, no todos los días sucede lo que me acaba de suceder.

Slipping Away. (ShizNat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora