All my demons.

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...

Una de las cosas que mas he odiado, es la mentira. Sin importar el propósito siempre he repudiado los engaños. Por algún momento pensé que yo estaba libre de eso, qué como lo odiaba jamás me atrevería mentirle a alguien que quiero.

Supongo que mi mayor mentira fue engañarme a mi misma, porqué yo soy la más grande mentirosa.

Mi mundo ha cambiado, me he quitado la venda de mis ojos, pero aún no me siento preparada para afrontar está nueva realidad.

Toda mi vida intenté hacer lo correcto.

Lo justo.

Lo que decían que era lo mejor para mí. Ser la mejor.

La número uno.

Todo esté tiempo pensé que eso era lo que importaba, porque mis padres siempre decían que tenia que convertirme en la mejor en todo, ser la chica perfecta y el ejemplo ideal de una señorita de bueno valores y costumbres.

Por mucho tiempo me esforcé al máximo y di lo mejor de mí, hasta que descubrí que papá fue el monstruo que engaño a la persona que según más ha amado en la vida.

Supongo que pensó que jamás nadie le descubriría, por que mientras el fingía trabajar interminables horas, horas en las que llegaba tarde a casa o en las que decía que tenia viajes de negocio. Él en realidad llevaba otra vida, era otra persona. En la oscuridad y en la privacidad de su guarida se dedicaba a engañar a mi madre.

Sin piedad.

Sin problemas.

Sin remordimiento.

No, un mentiroso jamás se detiene a pensar en el posible daño que se le está haciendo a los demás.

Porqué mientras su amor le esperaba, él la estaba engañando.

Imagínate al hombre que siempre se la pasa pregonando sus buenos valores y su esfuerzo y dedicación en el trabajo o con su familia, allí suplicandote que le guardes el secreto. Berreando para que guardes silencio y no le digas a tu madre de que se revuelca con la secretaria que parece como diez años menor.

Ahora imagínate a ese hipócrita desayunando todas las mañanas con una sonrisa mientras le sostiene la mano a tu madre como si nunca hubiera pasado nada.

Recordarlo me hace preguntar.

¿Quién será más cobarde y pusilánime, Él o yo?

Él, que me rogó callar cuando lo encaré, o yo que permanezco en silencio.

Cuando veo a mamá arreglando las flores de su jardín, veo a la mujer que sacrifico sus sueños para mantener a está familia a flote y de inmediato las ganas de llorar permanece cuando ella me dirige una mirada de cariño y yo le pago con una puñalada directo a su corazón por culpa de mi silencio.

¿En qué clase de persona me convertí? Suelo preguntarme últimamente.

Guardar silencio de las atrocidades que le hace mi padre, es como si aceptará el engaño.

Ahora lo único que cruza por mi cabeza es:

¿Cómo fue que llegue a éste punto?

Con la nariz lastimada, el cuerpo a dolorido y odiada por todos.

Recuerdo que cuando Mai cruzo la cafetería, todos permanecieron en silencio.

Ella lloraba y me miraba como yo he mirado a mi padre esta semana.

La tristeza. La decepción. La confusión. El miedo. La humillación.

Todo eso reflejaba la mirada de la chica a la que por años había llamado amiga.

Natsuki fue la única que se atrevió a romper ese mutismo cuando se acercó rápidamente a Mai y sin importar si también se manchaba le abrazo inmediatamente tratando de protegerla como hace unos segundos intentaba protegerme de la rabia de Shiho. La protegía como si sus vidas dependiera de ello porqué en unas milésimas de segundos, todos las personas que nos rodeaban habían empezado a reírse del aspecto de Mai.

Estaba asombrada, asustada, tenia miedo y juro que quise acercarme a mi amiga para ayudarla y protegerla, pero me congele en mi lugar, y solo permanecí como una espectadora más, un miembro más del publico.

Porque lo pude ver.

Lo pude entender.

Entendí el reclamo de Shiho. Entendí las palabras de Mai. Entendí la mirada que me dio Natsuki.

Todos me habían culpando.

De un momento a otro me había convertido en un gran insecto, sin valor, ni significado. Aquel insecto que necesita ser aplastado para eliminar la plaga.

Pensé que todo estaba terminado cuando Yamada me explico la gravedad del asunto... Hasta que mis ojos observaron la figura de Natsuki.

Ella pedía explicaciones y yo las quería dar, pero no sabia como, en algún punto sentí que en realidad merecía ser juzgada como lo estaba siendo.

Algo dentro de mi deseaba no ser perdonada, pero cuando vi a Natsuki derrumbarse frente a mis ojos, no pude hacer otra cosa más que suplicar que ella creyera en mí.

Quería dejar de sentirme sucia antes sus ojos.

Y cuando Natsuki creyó en mí y me dijo:

-"Te quiero"

Sentí que mi corazón explotaría de un sentimiento extraño y difícil de explicar con palabras, fue emocionante y cálido como sus brazos en mí...

Luego recordé mi propia mentira, mi pequeño engaño y supe que tenia que contarle la verdad.

¿Y esto desde cuando empezó?

Cuestiono.

-"desde que te tire de mi bebida en la cara"

-"Así que todo este tiempo estuvieron viéndome la cara"

-"Natsuki, deja te lo explico"

-"¿De quién fue la idea?"

Pregunta ella en voz baja sin mirarme.

-"No fue algo que hayamos planeado... Fue cosa del momento"

Intentaba hacerme entender, pero no encontraba la forma correcta de hacerlo.

-"¿Pensabas decírmelo?"

-"Todo este tiempo quise decirte la verdad solo que no encontraba la forma de hacerlo. Todo fue muy rápido y al final pensé que no importaba porque te tenia cerca"

Natsuki se desliza lejos de mí y se ubica nuevamente en el ventanal, la veo dejarse caer en un sillón lo más lejos de mí, mientras medita lo que le he dicho.

No me ve, no dice nada y permanecemos así hasta que escuchamos la puerta abrirse dejándonos ver a Mai, parada mirando a Natsuki.

Una de las cosas que más odio de decir mentiras... Siempre será el sentimientos de traición que queda después de ello, la sensación de suciedad y de no ser digna nunca jamás para ser perdonada

...

Canción All my demons - AURORA

Slipping Away. (ShizNat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora