Kathryn
-¿Quieren darse prisa? Tomen lo que se vea útil y vámonos ya.-
-Tranquila, no llevamos ni 2 minutos de búsqueda.-
-No interesa, sólo apúrense.-
Sabía que Cordelia tenía razón y que debíamos revisar con cuidado de no perder ninguna posible herramienta pero estar aquí dentro no me gustaba, en lo absoluto, además era una maldita guardería ¿qué encontraríamos aquí que pudiera servirnos? Iba a decirles que ya era hora de irnos pues seguramente encontraríamos mejores lugares que aquel. El sonido de esas cosas acercándose sumado a la enorme incomodidad que sentía por estar rodeada de juguetes coloridos y estúpidas cunas ya me estaba produciendo jaqueca, o podría haberlo hecho si en realidad me fuera posible enfermarme. Entonces Zoe entró casi a la carrera haciéndonos señas de que la siguiéramos.
Nos llevó a la parte delantera del lugar, nos habíamos escabullido por la puerta trasera ya que era la zona más despejada de engendros. La escena que transcurría frente a nuestros ojos no era nada novedoso, ya no, sólo un grupo de idiotas que seguramente había hecho más ruido del debido y que ahora se encontraba rodeado de podridos. Un chino, una chica de cabello castaño , otra chica pero rubia y un tipo bastante sexy, lástima, con ballesta. Seguramente terminarían todos muertos, lo dije antes, nada nuevo.
-Hay que ayudarlos.-
Miré a Cordelia con incredulidad, no podía creer que estuviera hablando en serio.
-Por supuesto que no, nosotras vamos a irnos ahora y eso es todo.-
-Pero... Si nos vamos...-
Volvió su mirada al pequeño grupo que luchaba, ¿por qué no decirlo?, valientemente pero sin ninguna esperanza. Cada vez era mayor el número de podridos y ellos ya no tenían balas. Se defendían con cuchillos y algunas flechas que aún le quedaban al tipo sexy. Era obvio que eran fuertes y decididos pero, para su mala suerte, ellos eran más, muchos más.
-Los matarán.-
Los ojos de Cordelia estaban llenos de tristeza, ¿por qué debía ser tan sensiblera? Zoe también se veía afligida pero sabía que ella entendía que no podíamos ir por ahí cual hermanas de la caridad salvando a todos. En realidad, en esta porquería de mundo no se podía salvar a nadie porque eso implicaba poner tu propia vida más en dirección al infierno que a la Tierra y los únicos por los que merecía la pena hacer algo así era la familia. Desgraciadamente para esos chicos, Cordelia y Zoe eran toda la familia que me quedaba. Tomé a Cordelia delicadamente de los hombros y la vi directo a los ojos.
-Lo sé. Así son las cosas, termina de entenderlo de una vez.-
Lo que pasara con ellos no era nuestro problema. La solté, di media vuelta y me dispuse a marcharme mientras Zoe me seguía de cerca y Cordelia se obligaba a sí misma a hacer lo mismo, fue cuando lo escuché.
-Dixon, maldita sea, usa tu cuchillo. Tardas demasiado en cargar esa mierda, sólo apuñálalos y ya.-
¿Dixon? Me paré en seco. Era imposible, no, no había forma de que fuera él con quien me topara justo en estas circunstancias. Había una sola forma de estar segura. Entré a su mente y supe todo lo que necesitaba saber. Era él, Daryl Dixon, el hermano del hombre al que más le debía, la única persona a quien jamás acabaría de pagarle todo lo que había hecho por mí. Al parecer era su día de suerte porque no había forma en que pudiera dejarlo morir. Sonreí mordazmente ante la ironía.
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The walking dead: Coven.
FanfictionSoy Kathryn Grimes, líder de un aquelarre, una superviviente de este maldito apocalipsis, hermana del sheriff y mejor amiga del más imbécil de los hermanos Dixon. Ah y se me olvidaba, también soy La Suprema. Disclaimer: Tanto los personajes como las...