The walking dead: Coven.

Capítulo 10: Tan cerca y tan lejos

Kathryn

  —Puedo sola, muchas gracias.

Empujé a Daryl a un lado, con un poco más de fuerza de la debida, para que me dejara entrar sola a la prisión. Después de lo que me contó sobre Merle, todo se fue al demonio. No pude hacer más que pensar en lo que había tenido que pasar mi mejor amigo y en lo que haría para poder encontrarlo. No fue difícil convencer a Daryl de regresar pues por la manera en que me puse él creyó que me había enfermado, sobretodo porque dormí más de la mitad de camino de regreso, más de una vez sentí su mano sobre mi frente, asegurándose de que no tuviera fiebre, insistió en que apenas llegáramos debía ver a Hershel. Debo admitir que verlo tan preocupado por mí me hizo sentir demasiado bien pero eso no logró quitarme de la cabeza a su hermano mayor.

  —Sé que sí pero más vale prevenir.

Y sin poder evitarlo, de pronto me tenía atrapada entre sus brazos y con mis pies en el aire, no recordaba la última vez que alguien me cargó como si fuera una damisela en peligro, tal vez porque nunca nadie lo había hecho. La única persona que me cargó en el pasado para evitar que me pasara algo fue Merle pero su estilo de llevarme era más parecido a cargar un costal de papas que a una princesa. Mi primer instinto fue huir pero me sentía tan dolida y desesperada, ahora que sabía que estaba vivo, tenía que buscar a Merle y asegurarme que estuviera bien, que terminé por acomodarme contra el pecho de Daryl, cerré los ojos y sólo me dediqué a calmar mi corazón desbocado con los rítmicos latidos del suyo.

Escuché murmullos y pasos corriendo hacia nosotros, las voces lejanas de Rick y los demás preguntando si estaba herida, manos queriendo tocarme y asegurarse de que estaba bien y me descubrí a mí misma apretándome más fuerte contra Daryl, quien explicaba a grandes rasgos la situación,   para no ver a nadie más, para fingir que sólo éramos él y yo y que el mundo no seguía girando mientras me tenía a salvo entre sus brazos. Lo más asombroso fue que también pude sentir cómo los músculos de su cuerpo me jalaban contra él, cómo trataban de alejarme de los demás, cómo sólo buscaban protegerme. Por eso el cambio fue tan cruel y shockeante, en un segundo pasé de sentirme segura y protegida, gracias a Daryl, a sentirme vacía y triste sobre una cama de la prisión. Y no me quedó más que abrir los ojos.

—¿Cómo te sientes?

Esa no era la voz que quería escuchar, no era el rostro que quería ver y, mucho menos, era la persona que me hubiera gustado encontrar.

—Sólo un poco cansada.

—Daryl dice que tuviste vómito y que dormiste durante el camino de vuelta. ¿Algún otro síntoma del que debamos preocuparnos?

Al igual que Daryl, posó sus manos en mi frente para tantear mi temperatura pero ni en broma me provocó la misma calidez que él.

  —No, sólo es el cansancio, no he dormido ni comido muy bien últimamente. Ya sabes, me la vivo de cacería o buscando provisiones. 

Traté de darle una sonrisa tranquilizadora, vi la duda en sus ojos.

  —Hershel, te prometo que es sólo eso. Descansaré y comeré bien, no volverá a pasar.

Suspiró y me miró como siempre, con comprensión y afecto. En este corto tiempo había aprendido a conocer a todos los de la prisión y, salvo por Rick, realmente todos se habían ganado mi cariño, en especial Hershel que siempre tenía palabras de aliento y sabios consejos para dar. A veces miraba a Beth y a Maggie y pensaba en lo diferente que hubiera sido mi vida, lo diferente que hubiera sido yo, si hubiera tenido un padre como el de ellas.

—De acuerdo, confío en ti.

Me dio una de las paletas de caramelo que guardaba para Carl y para Beth y me sonrió, sentí una gran punzada en el corazón, "confío en ti" no es una frase que me digan con frecuencia y, en este caso, no estaba segura de merecerla, le escondía un gran secreto a él y a todos los demás. Miré alrededor y noté que algo no estaba bien.