Capítulo III : Sorpresas.

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Los días siguientes fueron más agradables porque nos veíamos sin su novia, íbamos a la playa de Santa Monica, salíamos a tomar helado, conversábamos de la vida y ese tipo de cosas que hacen los amigos.

––– O –––

Había pasado un mes y de pronto, a las 12 de la noche recibí una llamada de Luck. Estaba llorando y se veía muy mal, yo me asusté porque pensé que le había ocurrido un accidente o algo. Entre gemidos y pausas me contó que había terminado con Ingrid, al parecer la muy perra se había metido con otros hombres. Si."OTROS", ni siquiera uno. Me dijo que estaba en las bancas de la plaza porque no quería que sus padres lo vieran así. Rápidamente y sin dudar lo fui a ver. 
Me sentía mal y bien, mal por tener que verlo así de demacrado y triste por la situación, y bien porque eso decía que Luck tenía la suficiente confianza en mi como para ser el primero a quien acudir, aparte de pensar en una leve oportunidad de estar con él.

Estuvimos un par de horas hablando hasta que se tranquilizó, fue mi primera vez consolando a alguien, es muy difícil pero en cierto modo logré que confiara algunos leves secretos en mí. Lo que mí hacía sentirme en las nubes. Y luego de que caminaramos unas cuadras  lo dejé en la puerta de su casa y me despedí.



-Thom... antes que te vayas.- dijo limpiándose la cara.- Yo te debo algo y ahora te lo pagaré. ¿Quieres venir mañana a almorzar conmigo?

-Claro.- dije sonriéndole. esto me daba una oportunidad de conocerlo más a fondo todavía.

-Genial. A la 1 en mi casa.

-Sin falta.-le dije.

––– O –––

Al otro día me bañé y perfumé para almorzar con él, era lo más cercano a una cita que tenía, aunque para el solo fuera una comida con un amigo.

Cuando llegué, para mi sorpresa me abrió la puerta sin camisa... ¡Dios! Que buen recibimiento. 

-Adelante... Estoy cocinando y hace mucho calor.- dijo excusándose, ¡quedate todo el día sin ella!.

-¿Cocinas?

-Si. ¿Por qué crees que te invité a comer?

-Pensé que comprarías algo o que tu madre habría cocinado algo.

-Pues no. Estas manitos te harán la comida.- me dieron ganas de chuparle cada uno de sus dedos cuándo me mostró su mano.

Entré y me senté en el sofá. La casa la habían decorado muy bien, y desde el living pude ver su habitación. Me sorprendí cuando vi una repisa con la colección de libros de Harry Potter, eso le daba un enorme plus. Me martirizaba por dentro por solo tener que verlo como amigo. "Es tu amigo... Es tu amigo" me repetía. Miré para otra parte y lo vi ahí... con el sartén en la mano, sin camisa, con ese pequeño pero redondo culo. ¡A la verga la amistad! Era imposible no rendirse ante él. O sea, COCINABA, le gustaba HARRY POTTER... ese hombre estaba en peligro de extinción.

La comida le había quedado deliciosa, me había conquistado sin quererlo. Inicié una conversación respecto de los libros y logré animarlo más. No nos dimos cuenta cuándo ya eran las 5 de la tarde y sus padres llegaron. Había sido un lindo momento en los que me quedaba pegado en sus ojos mientras hablaba. Él me sonreía mostrándome sus lindos dientes y de pronto miró bruscamente hacia otro lado y sacudió su cabeza. Me dejó intrigado, luego llegaron sus padres y me fui. 

A los días después me vino a buscar y fuimos al río. Nos sentamos en la misma piedra que solíamos hacerlo y comenzó a hablarme.

-Me he sentido raro últimamente.

-¿Enfermo?

-No precisamente.

-Debe ser por lo de Ingrid.

-No lo creo. Es... es algo más.

-Bueno... quizás debe ser otra cosa- dije tratando de sonar despreocupado, pero por dentro los nervios y la intriga de lo que podía ser me mataba.

-es que n-no  me es fácil d-decirlo- dijo extremadamente nervioso.

-no importa solo explayate, sabes que en mí puedes conf... - el me detuvo.

Solo vi una mancha blanca borrosa acercándose a mí y luego sentí unos labios suaves junto a los míos....

Continuará...

Un Amor De Verdad [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora