Capítulo XII: Sin Tabú

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Capítulo con contenido XXX....

Manteniendo esa mirada que me tenía hipnotizado, se me acercó y mordió mi labio. Lo estiró con gula sin despegar sus ojos de los míos y luego lo soltó delicadamente. Sonrió enseñándome sus grandes incisivos que me encantaban. No podía más. Me lancé sobre él y caímos al suelo. Sus manos se fueron a mi cintura mientras yo lo devoraba a besos. No quería perder tiempo, necesitaba estar unido a él pronto o explotaría. Le quité su ropa dejándolo desnudo de la cintura para arriba y el hizo lo mismo conmigo. 

Me encantaba lamer su suave abdomen y recostarme en su pecho mientras escuchaba el loco latir de su corazón. Su pecho era tan fuerte y contenedor que me hacía sentir seguro y a salvo en él. Se comenzó a sacar el cinturón a la vez que yo empezaba a sacarme los pantalones. La ropa volaba por el aire, estábamos envueltos en una pasión desenfrenada y ninguna fuerza en el universo nos iba a detener. Nuestros cuerpos desnudos se frotaban mientras nos besábamos, nuestros vellos púbicos se acariciaban y nuestros penes chocaban en una curiosa batalla de esgrima. 

Se levantó y arrastras me llevó a la habitación, me lanzó a la cama y comenzó a comerme la verga. Cada vez se iba perfeccionando más en el sexo oral, jugaba con mis testículos y con mi prepucio, succionaba mi glande ruidosamente causándome placenteras sensaciones. Me miraba y sonreía con sus ojos, feliz de entregarme esas caricias. 

Lo empujé para que ahora él se acostara y me lancé sobre él en posición 69. Comenzó a devorarme el pene al mismo tiempo en que yo me introducía sus 19 centímetros. En esa posición podía aprovechar la curvatura hacia arriba que tenía su verga, para que se amoldara a la desviación de mi garganta por lo que intenté tragármela hasta el fondo. Su gordo glande me complicaba pero tomando aire e impulso, comencé a hundirla. Luck paró de chupármela, pero la dejó en su boca, y se concentró en el trabajo que yo le estaba realizando. Sentía que su glande hacía una enorme presión en mi garganta, lo cual a Luck seguramente le causaba un placer fantabuloso. Faltaban menos de cinco centímetros para tenerla completa y sentía que me iba a explotar la tráquea. Lucm introdujo su dedo en mi cueva y eso produjo un mar de sensaciones que me motivaron a dar el golpe final y por fin tragármela completa. 

Luck gimió como un macho en celo cuando mi nariz hizo contacto con sus testículos. Movía su dedo desesperadamente en mi culo y yo me retorcía de placer. Me saqué su verga y esta estaba completamente húmeda y bañada en mi saliva. Me iba a poner en posición para que me siguiera dilatando y me follara, pero él me detuvo.

-Creo...- comenzó a decir incorporándose.- Creo que es tiempo de que tú me dilates a mí. 

-¿De verdad?- estaba sorprendido y emocionado.-

-Sí. Hace tiempo que tenía la curiosidad y bueno... como tú dices, hay que probar de todo en la vida. Además sé que a ti te gustaría mucho.

Sin esperar respuesta se arrodilló en la cama y apoyó su pecho en las sabanas, dejando su perfecto culo totalmente a mi servicio. Era un monumento de culo, quizás no era uno tan grande, pero era redondo y firme. Por un momento me sentí hasta pederasta, porque su culito blanco y suave, se parecía al de los bebés. Luego recordé que ya rondaba los 20 años y solo disfruté. Su pequeño y rosado ano, estaba muy oculto a la vista, escondido entre esas dos colinas de musculo. Él separó sus nalgas y lo dejó a la vista, listo para comenzar a degustarlo. 

Casi me corro cuando lo vi en esa posición. Su hermoso cuerpo estaba pidiéndome a gritos que me lo follara, sus dulces ojos me miraban suplicantes y yo temblaba de la emoción. No quise demorarlo más y me lancé con hambre a lamer ese arrugado orifico. El sabor de su piel era embriagador, con un ligero toque salado que me hacía salivar a litros. Su ano estaba muy apretado y era imposible poder atravesarlo con la lengua, por lo que comencé la excursión con el dedo medio. Me calentaba mucho la situación, mi dedo entraba lenta y firmemente, hasta que pronto mi nudillo chocó contra su piel. Su interior estaba caliente y estrecho, me apretaba el dedo deliciosamente y con cada contracción sentía que me lo iba a cortar.

Un Amor De Verdad [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora