4.- Aunque el ladrón se vista de seda...

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Desperté asfixiada por los gases de las brujas, amarrada a una silla, miro al frente y veo como las tres, mezclaban en doce calderos, varias especias y plantas, diferentes tipos de sangre y pieles, miembros de animales y al parecer, humanos. Nunca debí haber dudado de mis instintos, nunca me han fallado y estas brujas esconden un misterio que espero averiguar antes que esté muerta.

-Mira Ahisa, la chica despertó – dijo la bruja más alta, a una que parecía ser la líder de este trio maldito.

- ¡Hey!... intenta no meter ruido, tu compañero de silla aún duerme y no quiero interrupciones – se dirigió hacia mí la bruja a la que llamaban Ahisa. Mientras la más gorda y baja, se reía a carcajadas mirando mi estado de captura.

-¿Compañero? – dije en mi mente, mientras giraba la cabeza a mi lado izquierdo.

Quien más que nuestro querido ladrón David, que recostado en mi hombro, le caía la baba por la boca mojando todo mi abrigo. Miro hacia arriba y me pregunto con la esperanza de que alguien en el cielo, tapado por el techo de esta casa de anatemas, me respondiera ¿Por qué a mí? ¿Por qué tenía que soportar a este imbécil una y otra vez en mi vida? Recuerdo tan bien esa última vez que nos vimos, hace dos años, lo que hace que me escalde más la sangre, si en ese momento habría actuado diferente, tal vez podría haberme salvado de la lacra mortífera de este hombre. El amor, es la magia más oscura de todas las tierras conocidas por el hombre.

-¿Qué haces acá? – le dije a David mientras recogía del suelo a Marie con ayuda de su hija.

-¿En serio no te alegras de verme? – su voz me apestaba tanto que lo único que quería es que este día de mierda acabara pronto.

Examine exhaustivamente a cada una, para ver si en la batalla alguien se había lesionado. Las heridas eran leves, solo algunos rasguños en Elly y Dorothy, pero Marie tenía un cansancio extremo por el agotamiento al ocupar tanto poder mágico, se podía asemejar, a no comer ni beber nada por tres días, o sea en un colapso corporal. A diferencia de las magas, las brujas necesitan de muchos elementos para poder lanzar hechizos, ya que su poder mágico al no tener un lazo sanguíneo, es infinitamente más débil, por eso es necesario apoyarse de pergaminos, palabras rúnicas, artilugios de poder o en algunos casos de pociones para poder efectuar hechizos, aun así el agotamiento nos imposibilita a tener largos enfrentamientos. Generalmente los brujos y brujas utilizan armas como pistolas y espadas, para maximizar sus posibilidades de acabar el enfrentamiento rápidamente, así como lo hace el descerebrado de David.

El camino de vuelta a mi cabaña, fue acompañado de la dulce voz de cuatrero, siempre de buena gente con las mujeres. Debo admitir que era un tipo muy bien cuidado, con excelente estado físico, alto y con un don en la labia, que lo hacía casi irresistible para cualquier mujer, aunque en el fondo era igual que todos, una mierda de persona, un mentiroso, embaucador, ladrón, egocéntrico y mentiroso, si dos veces, para que quede claro qué clase de persona es.

-Y bueno, yo solo venia en busca de lo mismo que ustedes, algunas hiervas poderosas, para fortalecer mis armas y pociones – lo primero que debemos saber, es que David no está ni cerca de ser un alquimista o pocionista – cuando escuche los estruendos corrí a toda velocidad a ver lo que sucedía, vi a la bestia y sin pensarlo subí al árbol más alto y salte sobre ella – decía mientras se subía a una roca del camino y saltaba sobre las brujas, un buen mentiroso, siempre es un buen actor – ahí fue cuando saque a Filo Infinito – es tan egocéntrico que hasta su espada tiene nombre – y la clave justo en medio de los ojos, la parte más débil del cráneo, que con magia de combate logre enterrar hasta atravesarle el cerebro.

-Eso es increíble – dijo Elly totalmente fascinada por la proeza del cleptómano.

En general las chicas estaban impresionadas por David, las brujas somos mujeres muy solitarias, homónimamente como los brujos, pero es obvio que no dejamos de ser parte del sexo femenino, de sentir atracción y gusto por el contrario. David era de esas personas que tiene mucho arrastre con las mujeres, a tal nivel que hasta la pequeña Dorothy le parecía atractivo.

-¿Y tú tienes novia? – dijo interrumpiendo las historias del ego de David.

-Hija por Merlín, esas cosas no se preguntan... pero ya que esta la duda, ¿podrías responder? – se sumó Marie a las consultas curiosas de su hija, al parecer era lo que todas querían preguntar.

-Siendo sincero, no tengo novia, pero debo decir que mi corazón fue robado hace mucho tiempo – decía colocándose la mano en el corazón y agachando la cabeza, para sumarle más melodrama – le pertenece a una bruja, tal vez ustedes la conozcan, se llama Sarah.

Las brujas me quedaron mirando por unos segundos y comenzaron a opinar, como si yo no existiera en ese plano de la realidad.

-Es lo más romántico que he escuchado – dijo Dorothy con alegría.

-Sarah tienes mucha suerte de que tu enamorado sea también tu héroe – reía mientras se acercaba a mí y me daba unos piñizcos.

-Siendo sincera también, no sé realmente que le ves a esta bruja, tú te mereces algo mucho mejor – añadió Elly, que obviamente sentía una envidia y decepción terrible al escuchar las afirmaciones del amor de David.

-Yo creo que hacen una hermosa pareja – refutó sonriente Dorothy.

-No sabes sobre lo que es tener una pareja – dijo con rabia Elly a la pequeña – no deberías opinar de temas de adultos.

-Cálmate un poco Elly, ya te lo repetí antes, no le hables así a mi hija – con voz fuerte contestó.

-Chicas, ya basta – le dije mientras les cortaba el camino – Elly tiene razón, pero no del todo, este pelafustán meceré otra cosa, una patada en los huevos por ejemplo. A lo que voy es que quiero aclarar que no tengo ningún interés en David y aquí acaba el tema.

-Bueno y como iba diciendo, hace algunos años tuve la oportunidad de cruzar el mar en un hermoso barco imperial... – cambio rápidamente el tema, en general cuando lo rechazaba con descaro, hacía oídos sordos y seguía hablando de sí mismo.

Al llegar a la cabaña, el día caía y el cielo se tornaba de un rojo intenso, abrí la puerta y las chicas entraron, cuando todo campante caminaba en la misma dirección David, le cerré la puerta en la cara.

-¿Sarah? Por favor, salve tu vida, mínimo déjame quedarme esta noche – le deje en la puerta entreabierta – gracias mi amor.

- Hoy ha sido un día muy difícil, creo que lo mejor es que todas vayamos a descansar – sus cuartos ya están listos – me pronunciaba a todas, mientras David silenciosamente como su naturaleza de rata lo alaba, entraba para no llamar mucho mi atención.

-Tengo una pregunta jefa – preguntaba David, todas las chicas lo miraron con cara de ternura – ¿dónde dormiré yo? No me molestaría si es en tu cuarto – las chicas rieron, yo me enfurecí.

-Duerme en el sillón princesa – burlona le indique su lugar de cuna por esta noche, un viejo sillón de mimbre, que era más duro que la misma piedra.

-No me culpes por intentarlo – responde mientras se acomoda en el viejo sillón.

Las demás brujas y yo, nos retiramos a nuestros cuartos.

En medio de la noche logre sentir como la madera crujía, como era de costumbre, pero los pasos sumados, me parecieron irregulares, el cansancio extremo después de un día con riesgo de muerte, me aprisionaba en mi cama bajo la pereza de levantarme a ver que sucedía, tal vez era el guarro de David, tratando de colarse en la cama de Elly. Yo solo quería dormir.

-¿Cómo han dormido chicas? – le dije a Dorothy y a Marie, al ver que todas habíamos despertado temprano, preparábamos el desayuno después de una larga noche de sueño.

-Sarah, David se ha ido, no estaba cuando lo fuimos a despertar – dijo preocupada la pequeña Dorothy.

-Es típico de él, siempre aparece y se va cuando se le da la gana – sin inquietudes intentaba calmar a las brujas, mientras cocinaba unos huevos de codornia fritos – ¿y donde esta Elly? ¿Aún no se ha levantado?

-Dorothy, ve a despertar a tu tía Elly – le decía su madre mientras se tomaba un café.

La niña corrió escaleras arriba a buscar a la bruja, al poco rato, bajo preocupada.

-Mamá algo le pasa a tía Elly – dijo augurando un mal episodio.

Efectivamente Elly estaba pereciendo, apenas podía moverse y lo poco que pudo decir, fue suficiente para saber lo que estaba pasando. La esfera de los destinos, nuevamente caminaba a mi lado en la misma vera.

Sarah, Ladrona de Hechizos: La esfera de los destinos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora