6.- Un secreto

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La bruja más delgada y alta amarro nuestros brazos, nos echaron en una carreta antigua con un caballo negro por delante y sobre mí al estúpido de David, que aún no despertaba, podrían pensar que esta envuelto en algún hechizo, pero él es así, tiene un sueño profundo como el de un oso invernando.

-¿Cuándo podremos comernos a nuestros invitados? – dijo Clotona, mientras yo extrañada escucho la conversación desde la parte de atrás de la carreta.

-Debes ser paciente, aún los necesitamos para el ritual – intentaba descifrar mediante sus conversaciones de que ritual hablaban y así poder estar preparada para defenderme apenas tuviera la posibilidad. Aunque no me quedaría campante.

Los rituales son ceremonias para adorar a espíritus, Dioses malditos, antiguos descendientes y espectros malignos, casi siempre dando una ofrenda para satisfacer la necesidad de este ente y recibiendo algo a cambio gracias a esto. Hay espíritus tan poderosos que pueden conceder la vida eterna, poderes sobrenaturales y grandes riquezas. Lo más probable es que las brujas planeen pedir algo a cambio, por sacrificar a dos brujos, si es así, deben pedir algo muy turbio.

-¿Mamá? ¡Mamá! – gimió David – ¿estás ahí? Quiero mi leche mamá. No le preste mucha atención a los sueños familiares de David.

-Drachen geist aufruf doka – conjure y desde la mi boca, salió un espeso fuego azul que al instante se materializo en un pequeño dragón del mismo color.

El Dragón Azul es el emblema de mi familia, los Trixkor, una reliquia que nos auguraba como descendientes legítimos de la creación del Sabio Dragón, como contaba Elly en su leyenda. Muchas familias de los descendientes del primer imperio del hombre, portan en su alma los espíritus guardianes que los ayudaran siempre que puedan, el dragón azul, en concreto era un pequeño lagarto estirado que mide unos 30 centímetros, pero a diferencia de otros hálitos, tiene una característica muy poco común.

-¿Qué es lo que quieres ahora niña fea? – sí, habla.

-Shhh, que te calles, no vez que estoy amarrada – le dije susurrando en voz baja, pero muy enojada.

-Ya era hora que alguien te tocara, eres una eterna solterona – me decía mientras se rascaba las orejas largas y caídas, con sus filosas garras

-Solo corta la soga – le dije, él se acercó rápido con sus pequeñas patas.

-No puedo cortarlas con mis garras – sus uñas largas, solo atravesaban la soga, sin poder tocarla, un encantamiento la hacía casi irrompible – espera un momento fea – cerro los ojos y con cuidado comenzó a escupir fuego azul de boca, quemando poco a poco la soga. Pero de repente, la carreta freno y las uñas por el movimiento, llegaron justo al pecho de David.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAH – grito el ladrón y al saltar del dolor la bestia salió volando por los aires.

-¡Cállense ahí atrás! – reclamaron las brujas.

-Cállate estúpido – me le sume, pegándole en la cabeza a David, al menos ya era libre de la soga encantada.

-Tranquilidad, es normal gritar si te entierras las garras de un Dragón ancestral – refutó.

Lo agarre del cuello y lo puse contra el sueño.

-Mira maldito hijo de perra, quiero que me entregues la esfera ahora mismo y me expliques porque mierda estas con estas brujas ¿Qué pretendes ahora? ¿Llevarme al infierno contigo? Pues no esta vez no... - una lágrima corre por mi cara – No quiero que me hagas sufrir otra vez.

Un nudo se me hacía en la garganta cada vez que pensaba en todo lo que tenía que pasar por las irresponsabilidades y sandeces de este imbécil.

-Sarah... Si, te debo muchas explicaciones – susurró – tengo un secreto.

Sarah, Ladrona de Hechizos: La esfera de los destinos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora