Me levanté esperando que todo lo que había pasado en la fiesta hubiese sido una terrible pesadilla. Error. No era ningún sueño horriblemente malo, y lo peor de todo es que esa pesadilla solo acababa de comenzar.
Todavía no lograba entender que bicho le había picado a Mireya para que se comportase de ese modo.
Yo no me solía enfadar con Mireya, es verdad que discutíamos de vez en cuando, pero lo arreglábamos a instante. Solo que esta vez era diferente, esta vez no era una tontería por lo que habíamos discutido, sino que había sido un cara a cara donde mi mejor amiga dejó de serlo para convertirse en una persona absolutamente desconocida para mi que lo único que hacia era gritarme.
No había vuelto ha hablar con ella desde la fiesta, no me había llamado ni yo a ella, lo que ponía aun mas tensa la cuerda que nos estaba empezando a separar.
- ¿Que tal estas?
- Hecha un lío, no entiendo nada
- ¿Has vuelto a hablar con ella?
- No y sinceramente no me apetece hacerlo
- Vero... sois amigas
- Eso pensaba yo, pero ayer no se comportó como tal
Si, quizás me estuviese comportando como una niña, pero no había sido yo la que la había gritado, no había sido yo la que la había acusado. ¿Entonces por qué tenia que ir yo a hablar con ella? ¿Por que no venia a disculparse?
- Tienes que comprender que estaba borracha
- ¿De verdad eso es una disculpa? Porque yo creo no lo es, por mucho que hubiese bebido dijo cosas que no debería haber dicho, y si las dijo es porque las pensaba de ese modo.
- Yo creo que hoy se tiene que estar sintiendo fatal.
- Pues que lo haga. Xabi, se metió con todo el mundo que la intentaba ayudar. ¡Con todo el mundo! Adrián, Dani, Tom todos querían ayudarla y como se lo pagó ella... gritándoles. Claro que tenemos que quitar el espectáculo que montamos ella y yo. De todas formas si se estuviese sintiendo tan mal vendría a pedir disculpas.
- Solo digo que sois amigas desde siempre y que no dejéis de serlo por ser un par de orgullosas que no quieren disculparse.
- Yo no hice nada, ella me atacó primero sin yo decirla ni mu. Ese es el punto, es una orgullosa cabezota que nunca da su brazo a torcer, siempre tengo que dar yo el primer paso para hablarla y sinceramente estoy cansada de que ella sea así.
- Se que Mireya es difícil, pero no tires vuestra amistad a la basura por una borrachera.
- Necesito tiempo para asimilar todo esto, pero de todas formas gracias por llevar a Mireya a casa.
- Piensa en lo que te he dicho
- Lo haré. Adiós.
Colgué el teléfono sin darle tiempo a que dijera algo mas.
No quería pensar ahora en lo que había pasado con Mireya en ese momento, todavía quedaba un día mas hasta que la tuviese que ver, entonces y solo entonces pensaría que hacer con ella.
Para mi suerte o mi desgracia Tom me llamó poco después de que Xabi y yo dejásemos de hablar.
- ¿Te apetece quedar?
- Por favor, sácame de aquí - le pedí
- ¿Te parece bien que aparezca por tu casa en media hora?
- Me parece perfecto
- Pues nos vemos en un rato
- Adiós
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La decisión del corazón
Novela JuvenilSegunda parte de Diario de una indecisa: Después de un verano algo movidito Vero tiene que volver al instituto, solo que este año será diferente, este año estará Xabi, quien le hará dudar de todo lo que pensaba que sentía. Este año su corazón decidi...