Considerando lo inevitable y sorpresivo que es el destino, hay cosas que solo pasan. No hay planeación, no hay explicación. Todo pasa por algo, tiene un por qué, son las pequeñas trampas y acertijos que nos plantea. Cada cosa desencadena a la otra y es así como nos mantenemos en movimiento
La ví despertarse ante mí, y sin pronunciar ni una palabra, se sentó sin perder mi mirada de encima. Me perdí en sus ojos verdes. ¿Por qué me hacía sentir descontrolado, como si revolvieran el papeleo totalmente ordenado de mi vida?. Me abalancié sobre ella, nuestros labios hicieron contacto casi por accidente. Obra del destino o no, la besé. Con un impulso con las piernas, me acerqué a ella más aún. No me reconocí a mi mismo. Como una bestia hambrienta, agarré bruscamente su cintura y ella gruñó, acción que me hizo sentir mas exitado de lo que ya estaba. Aún sentados, entrelazó sus piernas en mis caderas y calló encima de mí. Mis manos bajaron desde su espalda hasta sus nalgas, y dios, Candelaria no las tenía así. Las apreté con mis dedos y ella gimió, así que rápidamente tomé su labio inferior con mis dientes para unirla a mi boca nuevamente. Empezó a recorrer mi cuello con su boca y lengua, parecía querer ascesinarme, pero no puedo explicar por qué me encantaba. Mi miembro se desesperó, cobrando vida propia. Mis manos desabrocharon su jean ajustado, con una de ellas apliqué presión sobre su feminidad. Gimió provocandome que lo hiciera otra vez.
Con mi otra mano, tuve la intención baga de desabrochar los botones de su camiza blanca, aunque se me dificultó porque no podía hacer uso de ambas manos.
- dejame, hacerlo - suspiró agitada, desabrochandose la camisa. Trataba de concentrarse en hacerlo, pero pellizqué su clítoris. Mi mano estaba húmeda. - ¿ah sí? Ahora te castigaré - su sonrisa traviesa se acercó a mi oreja, mordisqueandola.
Joder, el timbre. Nos salimos del trance en el que nos encontrábamos sumergidos. Se separó rápido de mí y saqué mi mano de sus jeans tan ajustados, tan sexys. Abrochó los dos botones de la camisa de los cuales me había ocupado yo con una de mis manos y su pantalón. Miró a todos lados, un lugar para esconderse.
- Al baño, al baño - dije rápidamente con voz baja. Fué y cerró la puerta lentemente. Me levanté del sofá, acomodando los almoadones para disimular un poco por si acaso y abrí la maldita puerta. ¿Quien mierda me interrumpió? Mi miembro había quedado duro y no pudo descargarse. Me dolía, la estimulación sin eyacular era una puta mierda. Con una campera en mi cintura lo disimulé. Abrí la puerta finalmente.
- Hola mi amor.
- ¿Candelaria? ¿Que hacés acá? - ella entró sin dejarme tiempo de no permitirlo.
ESTÁS LEYENDO
Our Dark Side {Ruggarol}
FanfictionSe podría considerar que Ruggero Pasquarelli tiene una vida normal. Novia, trabajo, amigos, casa, todo lo que quiere lo consigue, a excepción de una intrépida adolecente que pondrá su mundo de cabeza. La locura que experimenta por ella lo hará hacer...