Mismo Infierno [GAY] #M.I

Capítulo 1 - El Comienzo de Nuestra guerra

*Quizá el capítulo sea fuerte para algunos, please se recomienda discreción*

  — ¡No lo hagas!—  el chico que nos acompañó toma su cuchillo y se lo ajusta al cuello— No tengo balas, no moriré por sus manos— la presión que se hace a sí mismo deja ver incluso sangre empapando su clavícula bruscamente, incluso un pequeño chorro de líquido rojo sale disparado.

En tiempos de guerra a nadie le importa cuántos años tienes, si tienes familia,y mucho menos sabes quiénes son tus compañeros en el mero campo de batalla, si es que así se les puede llamar.

Desde que Francia fue invadida por ese Ejército maquiavélico, los pocos hombres  reclutados a la fuerza  por un intento de defender al país es solo una muralla de papel —Demasiado fácil de derribar—.  no importa si tienes quince años, para ellos ya eres hombre, que debería estar dispuesto a morir por defender Francia.

— ¡agáchese soldado!

Apenas tengo encima diecinueve años y ya siento la marca que quema mi piel, la marca de la muerte a hierro vivo.

— Soldado ... ¿no me escucha? ¡los alemanes están cerca,no se detenga!

Estando sumergido por más de un año en éste moridero, no he tenido ni siquiera cabeza para enamorarme o proteger a alguien ¿cómo podría pensar en eso si no puedo protegerme a mí mismo? pues si salgo vivo de ésta, no sé a donde ir y mucho menos con quién estar.

— ¡Adrien!— llaman a mi nombre antes de que el aturdimiento me lleve por unos segundos—. Somos los tres últimos hombres, tenemos que largarnos.

Un sonido de fusil se deja escuchar en la lejanía y en pocos segundos el pedazo de plomo fundido se incrusta en la cabeza de alguien ya "marcado". El miedo me inunda y me abraza como si fuese una gruesa capa, nunca había sentido tanto miedo, incluso me tiemblan las piernas.Está claro que, salir corriendo no es una opción con un pelotón disparándonos a nuestras espaldas y con piernas tan inútiles como las mías,sería suicidio y más de quince balas en mi cuerpo.

— ¡No me dejaré fusilar, a la mierda el patriotismo!— un  compañero escupe sus palabras a pocos metros de mi.

Respiramos profundamente y esperamos que lleguen a nuestro escondite, parecemos ratas en una casa muy pequeña que está infestada de hambrientos gatos.

Tomo mi dije y empiezo a rezar desenfrenadamente al escuchar las botas pegar contra la maleza—Ese único y dominante acento alemán a tan pocos metros me petrifica.

— Dios te proteja, hermano mío— escucho unos quejidos con voz temblorosa a varios metros—.

Esas fueron palabras que soltó ese chico con apenas diecisiete años, el que tenía cicatrices en la muñeca derecha. Sin embargo el primer golpe fue para él, lo toman de su uniforme y lo sacan como una rata apenas nos encuentran.

Siento pasos a mis espaldas,siento como varios hombres me sacan a la fuerza en plena oscuridad, sentía como golpeaban mi cuerpo sin pudor, sin escrúpulo alguno para mí—lo único que recuerdo es un sonido hueco, como si quebraran un coco en la lejanía.

Mi nombre es Adrien... y no pensé jamás pasar por esto, nunca pensé quedar sólo en éste mundo putrefacto, pero aquellos aviones soltaron sus bombas mientras mi familia seguía en casa volándolos en mil pedazos. No se anunció alguna guerra  y sin pensarlo, en tan pocos días ya había más de dos mil personas muertas sobre las calles de Lyon.

Tengo mi mirada al piso mientras sangre corre por mi rostro—menudo golpe me han dado, ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?—,  soy lanzado bruscamente al frente de un señor alto y rubio que mira con una lástima muy burlesca, sus ojos transmite miedo con sólo verlo, un verde que sin duda están malditos.