capítulo 7- Querida Oscuridad

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Miro asombrado la escena, tomo la decisión de posar suavemente mi mano en su hombro tembloroso e intento bajar su mano al escuchar la frase del pelinegro. El chicos de ojos cristalinos me mira fijamente asustado, le niego con la cabeza y lo mira a él nuevamente, su mano temblorosa deja caer el arma de fuego al suelo.

— Te hacen falta huevos— Francis lleva su manos sus genitales— y eso que recibes todos los días.

— ¡Ya cállate!—refunfuño furioso, puedo notar como a Bastian esas palabras lo golpean como cuchillos, lo rodeo con mi brazo apenas puedo, el chico de ojos negros sonríe burlesco observándolo, pues se ha dado cuenta que es muy fácil de controlar.

—la próxima vez que me apuntes—Se agacha y toma el revolver—será mejor que dispares pedazo de mierda.

Bastian lo mira ferozmente pero asustado, sigo rodeándolo con mis brazos .

— Como te dije— guarda su revolver y empieza a hablar despacio después de ver sus alrededores como si de un secreto capital se tratase— tú vienes conmigo,  no ser que tengas miedo a que te vuele la cabeza apenas vea la oportunidad—sonríe raramente, lleva sus manos a sus pies y Bastian se asusta— Enano imbécil.

Se coloca de pie sin pensarlo, se cruza de brazos apenas una pequeña brisa lo golpea, y se intenta ir como si nada, al parecer simplemente vino a darme un puñetazo y ya. No sé lo que ha pasado en sus brazos, pero dijo que es culpa nuestra, o solamente mía y nada más. Bastian ya se está calmando, hasta donde he entendido solamente tiene un pequeño boleto de huida, doy un pequeño beso en su cabeza, como un verdadero hermano mayor lo haría para calmar a su hermanito pequeño.

— ¿Qué fue eso?

—¿Qué cosa?—miro al vacío mientras abro mis labios.

Bastian sube su mirada y lo miro fijamente, me percato que su ojo derecho tiene un pequeño lunar  en el azul de sus ojos, cómo si hubiera una pequeña isla perdida en un basto océano.

— hazlo de nuevo. 

— ¿Qué cosa?— lo miro confundido mientras sigo  viendo el vacío

Baja su mirada y traga saliva, no se inmuta para responderme, hay bichos que nos succionan la sangre  y por más que les espantes vuelven y por ello tengo la gran parte de mi cuerpo con picaduras.  Así que este será el último día junto a él, espero que por lo más sagrado que exista al menos para este par de imbéciles en la mitad de la guerra y  no le pase algo a este pobre chico, sino es que ya es suficiente.

Siento la mano de Bastian querer unirse con la mía, y como si de corriente se tratase la retrocedo vulgarmente extrañado, su mano suave también retrocede al par al ver mi reacción, su mano marcada se esconde.

— Mañana vengo por ti— Bastian abre sus labios y lo miro confundido— él no te querrá llevar pero yo sí.

—no puedo moverme demasiado, sólo los retrasaré— sus ojos brillan y sonrío— yo estaré bien, solo ve con él.

da un respiro profundo.

— ¿Crees que te dejarán vivo cuando no me vean?— suelta un tono serio—pensaba que planeabas todo, si yo salgo de aquí no pasará ni un día para que te maten Adrien—este haba despacio— no me importa lo ingenioso que sea ese tipo, pero no lo dejaré morir tampoco.

— ¿De qué hablas? Bastian.

Bastian se mueve y quito mi brazo que lo rodea, mira a varios partes y empieza a soltar todo, pero esto obviamente necesito que mis pierna estén mejor, las cuáles no mejorarán de un día para otro, así como el primer día que llegué a esta pocilga y por eso mismo tengo que salir con mis muslos emanando sangre y ardor con cada paso que doy.

Miro a Bastian con una gran sonrisa en mi cara, pero a la vez una pequeña parte de mí me asombra como un ser como él, que no ha hecho nada para dañar a otro sería capaz de hacer eso.

...

Una fuerte atmósfera se precipita sobre nosotros, el día ha estado absolutamente obscuro como si quisiera quebrarse para dejar caer un gran diluvio encima nuestro. ¿Así que hoy es el día?  el día en el que Francis vendrá a sacar al chico de la muñeca marcada por alguna extraña razón, Bastian está ansioso, yo también lo estoy pues no sé si sea una clase de trampa de aquél tipejo, simplemente con su anterior visita levanta algo más que desconfianza.

La luz oscura que ya emana la noche nos abriga, puedo notar como aquél chico se junta más a mí por este par de horas, pues si algo sale mal todo se iría a la mierda, y quizá acabe con la cabeza perforada.

Su mano cálida está encima de mi muslo derecho, aunque me duele no le quito su mano de ese lugar, lo he vuelto a rodear con mi brazo por culpa del gran frío que está haciendo y este no coloca ninguna clase de oposición, ¿así que ahora si dejas que lo haga?

—¿Cuándo salgamos de aquí a donde vamos?— abre su boca dejando ver una gran duda—no tenemos a donde ir, ni sabemos bien dónde estámos.

—eso es lo de menos.

Ya es más de media noche, o eso supongo con la posición de la luna, una silueta se acerca en la lejanía encorvadamente y caminando de forma cuidadosa pero rápido,con un par de mochilas en su espalda, o que supongo que se lo ha robado sin más.

Francis se acerca hasta nosotros, saca una pequeña herramienta de su Kit médico que no puedo diferencia por la oscuridad y empieza a cortar los gruesos alambres que envuelven al cuerpo delgado de Bastian, miro toda la escena mientras los dos me miran reiteradamente.

—Yo tengo mis planes—sigue cortando—a un par de kilómetros tu agarras tu camino porque no cargaré contigo.

Habla secamente mientras Bastian afirma con su cabeza y lo mira fijamente.

— si seguimos caminando hacía esa dirección en un kilómetro ya salimos de Francia, así que vamos al lado contrario.

—¿No quieres ir a Alemania?

—no me escaparé de aquí y que me condenen por traidor—corta el último alambre—piensa algo, imbécil.

Bastian intenta levantarse, sus pies se tambalean de un lugar a otro por estar varios días sin ponerse de pie, sin sentir la presión de la gravedad en ellos.

Baja su mirada y me penetra con sus ojos,Francis le tira una de las pesadas mochilas bruscamente, este se apoya en el tronco del árbol, pues son realmente pesadas.

— Despídete y vayámonos ¡ya!

Bastian se coloca en cuclillas y estrecha su mano con la mía y se vuelve a levantar.

No sé cómo el ojinegro se las arregló para escaparse del hombre que siempre está alerta, a no ser que le haya matado pero lo dudo demasiado que eso haya pasado. Empiezan a desaparecer por mi parte derecha, los veo fijamente hasta que en verdad se pierden en la oscuridad y me han dejado aquí sentado en medio de esta desesperada situación.

Miro mis manos y les doy forma a cada uno de puño, y los llevo luego a mi pecho desesperado, espero impaciente por varios minutos, no sé si todo ha salido mal, y eso no lo espero.

Mismo Infierno [GAY] #M.IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora