capítulo 2.

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Por mis piernas resbala una mezcla bastante viscosa que da asco al saber de dónde salió, no puedo moverme ni un poco o mi cuello será mutilado y no lo haré mientras el chico más joven de nuestro ya extinto pelotón está en manos de estos monstruos. Sólo mira como lo han dejado extendido sobre la maleza, con sangre corriendo en su frente y aún así siguen aprovechándose de él mientras ríen.

No entiendo cómo son capaces de hacerle eso a un chico que no tiene ni siquiera la mayoría de edad, seguro  no se dan cuenta de las atrocidades como quisiera que los estén fusilando ahora mismo , sabiendo que en estos días cualquier aire de aquello es una muerte segura implantadas por su régimen—pero aún así lo hacen—, este parece ser el resultado de agrupar a pervertidos en el mismo pelotón.

—¡Diles que lo suelten!—grito a todo pulmón al traductor, pero simplemente fuma un cigarrillo sentado en la lejanía observando todo, sabe que le estoy hablando pero me ignora—. Que te pudras en el infierno, que todos lo hagan, bastardos, ¡Todos!

Mi cuerpo agradece un último cese entre mis piernas y empieza a sentirse un ardor a los segundos, pero no por mucho tiempo, siento como las luces se van poco a poco tras otro golpe que me hace dar vuelta la cabeza —oscuro y silencioso—.

...

Desde tiempos lejanos ya sentía como un momento mortífero se aproximaba,pero no de ésta forma, no de una forma tan cruel y repugnante.

"aufstehen (de pie)"

Siento una patada en mi vientre que me hace retorcer enseguida como si fuese un reptil, abro mis ojos bruscamente saliendo del estado inconsciente en el que me encontraba teniendo contacto visual con esos ojos que inspiran miedo. Miro alrededor sabiendo que aún sigo vivo en el suelo polvoriento, el suelo de un "lugar seguro" que  alguna vez usamos y que ahora ellos lo utilizan para descansar.

Aún siento mis manos y pies atados pero con más fuerza que en la madrugada, miro a todos lados buscando a Bastian, el chico de 17 años con la cicatriz en su muñeca, pero no lo veo por ninguna parte.AL saber que no está cerca hace que el desespero se apodere de mí,  me muevo de un lado a otro como si fuera fácil escapar, —algo muy estúpido—.

— ¿Qué buscas muchacho,se perdieron tus amiguitos?— el chico traduce a mis espaldas las palabras de aquel monstruo, este último simplemente prende un cigarro mientras se ríe—. Ya han de estar descuartizados.

mis intestinos se revuelven al oír con que frialdad habla, como si no se diera cuenta que tiene prisionero a otro humano, tiene un cigarrillo en su boca seca que pronto se va a consumir.

— ¿pregúntale dónde está mi amigo?

— Con los otros soldados—El chico que traduce habla al tiro y recibe una mirada feroz por parte del señor de cabellos rubios, hace una leve seña de disculpa y guarda silencio.

El de cabellos rubios camina lentamente hasta mí levantando mi barbilla con una mano y con la otra su cigarrillo,siento como mi respiración se vuelve más calmada, como sino quisiera respirar el mismo aire que él, así que giro mi cabeza intentando no mirarlo a los ojos pero sigue riéndose de una forma espeluznante.

¡Stille (Silencio)!—  habla de mala gana tirándome en la cara algunas chispas de su saliva.

Lo miro confundido, y más al ver como su mano vagabunda aproxima cigarrillo cerca a mí — por favor no —. No quiero gritar pero  este ardor, esta carne siendo quemada me hace recordar de la desgracia en la que estoy. —si tuviera un rifle con diez balas, se las plantaría todas a éste imbécil, lo llenaría con plomo hasta la cabeza—,  mi cuello arde, mucho.

Mismo Infierno [GAY] #M.IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora