Prólogo (Parte 2)

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Sayaka tomo a Saori mientras corrían en dirección a las 12 casas. Aun se encontraba débil, pero eso no le impidió llegar hasta la entrada de Aries, lugar que se encontraba resguardado por Kiki, ahora caballero dorado de Aries.

— Señorita Athena, Sayaka ¿Qué sucedió?

—No tengo tiempo para explicarte Kiki, déjame pasar, Athena se encuentra en grave peligro y necesitamos que atiendan al bebé, Ares ya le ha causado graves heridas.

— ¿Ares? — pregunto Kiki mientras observaba como el cuerpo de Sayaka era consumido por la oscuridad del dios.

— Si, el dios de la guerra. Ahora mismo Seiya nos esta haciendo tiempo para llegar al templo de Athena.

— ¿Seiya? Espera, ¿me estas diciendo que el solo le esta haciendo frente a un dios?

— Ya sabes como es él — dijo la caballera en tono serio.

— Si... ¿Pero qué hago? Anda date prisa, si te sigo deteniendo aquí Athena y el bebé no sobrevivirán y tu morirás a causa de la oscuridad — dijo Kiki mientras señalaba a Sayaka.

Ella se examino de pies a cabeza, era escalofriante. La oscuridad ya cubría gran parte de sus piernas y la mitad de su cintura. Sabia que no le quedaba mucho tiempo así que se apresuro a la casa de tauro.

— No puedo creer que aun con toda esa oscuridad ella siga como si nada. Ojalá logre llegar a tiempo — pensó el caballero de Aries mientras volvía a la casa.

Afortunadamente ningún otro caballero la detuvo, la mayoría de las casas les habían permitido el paso sin hacer pregunta alguna. Pronto, llegaron a Leo, que estaba siendo patrullada por dos aspirantes a caballeros quienes inmediatamente abrieron el camino a la diosa, el bebé y la caballera.

— No me sorprende que Ikki no se encuentre aquí — dijo Sayaka.

— El prefiere pelear solo, no me sorprendería que se encontrara en el campo de batalla — dijo Saori con dulzura.

— Por ahora debemos llegar al templo, temo que Koga llegue a... — respondió ella mientras dos pequeñas lágrimas trataban de asomarse por sus ojos y rodar hasta sus mejillas — Sera mejor que no piense en ello — murmuro para sus adentros.

Sayaka no soportaba la idea de perder de nuevo a alguien, en especial si se trataba de alguien que aun tenia un futuro por delante. Hace tiempo que había perdido a su familia (exactamente 2 años). Habían fallecido en un derrumbe cerca del santuario. Para ese entonces ella tenia 13 años recién cumplidos. Fue la única sobreviviente. La muerte no le aterraba en lo absoluto, sino el perder a la gente que ella apreciaba.

— No permitiré que nada les pase, señorita Athena, Koga — pensó decidida.

Mientras Sayaka trataba de no ceder ante el dolor que le causaba la oscuridad y llevaba a Saori al templo, Seiya hacia lo mejor posible para detener a Ares. Ya estaba muy agotado pero aun así no dejaba de pelear, su determinación era tan grande que parecía nunca acabarse.

— ¿Umh?, ¿ya te cansaste? Caballero dorado — dijo el dios mientras observaba como el cuerpo de su oponente caía al suelo al igual que una hoja en otoño.

Ares logro ubicar exactamente a Athena a través de su cosmos e inmediatamente lanzo un ataque hacia ella. Seiya, utilizando la poca energía que le quedaba trato de detenerlo, pero ya era demasiado tarde.

— De nada sirvió que dejaras escapar a Athena, pronto su cosmos sera mio y podre reformar a la tierra.

— Athena... — dijo Seiya mientras quedaba inconsciente en el suelo.

Saint Seiya Omega: El legado de SayakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora