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Duff.
Tengo que convencer a Ross para que confíe en mí. Lo de anoche fue un paso muy grande, pensé que me daría una bofetada, pero solo me siguió el beso. Voy a aprovechar que Michelle no tiene clases hoy para llevarlas a comer al mejor restaurante de la ciudad. Slash me hizo el favor de prestarme el dinero que necesito, así que por eso no tengo que preocuparme. Al despertar, preparo sándwiches y los sirvo en la mesa. Michelle y Ross se sientan a comerlos mientras yo les digo que tengo que decirles algo muy importante.
-Ya dilo papi.- Dice Michelle con la boca llena.
-Verán... Quiero invitarlas a comer hoy a un restaurante...-
-SI SI SI.- Grita Michelle.
-¿Y eso por qué?-
-Es... Es solo para que platiquemos un rato.-
-Está bien... Iré a bañarme...- Dice Ross. Se levanta de la mesa y se va a su habitación. Lo que ella no sabe es que le voy a pedir que regrese conmigo, y por lo que ella más quieres, espero que me diga que si. Voy a estar deprimido otro buen rato si me rechaza de esa forma.
-PAPI TE ESTOY HABLANDO.- Me grita Michelle, sacándome de mis pensamientos.
-Ah... ¿Qué pasa?-
-¿Voy a poder comer helado de chocolate?-
-Pues claro...-
-¿Prometes que le dirás a mami que no me obligue a comer verduras?-
-Tienes que comerlas si quieres llegar a ser tan alta como yo...-
-Yo no quiero ser una jirafa.- Dice haciendo una mueca. Suelto una risa y la cargo. Le doy un beso en la mejilla y ella me sonríe.
-Entonces vas a ser tan enana como tu mami.-
-Mami no es enana. Tú eres muy alto.-
-Por eso tienes que comer más verduras. Vas a tener más novios si eres tan alta como yo.-
-Pero yo no quiero novios. Que asco.- Hace una mueca. Se me olvida que tan solo tiene cuatro años.
-Oye, ve a cambiarte la pijama. No creo que quieras ir así a nuestra comida.-
-¿Me puedo vestir de princesa?-
-Pero si ya lo eres...-
-¿Eso es un si?-
-Claro... Anda, ya ve.- La dejo en el suelo y observo como se va corriendo a su habitación. No hay momento en el que no me arrepienta de lo que hice cuando Ross quedó embarazada. Pero yo no sabía que sería capaz de amar tanto a una niñita tan testaruda como yo...
Ross.
Me pongo un vestido de verano rojo y amarro mi cabello en una coleta alta. Este tipo de cosas son los detalles que extrañaba de Duff. Así es como yo lo recuerdo; detallista, cariñoso, amoroso y protector. Los últimos días que estuve con él todo fue diferente. Y no lo culpo, supongo que es una de las desventajas de ser una estrella de rock. En algún punto su fama se salió de control, por lo tanto el mismo lo hizo. Pero si de verdad está dispuesto a cambiar, yo le daré una oportunidad...
Me reúno con Duff y Michelle en la sala. Michelle está vestida con su disfraz de princesa, una tiara y tiene una varita mágica en la mano. Duff está ayudándola a peinarla y el tiene una camisa abierta, y pantalones de cuero. En cuanto me ve, sonríe y levanta las cejas, haciéndome sonrojar de inmediato.
-Ya vámonos...- Le digo son mirarlo.
-Espera, papi me está peinando.- Me dice Michelle.
-No. Ya estás lista bebé.- Duff la carga y me hace una seña para que salgamos de la casa. Nos subimos al pequeño auto que Duff me regalo y él se pone a conducir, mientras yo voy a su lado y Michelle atrás. Al llegar al restaurante, me doy cuenta que es uno de los más caros de la zona.
-Oye este lugar es muy caro...- Le digo a Duff.
-¿y eso qué?-
-¿De dónde sacas tanto dinero?-
-Nena, soy famoso...- Los tres nos bajamos del auto y entramos al restaurante. Duff ya tenía una mesa reservada, así que nos sentamos allí y cada quien pide lo que va a comer. Michelle pide puro helado de chocolate, Duff un corte de carne argentino, y yo una simple sopa de tomate. Sé que Duff está nervioso, lo conozco demasiado bien. Cuando lo está sus mejillas se ponen ligeramente rosas y sus manos temblorosas. Platicamos de cosas sencillas, hasta que todos acabamos nuestros platillos.
-Ross... Tengo algo importante que decirte.-
-Eh... Dime...-
-¿Quieres ser mi novia?- Lo dice sin más ni menos. Y me recuerda a la primera vez que fuimos novios. Estábamos saliendo de una fiesta en casa de Axl, se arrodilló frente s mí y me hizo la misma pregunta que está haciendo en este momento. Sus ojos ruegan, nunca lo había visto de esta manera. Es estúpido seguir engañándome a mí misma. Lo amo.
-Si...- Digo bajando la voz. Duff se levanta de su asiento y me abraza con fuerza. Le devuelvo el abrazo, y siento la mirada de Michelle sobre nosotros.
-Te amo Ross...-
-No nos adelantemos tanto...- Digo riendo.
-Gracias... Prometo que serás la mujer más feliz del mundo...-

My Michelle. (Duff McKagan) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora