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Ross.
Duff piensa que es mucho más fácil de lo que realmente es. Es difícil confiar en la persona que más daño te ha hecho en la vida...
-Oye, en serio lo siento Duff... Pero las cosas no funcionan así.-
-Necesito esta oportunidad...-
-Es tarde, Michelle tiene que dormirse temprano. Ya deberías irte...-
-No, no... Déjame quedarme aquí...-
-Te juro que voy a llamar a la policía si no te vas ahora...-
-¿Qué? Oye no, no... No digas eso Ross...-
-Duff estoy hablando en serio. Vete ya, por favor.- No hace más que asentir con una mirada triste y salir por la puerta. No puedo creer que esto esté pasando. Si tanto le importa, no se hubiera ido nunca. He trabajado cuatro años sola para sacar adelante a mi hija y a mí misma. No necesito que alguien venga a cambiar eso, y mucho menos Duff. El tiene su vida, yo la mía. Necesito pensar muy bien las cosas. Pero supongo que lo único que me queda es esperar y dejar que el tiempo hable... La voz de Michelle me interrumpe.
-¿Papi se ha ido de nuevo?-
-Lo siento bebé...-
-¿Para siempre?-
-No lo sé mi bebé...-
-Pero él me prometió que estaría todas las noches conmigo...-
-Perdóname...- Suelto un sollozo y la abrazo con toda mi fuerza. Estas son las situaciones que precisamente no quería que pasaran. Michelle no merece esto, sino todo lo contrario, y no puedo explicar estos problemas a una no.a pura e inocente de cuatro años...
Duff.
No puedo perder esta guerra, no ahora que he llegado tan lejos. Estoy cerca de recuperar al amor de mi vida y a mi hija. No me voy a rendir ahora. Lucharé hasta que sea necesario y haré todos los sacrificios necesarios. Y si eso implica dejar a la música, y a mis amigos, lo haré. Nada vale más que estas dos mujeres.
Cuando salgo de la casa, decido que la mejor opción es quedarme ahí. Me siento en la puerta y recargo mi pared en ella. Por la mañana, llevaré a Michelle a la escuela, después iré a comprar una casa para Ross y también un auto. Todo lo que sea necesario. Mientras tanto, me quedo pensando en toda la mierda que está pasando, y no puedo evitar no echarme a llorar como un bebé. Soy el peor idiota del mundo. Trato de relajarme, pero las lágrimas y sollozos no dejan de salir involuntariamente de mi. No sé que mierda voy a hacer ahora. Mis ganas de alcoholizarme para olvidar todo son inmensas, pero tengo que cambiar. Si me voy ahora, Ross no me tomará en serio. Y si en la mañana estoy con resaca, Ross hará todo lo posible por alejarme de ellas. Así que no me queda nada más que esperar al amanecer para acompañar a mi bebé a su escuela y volver a hablar con Ross. Quizás dormir le ayude a cambiar de opinión, pero necesito un milagro para que las cosas sean así... Mierda.

My Michelle. (Duff McKagan) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora