115. Un año después...

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—Hola—dijo Cam con una hipócrita sonrisa, sosteniendo con una mano firmemente una tira de su mochila. Me acerqué a él velozmente y lo empujé con una fuerza que ni yo misma creí tener y, que sin dudas, lo tomó por sorpresa.

—¡¿Desapareces por casi un año, sin responder ni un sólo mensaje o atender una mísera llamada, y apareces de la nada en la puerta de mi casa, y dices "hola"?!—la voz me temblaba y una vigorosa y agría felicidad me inundó la boca. Verlo parado frente a mí, luego de meses sin saber siquiera donde se había ido, era inexplicable.

—Creí que te alegraría verme—dijo él borrando su sonrisa del rostro y mirándome angustiado.

—¿Y qué crees que no?—dije más calmada. Me crucé de brazos y bajé la mirada unos segundos—Te extrañé cómo nunca.

Cam se acercó y desenvolvió mis brazos. Tiró de ellos y me abrazó con delicadeza.
—Yo también, princesa.
Me aparté de él y le miré incrédula.
—¿Qué?
—¿No lo entiendes, no?—dije—Un "princesa" no compensa tantos días de ausencia. Me abandonaste Cam—abrió la boca pero le alcé la mano antes de que pronuncie palabra—Y no me importan tus razones. No puedes dejar a alguien tanto tiempo sin saber nada de ti. Esfumarte de un día para el otro. ¿Sabes lo preocupada que estuve? ¿La angustia que palidecí? ¿Cuántos días y cuantas horas pensando que había hecho mal para que te vayas así? Te veo delante mío y me pregunto si eres el Cam que conocía antes de irse. No sabes nada. Nada, Cameron...

—Tienes razón. Perdí un año de tu vida. Y tu de mí. Nos separé abruptamente y... no puedo perdonarme por hacernos esto. Pero jamás, ni un sólo día dejé de pensar en ti. Si eso era lo que te preocupa: No, jamás dejaste mi mente. Un año no borró las 42 pecas que tienes en tus mejillas. Ni tampoco la cicatriz sobre tu ceja izquierda de aquella vez que te caíste de tu bici a los 12—se acercó nuevamente, mirándome a los ojos firmemente a medida que hablaba—Sé que todavía odias las matemáticas porque no crees que haya una solución para cada problema. Tienes un poco de ojeras, lo que me dice que aún te quedas hasta tarde leyendo. Es muy fácil hacerte reír y muy difícil hacerte llorar. Odio haber aprendido eso—suspiró débilmente y prosiguió—Te gustan las tormentas porque el sonido de la lluvia te relaja y te hacen sentir menos sola. Y sé que aun te amo, que sigo enamorado de ti y al verte a los ojos sé que tu lo sabes también.

Despegué mis labios para decirle algo, pero me dejó atónita. Nadie más sabía todo lo que acababa de decir. Sonreí débilmente y apreté su mano.


Y yo que creía que tenía que buscar a otro desgraciado que quiera desperdiciar 10 años de su vida conociéndome.
Si eso es ser desgraciado, quiero pasar el resto de mi vida conociéndote aún más.
Sonreí y le besé la mejilla.

—Aún sigo molesta. No creas que todo tu discurso te salvó—dije entrando a mi casa y volteando hacía él—¿Quieres café?

 No creas que todo tu discurso te salvó—dije entrando a mi casa y volteando hacía él—¿Quieres café?

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QUE. QUE QUE QUE QUE QUE QUE

QUEEEEEEEEEE

YO. ESCRIBIENDO DESPUÉS DE MESES.

ES EL FIN DEL MUNDO SEÑORITAS.

UE.

SI DONALD TRUMP NO ACABA CON EL MUNDO, YO LO HARÉ. AHRE.

EXTRAÑÉ WATTPAD. TERMINÉ LA SECUNDARIA. ESTOY TERRIBLEMENTE OBSESIONADA CON LOS 100 Y TWD HIZO ALGO QUE JAMAS CREÍ POSIBLE: ME HIZO LLORAR. EN ENERO SOY MAYOR DE EDAD. TOO MUCH NOTICIAS Y NO SÉ ME OCURRE COMO CONTARLES MI VIDA DESDE JULIO.

Sólo concluyó con que estoy mejor, inspirada, renovada y alegre de pisar el terreno de Wattpad nuevamente.

Cameron Dallas Imagines IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora