120. Una tarde con Cam

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Sentada en una banca, terminando tu batido, veías a Cameron con cierto deleite mientras patinaba con su skate a lo largo de la cuadra de la plaza. Se notaba en su rostro que se divertía, incluso tenía dominados algunos trucos con ella.

Hizo un salto justo delante tuyo y te sonrió de oreja a oreja.
- ¿Quieres andar en ella?
- No, gracias. Además no sé andar en patineta.
- Vamos, yo te enseño.
- Estoy tomando un batido. Además, debería hacer la digestión- dijiste sorbiendo de la pajilla el vaso, el cual estaba vacío.
- No pongas excusas- tiró de tu brazo, arrojando el batido al cesto de basura junto a la banca y errándole. Bufaste ante la insistencia de Cameron y te rendiste. Cam acomodó la patineta y te subiste con su ayuda, indicándote donde colocar los pies. Colocó sus manos en tu cintura, agarrándote con fuerza e impulsándote hacia adelante. Sosteniendo el aire y de la camiseta de Cam, avanzaste sobre el pedazo de madera con ruedas, tu corazón prontamente palpitando a gran velocidad. Se detuvieron al final de la cuadra y dieron la vuelta, esta vez Cameron sosteniéndote de las manos. Se posicionó delante de la tabla y tiró de tus manos. Te inclinaste un poco hacia adelante, apretando los pies en la tabla y mordiéndote el labio inferior.

Ahogaste un grito al frenar, y tus pies se salieron de encima de la tabla, más Cam te tomó de los brazos, deteniéndote de pronto.

- Nada mal-ríe- Pero no te pongas tan tensa. Intentémoslo otra vez y luego te enseñaré a impulsarte tu sola. Volviste a la table luego de que Cam te insistiera repetidamente. Luego de varios intentos y tropiezos, comenzaste a impulsarte tu sola unos pocos metros. Bufaste y pasaste la parte trasera de tu mano contra tu frente- ¿Estás cansada?
- Es mi primera vez... en patineta, Cam. Y sí. No soy de las personas más atléticas.
- Bueno, continuaremos otro día- dijo pisando la punta de la table y tomándola con las manos- ¿No fue tan malo o sí? Tan fácil cómo andar en bicicleta.
Hiciste una mueca, asintiendo levemente y Cameron te miró, frunciendo el ceño.
- No me digas que no sabes andar en bicicleta.

Le sonreíste divertida y te alzaste levemente de hombros, ocultando tu labio inferior bajo el superior.

Cameron Dallas Imagines IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora