Después de que las criaturas de humo y fuego los atrapara Celeste perdió el sentido de la orientación, era como si flotara en el aire, y no sabía hacia donde estaba el suelo y hacia donde estaba el cielo; era como si estuviera dentro de aguas profundas sin saber hacia dónde nadar.
En solo cuestión de segundo golpeó su pálido rostro contra una superficie dura. Se incorporó y miró hacia los lados. Era una habitación pequeña, y se preocupó cuando no vio a Leonart a su lado.
No había suficiente iluminación, pero con la luz tenue que entraba a través de una ventana se podría ver la habitación. Realmente, era una celda, y que celda más extraña porque la puerta estaba abierta y conducía a un lugar tan oscuro como la noche.
Antes de salir se colocó de puntillas y miró por la ventana, enfrente de esta solo había un gran risco, ¿cómo era posible que el infierno fuese un lugar tan grande? No se lograba ver mucho por culpa de una niebla rojiza y naranja que se extendía por todo el lugar, era tan tenebroso.
–¡Leonart! –lo llamó junto a la puerta mirando la oscuridad tratando de buscar algún indicio de su novio.
Naturalmente, nadie contesto. Realmente estaba sola en aquella casa sobre el risco.
No lograba ver por donde caminaba, pero su olfato la guiaba. La guiaba el olor a sangre que se extendía enfrente. Sentía sed de sangre, aunque se había negado en matar a alguien alguna vez, tenía que hacerlo por su bien.
Se había prometido a sí misma solo matar animales, pero el olor de sangre fresca hacía que la promesa se desvaneciera.
Caminó a tientas, no sabía hacia donde se dirigía solo seguía su sed de sangre. El suelo a sus pies desapareció y cayó por un agujero que no logró identificar hasta que cayó por él. Trataba de sujetarse de los lados pero no lograba sostenerse de nada, hasta que se resignó a solo caer.
Entonces, se sumergió en unas aguas rojas que eran iluminadas por unas antorchas. El agua realmente era sangre. Sus ojos se volvieron rojos y comenzó a absorber un poco de la sangre como si esa fuera agua normal y corriente. Nunca antes había sentido esa necesidad de seguir bebiendo aunque ya se sentía llena.
Llegó a la orilla y cuando salió notó que era un rio de sangre.
–No tengo algún frasco para guardar para más tarde –se molestó consigo misma, aunque no era su culpa no haber llevado ningún frasco, ella no se levantó para prepararse para nadar sino para casarse.
Siguió el curso del rio hasta que llegó hasta una cascada enorme que si siguiera siendo humana tal vez se hubiera muerto al caer pero siendo vampira no estaba tan segura de que moriría pero aún así no quería arriesgarse. Se acercó hasta la cascada, y miró el lugar con determinación.
A lo lejos se lograban ver un extraño bosque de picos filosos y algunos de estos tenían algo ensartado que no identificaba desde esa altura. Al final de la cascada creaba un rio que se alejaba detrás del bosque de picos.
Escuchó un movimiento detrás de ella. Se sorprendió que su sentido de la audición también se hubiera agudizado, porque escuchaba unos pasos aunque eran lejanos. Se escuchaba el sonido de un zapato contra la tierra. Por un momento se animó pensando que podría ser Leonart pero el olor de lo que se acercaba era diferente, olía a sangre fresca mezclada con hollín; mientras que Leonart siempre olía a sangre fresca mezclada con el aroma de la naturaleza. Se escondió de una enorme roca, donde se quedó en completo silencio hasta que los pasos se oyeron cada vez más cerca.
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Las Aventuras de Caleb Coin: Arrástrame al Infierno
AdventureSAGA COIN 3 En esta tercera parte Caleb Lawrence Coin sufría físicamente por el dolor en sus venas y moralmente por culpa de las voces que le susurran desde la oscuridad. En la víspera de la boda de su única hija ocurre una tragedia que hará que Cal...