1. ¡Eso es todo amigos!

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21.12.2014
Brooklyn, New York.

Devin Knox.

El despertador se hacía presente en la habitación. Era día lunes y las ganas de levantarse eran mínimas, a nadie le gustaba tener que aceptar que el día siguiente iba a ser lunes cuando había tenido un increíble fin de semana.

Gruñí muy agudo buscándole el botón correcto al despertador con el dedo gordo del pie. No lo encontraba.

Abrí los ojos, había dejado de sonar.
Miré la habitación y había sido Danny la que lo había tocado por mi.

—¿Otra vez durmiendo a los pies de la cama? —preguntó quitándome las mantas. Hacía frío y solo a ella se le ocurría hacerlo.

—Que puedo decirte... —me senté en la orilla pasando una mano por mi cabello desordenado—. Desde que estaba en el útero de mamá era la chica mala que le pateaba el esófago —la miré y ella estaba sonriendo. Le gustaba que le dijera lo mismo todas las mañanas, o a veces otras excusas ilógicas—. ¿Qué hora es?

—Nueve en punto —se sentó a mi lado—, ¿cómo dormiste?

—Por primera vez en diecinueve años, no tuve pesadillas con el de abajo —le sonreí de lado—, ¿y tú?

—No dormí.

—¿Por qué no? —miré sus ojos pardos. Ella se encogió de hombros respecto a mi pregunta como si no fuese gran cosa pero dentro de sus ojos podía ver el pesar de todos los recuerdos que tenía todas las noches—. Bien —me puse de pie y me dirigí al baño, debía tomar una ducha antes de vestirme.

Me quité la ropa interior, abrí la llave del agua y me sumergí debajo de ésta. Se sentía perfecta, mejor que cualquier otra cosa después de despertar.

Cerré los ojos humedeciendo mi cabello, los abrí cuando tuve que tomar el envase del shampoo y pasarlo por mi cabello.

En mi cabeza no dejaba de sonar una melodía que aún no reconocía del todo, habían pasado semanas que la escuchaba en mi subconsciente pero que no lograba escanear en mis recuerdos. Estaba confundida.

Cuando salí, cerré el grifo de color rojo y después el de color azul. Enrollé la toalla en mi cuerpo, lavé mis dientes y cuando acabé pude salir del baño. Danny ya no se encontraba, miré hacia ambos lados y luego de varios segundos sentí la televisión.

Junté la puerta que se encontraba abierta.
Acto seguido, me sequé el cuerpo con la toalla y la dejé a los pies de la cama mientras buscaba algo de ropa cómoda para un frío día de diciembre. Navidad se estaba acercando y no era una de mis festividades favoritas, lo único que lo hacia diferente era que esta vez estaba con mi compañera y ella me hacia feliz. Hacía feliz todos los días festivos y los días normales también.

Tomé ropa interior —lo esencial— luego unos jeans celestes desde la cintura y arremangados en los tobillos, zapatos bajos, una camiseta con el logo de "Temple Of The Dog" y una chaqueta de mezclilla.

Dejé caer unas gotitas de perfume en mi cuello. Tomé mi celular de la mesita de noche, abrí la puerta y salí del cuarto en dirección a la sala de estar. Danny estaba concentrada en la pantalla pero se giró cuando me vio.

—Llamaron los noventa, quieren que les devuelvas su ropa —hizo mofa de mi atuendo.

—Genial —tomé el cepillo para el cabello de encima del televisor.

Hipster.

—Prefiero no ser etiquetada, ya soy bastante diferente a los demás como para que me etiqueten —le reproché con ironía, era lo que decían todas las personas catalogadas "hipsters". Rodó los ojos y yo me cepillé el cabello, no me servía mucho, mi cabello era desordenado y no tenía ánimos de enojarme. Además, tenía un color gris y por capricho debía volver a teñirlo—. Iré a una exhibición de arte aquí cerca, supongo que no quieres venir —dejé mi cabello como estaba.

Everything Is Grey ✧ SR.  » I «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora