49. Familia.

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—Vamos a casa, tranquila —tomó mi mano mientras íbamos en su auto. No entendía porque me había sentido así, estaba mareada, sudaba frío, temblaba y tenía enormes ganas de drogarme.

—N-No lo sé... —me rasqué el brazo sin tener comezón, incluso ya no tenía saliva. Ya no sabía ni que decía—. N-Necesito una botella —me jalé del cabello.

"No decaigas, no dejaré que eso suceda"

—¡Chris, ya no puedo! —se me aguaron los ojos.

—¡Sabía que no debía haberte mostrado eso! —se quejó apretando mi mano, aceleró a la misma vez—. Porque creí que sería buena idea.

Ignoré sus comentarios y comencé a meserme en el asiento, era como si me hubiese traumado al ver una película de terror. Me sentía terrible, solo quería llegar a casa y pasar por mi cuerpo todas las drogas que no han pasado hace varias semanas, pero conociendo a estos dos hombres solo me darían una taza de café, de té o un vaso con agua y azúcar.

"Resiste, resiste."
Me repetí una y otra vez incesantemente.

Mis ojos estuvieron cerrados todo el camino intentando ir a mi "lugar feliz", necesitaba hacerlo para no sentir el camino una tortura.
Cuando llegamos, ni siquiera me dio tiempo de abrir los ojos otra vez cuando Chris abrió mi puerta y me tomó en brazos. Mis brazos se enrollaron alrededor de su cuello y la presión en mi pecho me impedía respirar normalmente, ahora si necesitaba ese vaso con agua.

Se acercó a la puerta de la casa y tocó tres veces, las cuales fueron insuficientes para que Colby abriera. Volvió a intentar y luego de varios intentos desesperados este abrió.

—¿Qué sucede?

—Hazte a un lado mejor —le dio un empujón y siguió caminando hasta la cocina, donde me dejó sentada en una silla. No quería soltarlo, sabía que estando con él me sentiría yo misma otra vez—. Dame un vaso con agua y azúcar —le pidió a Colby, pero no sabía donde se encontraba este hombre porque se nos quedó mirando como un perro al no entender las palabras de su dueño—. ¡Ahora! ¡no lo quiero para mañana Colby! ¡reacciona! —le chasqueó los dedos y este le hizo caso tomándose su tiempo. Si no estuviera congelada le hubiera dado un golpe en la nuca por imbécil—. No, ¿sabes qué? ¡fuera de aquí, no sirves ni siquiera para un favor tan sencillo! —le quitó el vaso y lo sacó de la cocina.

Abrió la llave y llenó el vaso con agua, luego tomó una cuchara y le echó un poco de azúcar. Mi mirada seguía perdida en ese lugar, en el que habíamos estado minutos antes.
Se volvió a acercar a mi lado, tomó mis manos e hizo que afirmara el vaso por mi cuenta. No tenía mucha fuerza pero lo logré y comencé a beber lentamente, tan lento como las manos de Chris al limpiar mis mejillas como lo hacía en tiempos pasados.

—Sigue así —susurró cuando ya no me quedaba mucho en el vaso, al terminar me lo quitó y lo dejó sobre la mesa. No tenía mucho que decir, más bien bajé la cabeza y miré mis manos rojas por el frío. Chris se agachó en la dirección donde tenía puesta la mirada e intentó sonreirme, pero no funcionó—. Oye, todo estará bien —susurró acariciando mis rodillas—. Lo siento mucho, no medí las consecuencias al mostrarte aquellas fotos. No creí que...

—Por favor, necesito estar sola —intenté responder, pero solo fue un pequeño hilo de voz cortado.

—Está bien —respondió luego de segundos en silencio, apretó los labios y se puso de pie—. Mírame —pidió, pero no quería hacerlo. Terminó él haciéndolo por mi—. Estoy contigo, llámame cuando te sientas dispuesta para conversar mejor ¿de acuerdo?

—Bien —susurré, limpió por última vez mi mejilla casi como una caricia y la besó lentamente.

—Cuídate —salió de la cocina.
Me quedé mirando como se había ido, escuché como ambas voces compartían palabras y segundos después cerraban la puerta siguiendo su conversación afuera. Me levanté lentamente de mi puesto, me acerqué a la sala de estar y miré desde lejos por la ventana, ambos estaban ahí conversando.

Everything Is Grey ✧ SR.  » I «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora