73. Silencio.

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Nueve en punto, la alarma sonó y me estiré para tomar el aparato ruidoso.
Exactamente como me lo esperaba, Colby me lo impidió.

—Cinco minutos más —pidió—. Hace frío.

—Bueno.

Me giré a él y me acobijé en su pecho, sus brazos me cubrieron completa. Solo andaba en boxers, bajé una de mis manos hasta recargarla sobre uno de sus glúteos, estaba en forma.

Todo iba bien, hasta que las ganas de ir al baño arruinaron el momento.

—Iré al baño, cuando vuelva debes estar listo —lo miré.

—No cuentes con ello.

—Si no estas listo, todos los placeres se acabarán —amenacé. Él abrió los ojos y me besó hasta dejarme sin aire.

—No serías capaz de hacerme eso.

—Oh, ¿así que dudas de mi palabra? —levanté una ceja—. Atrévete a contradecirme y ya verás.

Salí de la cama dirigiéndome al baño, hice todo lo necesario lo cual me tomó diez minutos de mi tiempo y cuando salí Colby ya estaba vestido, la cama estaba estirada y solo faltaba ordenar el bolso.

—Bien hecho —sonreí—, eres un buen chico.

—Tú mandas.

Busqué algo de ropa en el cajón, Colby se quedó sentado observando.
Comenzó a platicarme de temas bizarros mientras yo me vestía y cuando acabé —también de ordenar de bolso— fuimos a la cocina para desayunar. Tomé un yoghurt del refrigerador, Colby me imitó y eso fue todo. Tuve suerte de que no me reprochara por tan poco.

—¿Quieres llevar a Charlie? —me preguntó.

—Por supuesto, no lo voy a dejar solo por tanto tiempo —fui a buscar el bolso y lo cargué en mi hombro—. Mételo en su jaula y vamos saliendo.

Me hizo caso, Charlie no se dejó muy fácil y con unos cuantos rasguños lo logró a las malas.
Salimos de casa, hicimos parar un taxi que fuese al aeropuerto y este nos llevó en poco tiempo. Colby pagó esta vez.

Cuando llegamos fui directo a sacar los pasajes, luego esperamos a que la voz nos avisara el momento de abordar. Colby buscó un lugar donde sentarnos, estaba casi vacío el aeropuerto.

—¿Sabes lo qué deseo? —lo miré, él negó—. Pasar largas horas de viaje contigo en tu auto, como las primeras veces en que discutíamos por mi drogadicción. Tus miradas enojadas a través del espejo, tu música fuerte y nuestros gritos que luego terminaban en burlas.

—Como te gustaba hacerme enojar al no subir cuando te encontraba caminando por la carretera. Siempre fuiste tan sarcástica —sonrió.

—Después de todo, fueron buenos viajes largos —besé su mejilla y me apoyé en su hombro—. Muy buenos recuerdos.

—Se pueden volver a repetir, no te preocupes —sobó mi espalda—. Algún día volveremos a casa.

—Si... creo que ya es hora de volver.

—¿En serio? —sonó esperanzado.

—Si, ya no quiero luchas independientes. Es hora de dejarlo y volver a Iowa contigo, ahí es donde de verdad quiero estar... echo de menos a mi padre también.

—¿Tu padre?

—Chris —reí—, después de sacar las cosas de la casa en Brooklyn las donaremos ya que no las necesito y pueden tener un mejor uso. Luego nos iremos a Iowa otra vez.

—Mi amor —me abrazó—, eres la mejor persona que he conocido.

—Es hora de comenzar a hacer las cosas bien.

Everything Is Grey ✧ SR.  » I «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora