Heartbeat Hearie [Frerard]

♦ Capítulo 5 ♦

♦ So You Hear My Heartbeat? ♦

Capítulo #5

Capítulo 5

—James era admirable y un gran tipo — contaba, signando — no me mal entiendan, pero ni siquiera yo tolero tanto contacto humano

Jamia rio, como parecía ya haber tomado algo de confianza. Dijo algo a Frank, chiquito, claramente no para que me entere pero aun así, aunque no pudiera descifrar su mensaje, sabía que había alguno entre esas manos y esas miradas.

En general no lo hacía, me llegué a sentir muy mal por Frank pues tenía que traducir con su voz lo que Jamia dijera; no había otra forma a menos que nos enroláramos en una partida de caras y gestos. Por otra parte, yo ya no necesitaba ser interpretado. Jamia accedió a leer mis labios ahora que sabía que lo podía hacer y habíamos llegado a una especie de armonía donde, si bien Frank seguía siendo el bote de salvación, por lo menos podíamos comunicarnos. Preferí no juzgarla más por no hablar, posiblemente ella me esté juzgando por no signar así que estábamos bastante a mano.

En fin que Frank le respondió a Jamia entre risas y ella le respondió a él. A pesar de que había preferido mantenerme al margen, tenía algo de confianza ya acumulada y me permití comentar — ¿Pueden incluirme en su conversación? ¿O es muy privado?

Primero se callaron, mirándome, y luego rieron, mirándose. Yo rodeé los ojos y forcé un poco una especie de sonrisa, soplando los pensamientos que me hacían sentir una burla para mis acompañantes.

Sin darme una respuesta satisfactoria, Frank continuó hablando y signando sobre aquel compañero sordo ciego en la escuela de Nueva York. No me causaba ningún problema escuchar, Jamia posiblemente conocía esas historias sobre la vez que James derramó una botella de jugo sobre un profesor y ni siquiera de dio cuenta, y lo mucho que este se lo merecía por marcar lecturas de más de 100 página de un día para otro. Entre los dos recordaban anécdotas y me las compartían y ese fue el momento más cómodo de la tarde.

No podría ser exacto acerca de cuanto duró la paz, mi participación no había sido requerida hasta entonces más allá de comentarios que bien podían ser suprimidos y estaba bastante agradecido por ello; igual no es natural que en un grupo de tres solo dos participen, fue casi como el día que conocí a mi vecino cuando me tocó ser parte de la charla.

—A Gerard le gusta el teatro — me introdujo este, en medio de una charla donde se mencionó su antigua vida en la Gran Manzana — algún día actuará en Broadway, ¿Verdad que si? — me miró, y mientras completaba la oración, levantó el codo para descansarlo sobre mi hombro. Algo hubo en esa acción que me hizo querer zafar mi cuerpo debajo del suyo, pero reaccioné lo suficientemente rápido como para no hacerlo y mantenerme en apnea mientras respondía, con nada más que una risa nerviosa.

En el tiempo que llevaba de conocer a Frank, me había aprendido ya la manera en que sus cejas se levantan cuando hace una pregunta, los gestos con los que habla que parecen muy naturales y los que son más bien manía. Aún no me acostumbraba a mirarlo siempre a los ojos, pero en el proceso iba grabando en los míos su reflejo avellana, verdoso o miel según la luz sobre su iris. La forma de su nariz y las ojeras que no se le lavaban; su voz con acento de sordo y el tono de su cabello negro con algo de orzuela y reflejos marrones al sol. Podía describirlo físicamente, pero mientras más me empeñaba en aprenderme sus detalles superficiales, más me daba cuenta que apenas lo conocía. Y esta era la ocasión perfecta para recordarme que Jamia era su mejor amiga, con quien tenía ya historia acumulada, quien le conocía y a quien conocía.