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Sam

Salimos corriendo lo más rápido que pudimos sin hacer mucho ruido pero lo suficientemente rápido para que no nos vieran. Shawn y yo nos quitamos los patines y luego el tomo mi mano para guiarnos hasta la salida.
Una ves ya en el auto el arranco y fuimos un poco más rápido que de costumbre para que nadie pudiera ver el auto de unos lunáticos que se metieron a un lugar que se supone que ya estaba cerrado a altas horas de la noche.
Una ves que el ambiente ya estábamos lo suficientemente lejos de aquel lugar, Shawn bajo la velocidad y solo nos miramos un par de segundos para seguidamente estallar en carcajadas.

— ¡Eres una mala influencia, Shawn! -Le grite aún en risas y dándole un golpe en el hombro.
— Yo no soy mala influencia, la mala influencia eres tú que me hace hacer estas locuras.

No pudimos evitar reír aún más fuerte hasta que se nos salieran lágrimas y nos doliera respirar.

— Oh dios... -Dije cuando mire la hora- Shawn, llévame a casa, se suponía que debería de estar ahí hace como una hora, ¡oh más!
— Tranquila, ya vamos.

Condujo hasta mi casa y una ves que llegamos baje del auto lo más rápido que pude y en cuanto llegue a la puerta saque rápido las lleves y entre. Busque a mi hermana con la esperanza de que no se hubiera ido o si alguien se metió y la secuestro o cualquier otro pensamiento fuera de la cordura. Y ahí estaba, dormida plácidamente en mi cama con la televisión encendida y muchas bolsas de frituras a lado suyo.
Suspiré aliviada y me recargue en el marco de la puerta.

Shawn.

Por Dios, ni siquiera me despedí y solo lo deje ahí.
Me voltee para revisar si aún seguía en el estacionamiento pero en cuanto hice tal acto choque con un cuerpo bastante alto haciendo que chocare con su pecho. Levante la vista. Qué gran error.
Shawn y yo estábamos tan cerca que cualquier otra persona que estuviera observándonos diría que nos daríamos un beso.
Shawn solo tenía una cara neutra y yo ya estaba totalmente ruborizada. Me detuve a observar cada parte de él. Sus ojos eran cafés pero había algo que los hacía especial, sus ceño levemente fruncido le hacía ver más lindo de lo que era, luego estaba una pequeña cicatriz en su mejilla que me hizo querer saber el porque. Después de observarlo me detuve en sus labios y por un momento me quede pensando "¿Qué sería besar a Shawn?", por dios, algo me impulsaba pero también me detenía.
¿Estaba enamorada de él? ¿Realmente yo sentía algo por alguien más?

— Sam...

Shawn me saco de mis pensamientos haciéndome ruborizar más de los que ya estaba.

— ¿Si? -Fue más como un susurro porque sabía que a la poca distancia que teníamos me podría escuchar.
— Te... Te traje tus cosas del auto -El también parecía susurrar y también por los mismo motivos.
— Gracias.

Nadie hacía nada. Solo nos quedamos ahí disfrutando de las increíble cercanía y de cómo el aire de los dos se mezclaba haciéndolo cálido.
Me dio un escalofrío de tan solo mencionar el clima porque realmente hacía frío. Shawn pareció haberse dado cuenta y rápidamente me dio mi chamarra negra que había olvidado en su auto. Una ves que me la puse y nos quedamos en silencio el ambiente ya no era tan solo agradable, ahora era realmente cómodo, un lugar en donde quisiera estar todo el tiempo.

— Creo que te enfermarás, Sam, mejor ve a dormir -Y sonrío. Por fin pude darme cuenta que eso era lo que más me gustaba de él.
— De hecho no tengo sueño... -¿Porque no puedo decir algo más?
— Entonces me quedaré contigo hasta que te duermas, a menos que lo haga yo primero -Sonrío pícaro y yo solo reí.

Shawn pareció darle frío de un momento a otro y me pareció algo grosero no darle algo para que no le diera hipotermia. Fui por una manta afelpada color azul marino y se la di. No pensó dos veces antes de ponérsela y tirarse al sofá con el fin de entrar en calor.

— Iré a hacer chocolate caliente, ¿quieres?
— ¡Si!

Reí por la ternura de un Shawn con frío como un niño pequeño y me fui a la cocina a hacer el chocolate caliente.
Una ves que soy me quedaba esperar decidí ver la hora y era realmente tarde. ¿Qué estaría haciendo Shawn? Fui hasta la sala para ver la escena más tierna que me pudiera haber imaginado.
Shawn estaba tapado a más no poder con aquella manta y parecía tener tanto frío que se aferraba demasiado a ella. Camine hasta mi habitación sin que él se diera cuenta para tomar las cobijas más calientes que encontré para luego ir con Shawn otra ves y dejarlas sobre el. En ese momento se sobre salto asustado y yo reí.

— Me asustaste, Sam -Suspiro.
— ¿Porque? -Seguía riendo. ¿Porque era tan tierno?
— Llegue a pensar que estaba en mi casa y bueno, la única que se me acerca en la noche es mi hermana menor para hacerme bromas -Sonrío por el recuerdo y me imaginé a una pequeña molestando a Shawn a altas horas de la noche.
— Descuida, no te haré ninguna broma.

Y volvió ese momento en el que estábamos tan cerca que el ambiente se volvió aún más agradable y cómodo. La única diferencia de la ves anterior era que ahora sonreíamos aún estando tan cercas.
Y luego me acorde del chocolate caliente y me fui rápido para ver cómo estaba. Por suerte no pasó a mayores, de hecho estaba perfecto. Lo serví en dos tazas y cuando volví le di una Shawn y el pareció apreciar tanto un poco de calor que casi podría decir que me la arrebata de mis manos.

— Y dime, Shawn, ¿Cuál es tu nombre completo?
— Shawn Peter Raul Mendes -Sorbió el chocolate y se cobijo más sobre las cobijas y manta- ¿Cuál es el tuyo?
— Samantha Charlotte Karina Johanson Wood -Reí- Al parecer los dos tenemos tres nombres eh, Peter -Sorbí del líquido caliente y disfrute de la sensación pero aún más viendo la cara de sarcasmo de Shawn.
— Lo sé, Charlotte...
— Cállate.
— Cállame.
— Si te callaría sería no sería a besos como en las películas, Peter.
— Vamos, inténtalo, Charlotee.

Deje mi taza sobre la mesa que estaba a lado de nosotros y luego arrebate la de Shawn para dejarla donde mismo que la mía. Luego me abalancé hasta el y le empece a hacer cosquillas pero parece que el no es humano.

— ¿Ese es tu mejor intento, Charlotte? -Río.
— No eres humano, Peter.
— Me molestaría que alguien que no es de mi familia me llamara Peter o Raul pero contigo lo hace ver tan tierno -Hizo una carita de perrito y se me derritió el corazón.
— Cállate, Mendes.
— Cállame... -Se acercó peligrosamente a mí me miró con una sonrisa de suficiencia, luego se acercó aún más hasta que nuestras narices chocaron y podía sentir lo cálido que era, volvió a hacer otro acercamiento pero ahora a mi oreja- Cállame Sam...

El chico del piano S.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora