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— ¿Seguirás siguiéndome hasta el trabajo, Shawn?
— Probablemente.
— ¿Y si te digo que no te podré atender porque estaré ocupada?
— Estaré de todas formas.
— No es necesario.

Shawn y yo llevamos discutiendo desde que salí de mi casa para dirigirme hacia el trabajo.
Desde lo de ayer por la noche, bueno, solo puedo decir que aquella cercanía entre nosotros me ponía demasiado nerviosa pero por suerte mía, Keyla salió tallándose los ojos y preguntando quién era el apuesto chico que quería besarme. Le expliqué que él era quien nos había traído a casa el día de la fiesta cuando estaba borracha a más no poder y, al parecer, a Keyla no se le ocurrió la idea de que me subí en su auto ahora ya más de dos veces. Los presente y al final mi hermana decidió irse a dormir nuevamente.
Shawn y yo estábamos en una situación incómoda pero al menos de cinco segundos empezamos a reír.
Me despedí de él y al día siguiente hice mi rutina diaria y una ves llegar de la universidad me encontré con Shawn en la puerta de mi departamento sentado en el piso y jugando con su celular, y bueno, lo demás ya lo saben. Ahora me sigue hasta mi trabajo.

— ¿Puedo saber porque me esperabas en mi puerta?
— ¿Puedo saber porque aún no me has mandado algún mensaje?
— No tengo tiempo y lo sabes.
— Pues yo sí lo tengo y lo sabes.
— Shawn -Me paré en seco y voltee a verlo sería- Hablo enserio. Probablemente me despidan de mi trabajo si piensan que un amigo está todas mis horas de trabajo ahí pensando que eres una distracción y yo no quiero perder ese empleo.

Shawn solo me miraba con una sonrisa, como si lo que le acabara de decir no fuero importante o si simplemente no me escuchó.

— ¿Te han dicho lo linda que te ves cuando tratas de ser sería?

Bufé.
Seguí con mi camino ignorando el comentario del castaño que se encontraba tras de mí.
Así pasó hasta que llegamos hasta mi trabajo y trate de decirle nuevamente que no era necesario pero él no quería irse. No es que me moleste su presencia, de hecho preferiría estar con él todo el día. No, no me gusta. Solo me atrae. Pero no puedo tenerlo a lado mío mientras hago mi trabajo ya que a veces me ponga tan nerviosa y no quiero hacer una ridiculez.

— ¡Buenas tardes! ¿Qué ordenaran? -Le dije a mi nuevo cliente mientras ojeaba el menú- Le recomiendo las especialidades del chef, últimamente la piden mucho -Le sonreí tratando de ser lo amigable posible.
— Quiero la orden número seis y tú numero, princesa -Una ves que me entrego el menú me guiño el ojo y yo me retiré.

Suspiré y puse la orden en la barra para que la pudieran hacer.
Mire mi celular un momento y aún me faltaba demasiado para salir de aquí y las miradas de Shawn no me ayudan mucho.
Hablando del rey de Roma, Shawn levantó la mano y yo tuve que ir ya que eso para las camareras significa "Toma mi orden" lo cual el sabía perfectamente.
Una ves que llegue saque mi pluma y mi cuadernillo para apuntar.

— ¡Buenas tardes! ¿Qué quiere ordenar? -Dije sonriendo falsamente.
— Tu ya sabes que, Sam -Me sonrió- Pero hay algo más que necesito.
— ¿Y eso es...?
— Que no le des tu numero a aquel tipo.

Reí ante el comentario. Estos no eran celos, yo no le gustaba a él, por Dios, él puede conseguir cualquier chica que quisiera, ¿porque se fijaría en alguien como yo?

— En un rato vengo, Shawn -Reí y al darme la vuelta él me tomo del brazo.

Espere a que dijera algo pero simplemente se quedo observándome detenidamente cada facción de mi rostro. Mis ojos. Mi nariz. Mis cejas. Mis pestañas. Mi frente. Mis mejillas. Mi mandíbula. Y por último, mis labios.
Al poco momento me soltó pero yo no era capaz de moverme ya que ahora era yo quien lo observaba detenidamente. El era realmente atractivo.

— Sam, ¿estás ocupada el viernes por la tarde?

Iba a contestar que estaría ocupada, que tengo trabajo todos los días y que ya necesitaba volver al mismo. Pero llego Bob, mi jefe.

— Sam, ¿quién es este joven? -Dijo sonriendo mi anciano y carismático jefe.
— Un amigo, pero descuide, ya volveré al trabajo -Dije tratando de alejarme pero volvieron a nombrarme.
— Sam, ¿entonces saldrás conmigo el viernes?
— Shawn, tengo trabajo.
— ¿Le dejaría tener un día libre a Sam? -Dijo Shawn a Bob y el solo abrió los ojos como platos.
— ¿Qué? ¡Claro que si! Sam nunca a traído a amigos o cosas por el estilo y nunca a tenido un día libre, se lo merece -Dijo sonriendo- Vamos Sam, si quieres puedes terminar ya tu turno por hoy, haz amigos, divierte -Dijo haciendo un ademán de manos para que me fuera.

Yo no pude decir nada, pero la sonrisa de Shawn lo decía todo. Él había ganado.
Una ves que aliste todo para irme Shawn ya me esperaba en el umbral de la puerta con sus manos dentro de sus bolsillos y una sonrisa victoriosa, pero de inmediato ese sonrisa se borro.

— Hey, tú -Dijo aquel chico que anteriormente me había pedido mi numero- Soy Derek y creo que no me diste tu numero -Sonrío.
— Ah, es que la verdad no te conozco y bueno... -Fui interrumpida.
— Ella tiene novio.

Cuando menos pensé, Shawn ya se encontraba a lado mío tomándome por la cintura y acercando su cuerpo al mío haciendo que una corriente eléctrica pasara por cada parte de mi cuerpo.
Derek era alto pero no tanto como Shawn así que el tomo eso como ventaja para intimidar a Derek.
Derek solos tragó saliva por el gesto que mi amigo tenía y hablo.

— Lo lamento amigo, adiós.

Solo dijo eso para que al final se retirara por la puerta desapareciendo de nuestra vista.
Mire a Shawn y él tenía en mismo gesto.

— ¿Qué hiciste? -Dije algo molesta.
— Te salve de un acosador, eso es lo que hice -Espeto.
— El solo me pidió mi número, de todas maneras no se lo iba a dar pero esa fue una manera algo grosera de darle entender eso, Shawn.

El castaño me miraba aún con el ceño fruncido y salió por la puerta sin decirme nada. ¿Disculpa? Yo era la que tenía que estar enojada, no el.
Ni siquiera sabía porque se comportaba así ya que celos no eran, ¿celos de que? No llevo ni una semana conociéndole para que se comportara así.

Salí por la puerta intentarlo encontrar a Shawn pero no lo encontraba por ninguna parte. Doble la esquina y lo encontré recargado en la pared aún con el mismo gesto del que lo había visto hace unos momentos. Me acerqué a él y él me miró con su ceño fruncido.

— ¿Me puedes decir siquiera porque te enojas?

No me contesto. Simplemente bufo y se separó de la pared haciendo que nuestra cercanía fuera más.

— Yo debería estar enojada, no tu.
— Vamos a tu departamento.
— ¿Qué?
— Dije, vamos a tu departamento.
— Shawn, ¿porque te comportas así? -Suavice mi tono de voz y eso hizo que Shawn dejara el mal carácter de lado.
— Sam... Lo lamento, es solo que a veces soy demasiado celoso con amigas, ya sabes...

Bingo. Yo no le gustaba, simplemente se preocupaba como un amigo y yo como su amiga, era todo.

— Vamos a casa -Le sonreí y el imito mi gesto.

¡Gracias por todas las personas que ven esta historia, realmente me alegra ver cuanta personas la ven! ❤️

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El chico del piano S.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora