9.5: LA VERDADERA HOMBRÍA

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La última hora de la escuela había sido una tortura para Bon, a cualquier segundo que pasaba, la inquietud de tener que hablar con su padre aumentaba a cada segundo que le parecía decir que era el momento de salir y enfrentar el peor de sus problemas: los ideales de hombría de su padre.

     - ¿Bon...?

     - ¡¡¡AAAAAHHHHAAHHH!!! – Grita Bon luego de que Queen le haya tomado tan desprevenido con un llamado a su hombro.

     - ¡Tranquilo tío! La clase todavía ni empieza y ya estás más estresado que langosta de marisquería. – Comparó Queen al chico con el aperitivo, conmocionada por el grito.

Bon respiró hondo y recuperó su porte para luego reacomodarse en su lugar.

     - Lo siento Queen, es sólo... que realmente me tiene preocupado la idea de hablarle a mi padre sobre esto, mucho más el cómo puede reaccionar. – Reconoció jugando con su manga.

     - Sí, eso lo puedo entender, por eso quiero decirte que no le tienes que enfrentar solo; yo podría llegar en cierto momento para interferir y sacarte de tu casa para que tu padre se piense mejor las cosas ¿No te interesa?

     - ¿Y cuándo sería ese momento?

     - Pues, tendría que espiar la conversación para asimilarlo, no te importa ¿Verdad?

     - Más que eso, me alegraría que me salves.

     - De acuerdo, pero tú me darás la señal.

     - ¿Señal? ¿Cuál señal?

     - Créeme, lo sabrás cuando me la des. Recuerda que te estaré apoyando.

     - Ok. Confío en ti.

Y el profesor hizo acto de presencia en el salón finalmente, sólo para conseguir alargar la tortura de Bon mucho, pero mucho más.

Al final de las clases.

     - Mucha suerte con tu papá Bon. – Le deseaba Joy al chico con un fuerte abrazo que su amigo tampoco quería deshacer por su miedo.

     - Sabes que te apoyamos. – Garantizó Mangle palpando el hombro de su guitarrista.

     - Tranquilas guapas, estaré en el momento justo para salvar la situación. – Prometía Queen con un ademán de seguridad señalándose a sí misma con el pulgar.

     - ¡Uuff...! Aquí voy... – Fue la sentencia de Bon dejando el abrazo de Joy para ponerle fin a su tortura e ir directo a su casa con Queen a un lado. – En serio Queen; ¿Cuál es la señal que debo darte?

     - Defiende tu amor y ese va a ser mi momento para interferir.

     - ... Ok...

Una vez el par se perdió de la vista de las dos chicas restantes, estás últimas formularon un ligero diálogo:

     - ¿Crees que todo salga bien entre Bon y su padre? – Preguntaba Joy angustiada por dejar que su amigo fuera a cumplir con algo muy difícil sin que ella le pudiera brindar de su apoyo.

     - Tranquila; él siempre ha logrado todo lo que se propone – Le garantizaba Mangle con más seguridad. –, además; sabe que no está solo, y Queen le ha dado una mano desde el principio.

     - Mmm... Ok.

En la entrada de la casa del chico de piel acanelada, Queen le daba uno que otro consejo con motivaciones extra para llegar al final:

     - Por cierto, quiero que cuides mi guitarra y los lentes de Bonnie. – Pidió Bon de la nada.

     - Vale. – Y sin más que decir, Bon hizo entrega de su instrumento a la joven de la trenza alargada. Tomó una gran bocanada de aire y con el pecho inflado, cogió la perilla y la giró lenta y constantemente para empujar suavemente la puerta, asomó su cabeza por el umbral y contempló a su padre en un sofá más limpio que en la mañana.

En busca de tu perdón (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora