Sorina:
Tenues haces luminosos rompen en la superficie violácea del firmamento, anunciando el nuevo día, mis ojos aceptan la nueva claridad, y siento en mi piel, el ligero cambio en las temperaturas, una agradable mezcla entre las atmósfera de ambos reinos, lo bastante balanceado como para entender que estoy a salvo de la reina de invierno, y lo justamente frío para saber que tampoco soy prisionera de Cardania.
Se levanta una ventisca que me despeina, revuelve el polvo de nieve que bailotea enredándose en mis cabellos, y metiéndose en mis ojos, aun así me niego a pestañear, no quiero cerrar mis ojos ni siquiera por un instante, temo a lo que pueden traer las sombras.
- No quiero pensar en ello, pero te conozco lo suficiente como para decir que llevas toda la noche sentada en ese banco.
Levanto la mirada al mismo tiempo que una colcha gris es envuelta alrededor de mis hombros. Kai me da una mirada larga, y me ofrece una taza de barro cocido, cuyo contenido aun humea. Envuelvo mis dedos alrededor de la cerámica, y observo mi reflejo en el líquido nacarado que reposa en su interior. Me envuelvo en la manta, más para ocultar mi cuerpo que para protegerme del frío.
- Gracias -murmuro incómoda
El chico hace un amago de sentarse a mi lado, mi cuerpo reacciona con un estremecimiento y un involuntario retroceso que hace que me salpique con el líquido caliente, el ardor es instantáneo y me quejo en respuesta.
- ¡Lo siento! ¡No quise asustarte!
Enseguida está a mi lado, intentando estudiar mi piel herida y arreglar el desastre, pero yo no soy capaz de captar nada más que su asfixiante cercanía. Su cuerpo eclipsa la vista de los nacientes rayos solares, mi corazón se dispara, siento la boca seca y la lengua parece habérseme pegado al paladar. La oscuridad intenta reclamarme, mis pulmones arden en un vano intento de respirar, cuando mi cuerpo empieza a temblar, se que las cosas van realmente mal.
No se como, pero un rayo de cordura consigue atravesar la locura momentánea y se extiende por mi cuerpo, y aunque tiemblo como una hoja, consigo hacer pasar el aire suficiente a mis pulmones para susurrar:
- Estoy bien, solo..., dame un poco de espacio
Sus ojos se abren desmesuradamente, cuando la comprensión lo golpea, esquivo su mirada, mantengo los ojos gachos, y me preocupo por controlar mis respiraciones y latidos erráticos.
- Lo, lo siento...
Su voz se ha llenado de incertidumbre y titubea.
- No pasa nada -aseguro, luego con timidez intento cambiar el tema-. Tienes razón, no he dormido mucho en estos días. Estoy..., disfrutando.
Kai no se marcha, pero mantiene una distancia prudencial, y acaba sentándose sobre el colchón de nieve. Él suspira intentando aligerar el ambiente antes de añadir:
- Bueno no te pases, seremos faes, pero hasta nosotros necesitamos dormir.
Hace cuatro días que desperté, cuatro días en los que, tan pronto pude ponerme en pie, me aseguré de alejarme lo más posible de todos. Vi a Maerwen, que me accedió a aislarme en esta pequeña cabaña y mantener lejos a todos los curiosos, e incluso Barien vino un par de veces, sin embargo mantuve silencio todo el tiempo, de forma que todos me dejaron como un imposible, solo Abby y Kai continúan apareciendo con cierta asiduidad, y debo decir, que es el chico el más persistente, y al que mejor tolero. Con Abby es más difícil, se que su dolor por mí es real, pero también soy capaz de percibir su muda acusación, está justo ahí, en el fondo de sus ojos, no entiende, y no aprueba el que me rehúse a ver a Linder, hasta ahora no ha sacado el tema, pero ha sido a costa de hacer visitas fugaces, en las que yo permanezco en silencio la mayor parte del tiempo. Si soy sincera, preferiría estar en solitario todo el tiempo. Estoy justo en esa fase, después de tanto tiempo viviendo en el terror y la denigración absoluta, encontrarme a salvo, me ha sumido en una especie de adormecimiento, donde ninguna de las dos situaciones parecen reales, la mayor parte del tiempo tengo la horrenda sensación de estar dormida, y que despertaré de un momento a otro, o peor aun de que estoy perdiendo la cordura. A pesar de que la encontré irritante en un primer momento, la presencia de Kai me proporciona una vaga sensación de confort, una pequeña ancla a la realidad, él mantiene una charla inocua, y yo permanezco en silencio, concentrándome en la cadencia de su voz, en el sonido del viento entre los árboles, las motas de de nieve que caen de vez en cuando. Concentrándome en cualquier cosa que me asegurara que ya estoy fuera del palacio.
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Beso de Verano
RandomLa llamaban bruja, tuve que darles la razón, con una mirada conquistó mis pensamientos, con un beso, mi vida entera. Crecí aborreciéndola, la conocí y me enamoré. Cuando más me necesitaba, traicioné su confianza. Somos hielo y fuego. Invierno y Vera...