Capítulo 19

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Lyn:

Barien nos ha dejado a todos con mal sabor en la boca, y en mi caso particular, con las rodillas flojas. Arella sabe de nosotros, sabe donde nos escondemos. Eso es muy peligroso. Enfrentarla en el Palacio de Hielo fue cosa de un impulso, y una necesidad obvia, me sentí atrapada, ella pretendía dañarme, y actué en consecuencia, el instinto se hizo cargo de todo, pero en el fondo, tenía la carta segura que representaba la laguna de magia. Siempre podía escapar aquí y estar lejos de ella, ahora ya no, y esconderme de vuelta con los humanos tampoco es una opción. Las alas en mi espalda actuarían como un maltido GPS. Nuestra única alternativa parece ser luchar en su contra, sin embargo, tampoco es que tengamos muchas oportunidades, sabiendo ahora lo que sabemos de la Reina Oscura, es claro que estamos jodidos, aun así, el campamento entero está en pie de guerra. Todos corren de un lado a otro, forjando armas, preparando guardas y conjuros, nadie va a rendirse sin luchar, lo peor del caso a mi juicio, es que la gran mayoría tiene sus esperanzas puestas en Sorina y Allen, o mejor dicho, en El Beso del Invierno y El Campeón. Ninguno de nosotros ha tenido el valor de decirles que nuestra querida Sorina, es ahora un alma en pena que busca poner fin a su miseria y que Allen está siguiéndole los pasos y tratándola como una granada a la que le han quitado el seguro. Pasos aproximándose en mi dirección, cortan el hilo de mis pensamientos:

— Estás llegando tarde hoy, Nael, si pien....

No es Nael. Me encuentro mirando justo al fondo de los plateados ojos de Barien. Las malas perspectivas, y mi mal temperamento se juntan en una explosión.

— ¿Qué mierdas quieres tú aquí? –lanzo con malas pulgas

El fae ignora mi ataque verbal, aunque en su mirada creo distinguir un brillo de cólera, sea lo que fuere, lo suprime a la velocidad del rayo, me sorprende cuando lo veo deshacerse de la camisa y el bastón de plata. Pues para ser un ancianete está en formas.

— No tengo tiempo para darte la charla de psicoterapia –comienza sonando aburrido–, tenemos poco tiempo antes de que Arella y su gente esté en nuestras puertas, tu amigo peludo hizo un trabajo medianamente bueno ayudándote con tus alas, pero si quieres sobrevivir a lo que se avecina, más te vale aprendas a golpear de tal manera que no puedan golpearte de vuelta, y para eso estoy yo.

— Si crees que voy a estar más de cinco segundos...

Barien puede ser muchas cosas, pero el primer adjetivo que se me ocurre es "efectivo", cortó mi diatriba con un pulso de magia elemental que esquivé, torpemente, trastabillando a un costado. Su mirada plateada me persigue, como un gato que ha encontrado a su presa.

— ¿Esto es todo lo que ha logrado ese felpudo? –cuestiona con burla macabra

Otro golpe de magia pasa rosando peligrosamente cerca, lo suficiente como para congelar un mechón de mis cabellos, que se partió y cayó al suelo fragmentándose en cientos de esquirlas. ¡Mierda! ¡Va a matarme!

— ¿Tú boca inteligente no tiene palabras ahora? ¿Uh?

Hago una pirueta en el aire, esquivando el siguiente ataque, pero de a poco, va creciendo en mí, la sospecha de que Barien, realmente está jugando conmigo. Todos sus ataques, aunque con precisión milimétrica, no me han ocasionado daño real, y se con certeza que la razón no es mi excelente habilidad para esquivar, sino porque él realmente me ha mantenido fuera de su alcance, decidida a detener este estúpido juego del gato y el ratón me detengo en medio del aire y lo enfrento.

— ¿Cuál es tu maldito punto? ¿Hacerme el favor de extinguirme antes de que lo haga Arella? Porque si es así, estás fallando miserablemente, y ambos sabemos que no es porque yo te mantenga a raya, entonces, si tienes algún otro interés, escúpelo de una vez, y nos harás un favor a ambos. No eres mi hada favorita, y estoy segura que en tu lista de humanos agradable estoy por debajo de la línea roja.

Beso de VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora