Hasta las Estrellas - Hwarang Girl's Generation Ver. [Primera Versión]

VIII

Hoy 'Hasta las Estrellas es #120 en ficción general.

CAPÍTULO 8
MEMORIAS.

Ya la noche estaba firmemente establecida, había luna llena pero su luz no llegaba hasta la tierra por causa de la densa capa de nubes. Aunque era primavera, la última semana simulaba más el invierno, fuertes lluvias toda la noche. Yul caminaba bajo la lluvia, por una vereda llena de barro, sus pies por inercia le indicaban el camino, su mente no estaba en sí. Cuando a lo lejos divisó las grandes antorchas que luchaban por mantener la luz de ese sucio recinto de madera, que no olía a más que sudor, sangre y hierbas alucinógenas, sus recuerdos del pasado inundaron su mente.

FLASHBACK.

-Yul, ¿Qué es para ti un arma?

Yushin acababa de finalizar el entrenamiento de Yul aquella tarde. El niño le había "ganado" creando una distracción como trampa, para Yul la batalla a esa edad no era más que un juego. Solo ocho años, era una mente demasiado inocente.

-¿¡Qué!? -exclamó el pequeño confundido.

-Hijo, hay dos tipos de armas -explicó con cariño, se trataba de una lección importante que quería grabar en su corazón-, uno son las armas asesinas que acaban con la vida, y el otro son las armas vibrantes que salvan vidas.

El pequeño Yul en su corazón razonó que él quería salvar vidas, solo quería un arma vibrante, ser un héroe, el orgullo de sus padres.

-Me gustaría que nunca usarás las armas Yul -Expresó Yushin- pero en caso que tuvieras que hacerlo espero que siempre emplees el arma vibrante y salves vidas.

FIN FLASHBACK.

¿Porque era tan sensible? Había visto hombres llorar pero él era la máxima expresión. Tras aquel recuerdo doloroso, no había nada más que hacer, no pudo realizar la voluntad de su padre Yushin. Secó sus lágrimas, sacó una tela que cubriría su rostro, la ató fuertemente para evitar revelar su identidad ante el resto de asesinos y extorsionistas que frecuentaban el lugar y se adentró hacia la oficina del jefe, el hombre que lo había abismado en ese oscuro mundo.

Mientras tanto en la casa de Taeng los demás estaban concretando los últimos detalles de las decisiones que habían tomado. En la primera planta de la casa, en la mitad de la sala, se encontraba el comedor. Era un antiguo mueble rectangular en roble, para nada rústico pues a JiHoon le gustaba darse sus lujos en su juventud. Ahora se encontraban reunidos frente al comedor cinco personas jóvenes. En el costado derecho Taeng seguida de Yoona y contiguo a ella Byun, mientras frente a Yoona estaba Chen y en la cabecera, cerca a Byun, estaba Luhan.

-Quiere decir que a través de la historia -comentó Byun con emoción en su voz- ¿seremos recordados como los cinco jinetes que lucharon junto a los Hwarang?

-Cuatro -corrigió Chen- Yo no cuento, yo dirijo a los Hwarang.

-No me refiero a usted -aclaró Byun-, hablo de mi amigo Yul.

Al escuchar ese nombre la ira se fue subiendo al rostro de Chen. Juraba que Yul había desaparecido de sus vidas tal como él exigió. Miró a Yoona como esperando una buena explicación, y al verla mirándolo como si fuera lo más normal del mundo y sin decir una palabra, él la interrogó.

-¿Sigues viviendo con Yul? Te pedí que te separarás de él -reiteró con autoridad.

-¿Cómo podría dejar a quien nunca me ha mentido y se ha mantenido leal? -argumento la menor.

-¿Leal? ¡Claro! -se burló con sarcasmo- Yul no es más que un mujeriego sumido en un mundo oscuro.

Yoona sentía como si Chen la atacara con las estocadas de una espada. Lástimada por sus palabras y con una herida causada por los recuerdos en su corazón, se levantó mirando a Chen con odio y se marchó.