XV

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CAPÍTULO 15

Ahora Taeng y Yoona cabalgaban juntas en un caballo blanco a la aldea Lotte. En algún momento fue una próspera y fértil región pero ahora era la guarida de salteadores y refugio de de débiles oprimidos.

A medida que se acercaban el suelo se notaba más árido, la sombra de los árboles ya no existía ni maleza se atrevía a brotar en la región. El calor abrasador ya empezaba a surgir efecto en las viajeras.

—No hemos llegado y ya siento que el sol me matará —comentó Taeng— ¿Jamás había visto tantos árboles muertos.

El paisaje aterraba a cualquiera que atravesara el camino. Esqueletos de animales amontonados al lado de los troncos secos de viejos árboles, quizá huesos humanos se podían distinguir también, un silencio profundo y el sol podían hacer alucinar y hasta desear una muerte rápida cuando todo parecía perdido.

—No hay de qué preocuparse —alentó Yoona—. Crucé desiertos así más de quince veces.

Confiando en Yoona la princesa Taeng solo se dedicó a repasar su plan mientras la menor las conducía a su destino. Tiempo después llegaron a la aldea, viendo como personas empezaban a asomarse para recibirlas Taeng supo que el camino no era ni la mitad de peligroso a lo que iban a enfrentar.

Las personas estaban tan pálidas, delgadas y con sus rostros llenos de angustia que Taeng sintió pesar y lamentaba no poder hacer algo antes. Las madres cargaban a sus pequeños y los abrazaban protectoramente mirando a las forasteras. Un hombre con estado menos lamentable que los demás pero aún así bastante desaliñado se abrió camino entre las personas y se paró frente a ellas que acaban de descender del caballo.

—¿Quiénes son? ¿De dónde vienen? —interrogó con arrogancia.

—Somos comerciantes y hemos perdido el rumbo por culpa de la sequía, queríamos saber si podríamos comprarles agua y alimentos para el viaje —respondió Yoona con firmeza.

—¿Nos ves cara de poseer mucho, comeremos acaso tu dinero? —preguntó con burla—. ¿Se han dado cuenta de lo saludables que se ven? Podríamos más bien alimentarnos de sus carnes.

—Podrían, pero eso no acabará con nuestra sequía —señaló Taeng.

—¿Y tú sí podrías? —preguntaron las personas al unísono burlándose.

—Si nos ayudamos como un equipo podemos tener un avance —les habló. Mirando un momento a Yoona en busca de algo para improvisar—. Somos comerciantes, tenemos semillas productivas y abono traídos desde muy lejos.

El hombre saludable, quien se había apoderado de la aldea, río a carcajadas. Su nombre era Chul y se aprovechaba de los más débiles, él era fuerte y formó un grupo de hombres a su servicio, lo poco que producía la tierra lo tomaba para el y los suyos. Empezando a aparecer más hombres jóvenes y con apariencia saludable se situaron alrededor de Taeng y Yoona.

—¡Encierrenlas! —ordenó Chul.

Aunque Taeng y Yoona trataron de soltarse no podían revelar sus habilidades aún así que sin otra salida se dejaron echar al calabozo en la primera planta de una casa donde vivía Chul y su pandilla.

—Tú —Chul señaló a Taeng a través de la reja de fuertes troncos rústicos— debes demostrarme que esas semillas funcionan y debes conseguir agua.

Abrió la celda y la sacó a rastras dejando a Yoona encerrada. Toscamente le pasó un instrumento para cavar y la empujó haciéndola tambalear.

—¿Cómo harás un milagro así? Esto es un desierto ¿Crees tener la aprobación del cielo niña tonta? —le preguntó con todo despectivo—. Si huyes mataré a tu amiga.

Hasta las Estrellas - Hwarang Girl's Generation Ver. [Primera Versión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora