Martín abrió la puerta del departamento. Dejó las llaves en el pequeño colgador que aparecía de la pared y se limpió los pies en el tapete. Miguel salió desde la cocina, con un paño que se pasaba sobre las manos una y otra vez, y que dejó en el sofá apenas lo vio.
- ¡Es tan tarde! ¡Te esperaba para cenar! ¿Por qué no me avisaste que volverías tarde?
- Ya cené, gracias –dijo Martín, quitándose la chaqueta.
- ¿Dónde comiste?
- En casa de Manuel. Su mamá y su novio me invitaron.
Miguel se dio la vuelta.
- ¿Y no podías... siquiera decirme que ibas a quedarte?
- Lo siento, solo pasó. ¿Podés traerme un mate? Voy a acostarme.
Miguel fue a la cocina en silencio. Cuando puso el agua en el hervidor se quedó pensando, dejó el trapo que llevaba en la mesita y se fue apurado hasta la habitación que compartían. Martín estaba ahí, quitándose los zapatos.
- Manuel ya se fue del hospital. No tienes que ir a verlo más. –soltó, sin pensarlo mucho en realidad.
Martín se enderezó lentamente.
- ¿Te molesta que lo vea? Te recuerdo que soy su médico. Él salió del hospital, pero yo todavía debo verlo y controlar cómo sigue. Él y los niños.
- Si sé y no me molesta es solo que... olvídalo. Estoy bien, no importa. Supongo que haces lo correcto. Ir y quedarte con ese omega sin siquiera avisar.
Martín finalmente dejó salir una sonrisa burlona.
- ¿Estás celoso?
Miguel enrojeció.
- ¡No!
- ¡Lo estás! –chilló Martín, estirado sus manos- Vení aquí, déjame darte un beso.
- ¡No! ¡Dáselo a ese omega! –jugueteó Miguel, yendo de todas maneras. Martín le agarró una mano y lo atrajo a la cama, Miguel cayó y le abrazó del cuello. Rodaron entre las almohadas y las colchas y Miguel se acomodó sobre Martín, viéndolo fijamente.
- ¿Lo estás? –volvió a preguntar Martín.
- Un poco.
- Él es mi paciente.
- Lo sé. Y temo que sea algo más, porque pasas con él tanto tiempo, incluso cuando ha dejado el hospital, ¿puedo confiar en ti, Martín?
- Podés –dijo despacio- Manuel es alguien importante, por todo lo que vivió, por todo lo que me enseñó, quiero ayudarlo...
- Eres tan bueno, Martín –Miguel se escondió en su cuello. Martín enredó sus dedos en el cabello negro.- No quiero que salgas lastimado, porque ese omega está lastimado, no quiero que tú también lo estés.
- No me va a hacer daño, te lo prometo.
- No es solo eso –insistió Miguel- Es... que te encariñes demasiado con él y esos niños, ¿qué pasará cuando tú y yo tengamos hijos?
Martín no respondió a eso.
- ¿Martín?
- ¿Sabés qué? No quiero ese mate. Quedate un rato aquí, solo los dos. Perdón por trabajar tanto, es solo... es solo que... nada, dejá.
- Está bien –respondió Miguel- Solo tú y yo. Eso quiero, ¿ya? Yo, los niños que tengamos y... y tú.
- Y yo.
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Sótano || ArgChi [Omegaverse]
FanfictionDespués de nueve años, Manuel por fin puede despertar de la pesadilla. Inspirado en la película Room.