Ema se despertó con un bostezo profundo. Toda la habitación estaba muy oscura y no se oían pasar vehículos por fuera. En la cama en la que estaba acostada, Benjamín pateaba lentamente sus piernecitas, pero ella no le dio importancia. Se sentó sobre las colchas y miró a la derecha, a la cama en la que su papá debía estar durmiendo junto a Sofía. Ema frunció el ceño. Manuel no estaba en la cama. Desvió la vista hasta la puerta: estaba abierta. Bajó, se puso pantuflas y avanzó despacio por el pasillo hasta el umbral. No podía saber a dónde se había ido Manuel, pero Papá había estado muy callado desde que los productores y la gente de la televisión se había marchado de casa. Ema asomó su carita por la puerta. El baño estaba al costado y pensó que Papá podía estar ahí, por el ruido del agua cayendo desde el lavamanos. Caminó hasta la puerta del baño y acercó su orejita. Lo único que se oía era el sonido del agua, decidió entonces empuñar la mano y tocar.
- ¿Papá? –llamó.
Pero Papá no contestó.
- ¿Papá? Papá, ¿puedes abrirme?
Ema no recibió respuesta, decidió entonces empujar la puerta, que no estaba cerrada con pestillo, y meterse adentro de cualquier manera. Su cuerpecito delgado se hizo espacio entre la puerta y el umbral, lo primero que vio fue el agua corriendo desde la llave del lavamanos. Después bajó la mirada al piso y vio a Manuel yaciendo ahí, vómito blanco y amarillento se desprendía desde su boca y llegaba hasta el suelo.
- ¡Papá! –gritó Ema, agachándose de inmediato. Tomó el piyama de Manuel y lo jaló hacia ella- ¡Papá, papá! –chilló desesperada.
Con el ruido Sofía y Benjamín se levantaron, pero ellos no alcanzaron a mirar a Manuel, porque Ludwig y Rayén, alertados por lo gritos, subieron las escaleras y Rayén tomó a los niños en sus brazos y Ludwig se agachó para sostener a Manuel. Ema miró todo desde afuera. Oyó a Ludwig decir: "Manuel, despierta, Manuel" y vio a su papá retorcerse suavemente por todo el piso, pero no lo vio despertar. Su carita, cubierta por su pelo rubio enmarañado, mostraba tal tristeza y tal desesperación, nadie hubiese podido calmarla esa noche. Cuando elevó sus ojos hasta el mueble, se dio cuenta de que había una caja de pastillas y un envase vacío. Y entonces lo entendió.
A Manuel se lo llevaron en una ambulancia, luego de acostarlo en la camilla y ponerle unos cables en la nariz, Ema lo vio todo desde las escaleras. Allá arriba, acompañada de sus hermanos, Sofía estaba acurrucada en su brazo y Benjamín mecía sus piernecitas en el escalón más alto. Ludwig les hacía compañía. Miraron que Rayén tomaba su cartera y su abrigo largo y acompañaba a su hijo, junto a los paramédicos de la ambulancia.
Ema se alejó de todos y se dio media vuelta. Se fue a la habitación y se acostó en la cama de Manuel, abrazando sus rodillas, dejándolas bien apegadas a su pecho. No pudo llorar, sin embargo, y ni escuchó cuando Sofía y Benjamín se acurrucaron en la otra cama, sollozando despacito. Ema pensó que esto que estaba pasando era como cuando papá tenía un mal día en el cuarto, solo que peor.
-
Martín tenía turno esa noche en el hospital y vio entrar la camilla, vio recorrer ese lugar a Manuel tal como la primera vez que llegó allí, con cables en el cuello y la cara y los ojos cerrados, yaciendo cubierto de una sábana blanca. Vio a Rayén también acariciarle el cabello, ir con él hasta que lo encerraron en la sala. Ella le suplicó, le dijo "por favor, ayúdelo, él está muy mal, él está muy mal". Martín asintió y le tocó el hombro, después ingresó a la habitación y se rodeó de enfermeras.
- ¿Qué tomó? –preguntó Martín, acercándose a Manuel.
- Sobredosis de diapresan, trazodona. Intentó suicidarse. –le contestó una de las enfermera.
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Sótano || ArgChi [Omegaverse]
FanfictionDespués de nueve años, Manuel por fin puede despertar de la pesadilla. Inspirado en la película Room.