Seis

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Manuel se estiró perezoso. Le pesaba la cabeza y el cuerpo, había algo que punzaba dentro de su sien, una y otra y otra vez. El salón no estaba con luces pero aun así él se despertó. Se fregó los ojos y se pasó la mano por la cara. Trató de incorporarse pero no pudo levantar la cintura más allá. Echó un vistazo a su alrededor, Ema estaba de pie mirando por la ventana.

- Ema –llamó Manuel, con voz firme- Ema, sal de ahí.

Pero Ema no lo hizo. Manuel insistió y la niña no obedeció. Se puso de pie, hastiado, caminó hasta la ventana, agarró el brazo de la chiquilla y la jaló hasta el sofá en el que estaba dormido. Ema rebotó ahí, bajo la mirada atenta de sus hermanos, recostados en el piso inundado de juguetes.

- ¿Qué estabas mirando? –le preguntó-

- Hay mucha gente allá afuera –respondió Ema, con las manos entre las rodillas.- La abuela y Ludwig están afuera.

- ¿Qué? –Manuel frunció el ceño- ¿Cuándo salieron? ¿A qué salieron?

- Estabas durmiendo –la niña susurró.- Y salieron.

- Solo estaban preguntando por los niños, por Manuel, los medios están todos muy... entusiasmados por este caso. Pero va a salir bien, ya logramos la prisión preventiva de Kirkland, todo saldrá muy bien –Manuel oyó la voz de su abogado. Se acomodó el cabello y caminó hasta la puerta de la casa, donde Luciano, Ludwig y Rayén se adentraban.

- Manu, no quise despertarse hasta que llegara Luciano. –habló la mujer, acercándose al omega.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué hay tanta gente afuera?

- Ah, solo los medios. Quieren una entrevista, algunas declaraciones, quieren escucharte hablar. Sobre eso, necesitamos fijar algunas cosas. –Luciano se sentó en el sofá donde Manuel había estado durmiendo. Ema se alejó de él y se puso de pie de inmediato, acurrucándose con sus hermanos en el piso.

- ¿A qué te refieres? –preguntó Ludwig.

- Tenemos que armar una estrategia ante los medios. No podemos seguir en silencio...

- Pero no estamos listos para eso –Rayén se cruzó de brazos. Manuel agachó la cabeza, con los ojos fijos en sus niños.- Han pasado solo... ¿quince días? Quince días desde que Manuel llegó a casa, ellos deben entender y respetar nuestra privacidad.

- Lo entiendo –concedió Luciano- Pero... miren, en el futuro incurrirán en gastos. Desde la escuela de los niños hasta programas psicológicos. Y si bien estamos pidiendo en la causa que el Estado de Chile otorgue a Manuel y a los niños una pensión vitalicia, no es seguro que lo consigamos. Por ello... hablar con los medios de comunicación, con los diarios, con los programas de televisión no sería tan mala idea. Una entrevista. Solo una entrevista en horario estelar. Pagaría muy bien y haría que la prensa se alejara de su casa.

Rayén y Ludwig se miraron el uno al otro y luego observaron a Manuel, pero Manuel seguía sin hacer ningún movimiento, pegada su mirada a los juegos de sus hijos.

- No lo sé... No sé si Manuel pueda hacerlo, quiero decir, es muy pronto. Dios, no lo sé...

- No tienen que contestarme ahora, pueden pensarlo. Pero por favor, piénsenlo. Matarían dos pájaros de un tiro. Yo sé que es complicado pero realmente confío en que es lo mejor para ustedes, para su tranquilidad.

Ludwig asintió. Rayén se acarició los codos.

- ¿Cómo va el juicio? Quiero decir, ¿cuándo empezará? –tomó la palabra la mujer.

- Bueno, como saben, él quedó en prisión preventiva hasta que se realice la investigación. Ya con Manuel dado de alta, es muy probable que lo llamen a declarar en cuanto acaben estos dos meses que la Fiscalía ha pedido para tratar el caso. Haré lo posible para que Manuel no deba encontrarse cara a cara con su captor, y también trataré que no pidan testimonios de los niños pero... -Luciano se quedó en silencio.

Sótano || ArgChi [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora