Acompañar

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Aún Jericho no se acostumbraba a ser el centro de atención de una pequeña Damara, la hija de Noble y Erendi, dichos padres habían decidido que varios, si es posible todos, cuidaran a la cría para así ella reconociera todos los aromas. Así nunca se perdería y sabría en quienes confiar, cosa que le resulto muy sabia.

Sujeto la pesa de 60k, viendo a Damara abrir la boca sorprendida cuando alzo el peso como si de una almohada de plumas se alzara. La cría le aplaudió el logro, él sonrió. Estaba tan agradecido con la cría por no asustarse de él, era la única que parecía no importarle como fuera, ella lo aceptaba. Rezaba porque eso nunca cambiara en ella. Los hijos de Leo y Calista, Deo y Dora, no pasaban mucho tiempo con él. No porque le temieran, si no porque su padre era tan celoso que solo los quería para Calista y él, vaya valores les estaba enseñando a los críos.

Las cosas desde aquel incidente de Torrent estaban muy calmadas, los Rescatados lamentablemente no hacían ningún esfuerzo por encajar, había escuchado el rumor que uno si, que incluso las hembras regalo se sentían bien a su lado, pero no lo había visto. No sabía quién era ese rescatado.

Al terminar su rutina de gimnasio, le limpio el sudor con una toalla y tomo a Damara en brazos, la pequeña se acurrucó en sus brazos y ronroneo. Debía de llevarla a con la siguiente cuidadora, no podía tomarse más tiempo del que tenía. Salió del gimnasio, dirigiéndose al Centro Medico, ya que ahí se vería con la cuidadora. En el camino se encontró a dos Rescatados, los machos lo vieron y no le tomo molestia, pero fruncio el ceño cuando se acercaron. Él se freno para poderlos atender.

— Tus ojos son rojos, — comento un Rescatado, Jericho vio a su cuello y ahí vio el numero que era: 1567, la maldita humana que los había tenido prisioneros se los había marcado al rojo vivo. — eres algo de 1012, ¿no?

— ¿De quién? —cuestionó, ¿hay alguien como yo?

— 1012. — el Rescatado 1323 dio un paso mas. — sus ojos son violetas, es raro. No por los ojos si no por como es.

— Ya veo...

— ¿Es tu cría? — pregunto 1567, viendo fijamente a Damara. La cría siseo y Jericho dio un paso atrás. — Deberían deshacerse de ellas, son malas y crueles.

— Das un paso más y te arranco las manos.

La amenaza de Jericho los hizo dar un paso hacia atrás, con la mirada baja. Él volvió a gruñir, una advertencia muy clara de lo que pasaría sí volvían a pasarse cerca de él. Damara también gruño, eso lo hizo reír, ese gruñido ni a una ardilla asustaría.

Le beso la mejilla, reanudando su camino al Centro Medico. Damara se removió en sus brazos, sujetándose de él para poder escalar, le golpeo con la zapatillas rosas repetidas veces y se sujeto de su cabello. Se rio fuerte, tan pequeña y ya quería estar escalando cualquier cosa. Pensó en los rescatados, la idea de que aun no tomaran un nombre lo seguía sorprendiendo. Ellos creían que solo quien los acompañara toda la vida los aceptaría asi y les daría un nombre, Jericho hizo una mueca. Lo primero que él hizo cuando fue libre, fue tomar un nombre. Jamas quería volver a escuchar su numero.

Cuando estuvo frente a las puertas del centro medico borro la enorme sonrisa, tomo nuevamente en brazos a damara y ella se quedo quieta, tal vez sabia que él no quería darle motivos a Dysis de que lo llamara "Monito". Al entrar se quedo quieto, sobre el escritorio de recepción estaba la Voraz Lucy, quien conocía por medio de la boca de todos.

Según su conclusión despues de varios rumores la hembra era única en su especie, tambien de que era la única que había derrotado a Forest y tambien de que había sido criada por Gabriel y Alegria, ¿eso era malo? Claro que no, para él no. La hembra se enderezó, lo vio con pánico y despues sonrio, tal vez la hembra sufría de biporalidad.

Jericho (Nuevas Especies 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora