Reacciones de Sueño

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Las calles extrañamente estaban con poca multitud, gente que iba de compras o al trabajo, en cambio ellos dos sólo paseaban, Jericho tomando el lugar a lado de la calle desde que habían salido del hotel, un gesto caballeroso. Había tomado una siesta antes de salir, una siesta de cuatro horas que le relajo el cuerpo y que extrañamente no tuvo pesadillas, tal vez por el cansancio.

Sonrió al ver unos niños jugar, ya era tarde para que estuvieran en la calle, pero con sus padres tras de ellos no había ningún problema. Por medio de los escaparates de las tiendas se podían visualizar las ropas o zapatos, trajes de lujo o juguetes, postres... Se detuvo frente a una tienda de animales, un camaleón se movía con lentitud por una rama mientras los ojos le bailaban por todas partes, eso la hizo reír. La capucha negra que llevaba él le hacía ver aterrador, pero... no le temía, algo en ella se rehusaba a hacerlo.

Volteo a ver a Jericho, quien veía con el ceño fruncido al pequeño lagarto.

— ¿No te gusta? – pregunto divertida, pegándole con el hombro juguetonamente.

— Es... extraño, sus ojos se mueven a todas partes, pero aun así no deja de avanzar.

— Claro que no, si se queda quieto puede ser atacado, a menos así es su mentalidad... creo. – Le asir de la muñeca, haciéndolo avanzar junto con ella. – ¿Qué te gusta más? ¿Gatos, perros o roedores?

— No sé, prefiero una pequeña tortuga o un loro.

— Las aves son mis favoritas – comento sin poder evitarlo. –, oírlas cantar en la comunidad, día y noche, era simplemente mágico. Puede que entre ellos se estuvieran peleando, pero sonaba increíble. Por otro lado, están los venados ¿te gustan? Son animales grandes y de peligrosas astas, pero aun así hermosos y saben delicioso.

Le escucho reír bajo, ella sonrió y siguió avanzando, no dejando a las personas reparar mucho en ellos. No quería problemas, quería seguir viendo la ciudad con Jericho; según el macho sólo habia salido para trabajo y eso significaba que jamás había dado un paseo, ella le quería mostrar cosas que él no conociese.

Llegaron a un parque, los niños corriendo de un lado a otro, sin detenerse al verlos, sólo esquivándolos para seguir jugando. Ella sonrió a Jericho, le soltó la muñeca y fue a con los niños, ellos al verla no dudaron en lanzar la pelota hacia donde estaba para que se uniera al juego. Eso le gustaba de los niños, eran felices y sentían, por un instinto que con el tiempo perderían, quien era bueno y quien era malo. Le gustaba ser buena para ellos.

La tarde llevo en un pequeño partido, en el cual, después del segundo tiempo, Jericho se unió al equipo de los niños, porque ella era muy buena. Fue un partido sano, hasta que Jericho le anoto tres goles, uno más y empatarían, eso ella no lo iba a permitir. Era una competidora, su padre y madre le habían hecho saber que en el mundo siempre habría alguien más fuerte, pero que estaba en ella que eso siguiera así.

Sin darse cuenta, ni ella ni Jericho, los niños poco a poco se fueron, dejándolos solos. Sus risas, las maldiciones en voz baja y la competencia que había entre ellos hizo de aquel momento algo demasiado perfecto para ella, parecía como si fueran amigos de hace años. El cansancio los alcanzo, decidieron descansar bajo un árbol, la brisa siendo fresca y ayudándolos a recuperar el aliento con más rapidez.

Al ver el atardecer, recordando el recorrido del día, de una sonrisa paso a un gruñido bajo. Lo había vuelto a hacer; no había aprovechado la gran oportunidad que tuvo para escapar y ni si quiera lo había intentado.

— Hay que volver ya, necesito tomar un baño. – susurro, levantándose mientras evitaba la mirada del primate.

— ¿Segura? No estamos tan lejos, podemos pasar a comer en un lugar si gustas.

Jericho (Nuevas Especies 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora