Frio, así era como podría describir el cómo se sentía al verse solo en la cama, sin rastro de Susykyo o su aroma. Había despertado hace veinte minutos, de los cuales cinco paso pensando en lo que ellos habían hecho, en la petición que le había susurrado y en lo mucho que había adorado tenerla entre los brazos mientras dormían, y espero el tiempo restante a que ella volviera, para seguir tocándola, para seguir teniéndola entre los brazos y para poderla mimar como quería y se merecía, pero ella no lo había hecho, no había vuelto, y eso le preocupo.
Se levantó de la cama, dirigiéndose al baño para tomar un baño; saldría a buscarla en todo el hotel, no se iba a dar por vencido, tal vez ella estaría en el restaurante de la planta baja. Al salir de bañarse, se colocó vistió con movimientos secos y robóticos, algo en él comenzaba a nacer y le estaba costando todo por no dejarlo surgir. Cuando agarro la manilla de la puerta, diviso un sobre color rosa, lo observo por unos tres segundos que parecieron toda una eternidad.
Al asir la pequeña nota, leyó lo que en esta ya hacia escrito:
"
Poco a poco soltó la manilla, con su vista clavada en la pequeña nota y sus manos temblando, al igual que todo su cuerpo. En su mente se producían una y otra vez el tiempo que pasaron juntos, incluidas las peleas. Entonces no lo pudo contener, no pudo hacer nada por hacerlo.
Rugió.
Se lanzó contra la pared, estampando puño tras puño contra esta y agrietándola, gruñendo del enojo y saboreando la enfermiza forma en que la irá se aferraba a él. Se lanzó a la cama, destrozando las sabanas y almohadas, derribando el colchón y volteando la base; el dulce aroma de ella y él bailaban en el aire, adentrándose a su olfato y haciendo que las imágenes fueran más vividas.
Destrozo todo cuanto pudo, los minutos volviéndose largos y las horas volviéndose algo realmente pesado, tanto que sus piernas ya no pudieron sostenerlo y le hicieron caer. Su respiración agitada, su corazón a cada latido le hacía sentir el dolor más crudo que creyo que jamás volvería a sentir después de haber salido de Marceli.
— "Quédate" – repitió su petición, con una sonrisa fingida y negando con la cabeza, podía ver la sangre surgiendo de sus nudillos. – Si seré idiota.
Bajo su cuerpo, la espalda encorvada y la cara hundida entre sus manos, queriendo controlar las inmensas ganas que tenia de llorar.
¿Qué debía hacer? ¿Qué necesitaba hacer? Gabriel no le diría nada, porque él desde un principio no había confiado en que la acompañara, pero quien realmente se decepcionaría seria Nathaniel.
Se recostó en el suelo, calmando su respiración poco a poco y retiro las manos, viendo con cierta pena todo el destrozo que había hecho. Trago cuando entre tanta madera y tela rota, logro visualizar la pequeña nota rosa.
¿qué quieres decir con eso? ¿No fui suficiente? Es gracioso que quieras que te perdone, no hay nada que perdonar porque no éramos nada, te encargaste de que... frunció el ceño, repaso la nota en su cabeza y sintió a su corazón darle un vuelco; ¿"...no eras parte"? ¿"eras"?
Levantándose del suelo se puso a buscar la mochila que Nathaniel le había dado, gruño al darse cuenta que ella se la había llevado, busco el teléfono de la habitación, teniendo que levantar algunas cosas; tal vez así aprendería a controlarse, a pensar antes de actuar.
Encontró el teléfono debajo del colchón, marco el número y espero paciente...
— Buenos días, ¿todo bien? – Gabriel se oía contento y de fondo se podía escuchar las risas de la pequeña Damara, junto con Lamat y Cib.
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Jericho (Nuevas Especies 5)
FanfictionJericho es... amable, dulce, ardiente, apasionado y más que un bien guerrero, tiene un buen corazón, pero ¿por qué no ha tenido compañera? Por sus ojos rojos. No son normales, dan miedo a todas las hembras y ellas se alejan, todas, bueno eso es lo q...