Jericho (Nuevas Especies 5)

Manto Blanco

Soltó un suspiro al escuchar a su hermano soltar en llanto, de nuevo, con esa ya iban más de tres veces: cuando le dijo, cuando lo asimilo y ahora que estaban tardando un poco en llegar al verse atrapados en una intensa nevada, unos pocos años en la reserva y ya se le había olvidado los climas de la Comunidad.

— Tranquilo, Nathaniel, que llegaremos a tiempo. – dijo Justice, amablemente. – Ella está bien, al igual que Jericho. Estoy seguro que ya está con ella.

— ¡¿Acaso nadie escucho los disparos?! ¡Había tipos ahí!

— Bueno, no es como si Eso no se hubiera visto venir. – Dysis sonrió, eso le ayudo a calmarse, su princesa destructora se veía radiante mientras le colocaba las vendas en las manos a Torrent. – Susy acabara con ellos, estoy segura.

— Espero nos deje algo. – murmuro Noble.

— No desesperes, si hay un humano habrá cientos. – Valiant palmeo el hombro de su hijo.

— Por ahora hay que calmarnos. – dijo, sonriendo levemente a su hermano. – Debes estar concentrado, no te quiero disparar por error.

— ¿Sabes qué? No sé cómo fuiste capaz de enamorar a Alegría. – Nathaniel soltó un suspiro. – Necesito a mi Gael.

— Espera, ¿"mi Gael? ¿Andas con el hermano de Lucy? – Torrent en verdad parecía sorprendido. – ¿Cuándo paso eso?

— Pues hace unos días, cuando le presentamos a Lucy se puso muy loco y me dio un revolcón de los feos... pero entonces fue a mi casa más tarde y me dio una disculpa riquísima contra la pared, porque me agarro y

— ¡Basta, basta! – Noble se tapó los oídos, mientras Valiant reía a carcajadas.

— Yo también me he disculpado así con tu madre, ¿qué te sorprende?

— Voy a soñar feo.

Se rio por lo bajo, soltando un suspiro después y acomodándose las botas de combate, le gustaba estar así, que las cosas pudieran tomarse con calma y así poder actuar con la cabeza fría. Quería volver con su amada y con sus hijos, sanos y salvos, felices.

Pero su responsabilidad no era sólo hacia su familia, era hacia los Voraces y ahora hacia los Especie, quienes poco a poco se estaban ganando el corazón en sus chicas y chicos, pues Demmon ahora era compañero de una tierna primate Especie. Se sobo la parte trasera del cuello, estaba desconcentrándose.

Respiro hondo, apoyo la cabeza en el hombro de su hermano y como desde aquella vez hace tiempo, entre pasillos y gritos, rezo por llegar a tiempo.

*'''*

Destapo la botella con agua y vertió poco a poco el líquido en la boca de la hembra Voraz, quien resultó ser la madre de Susy, Armonía. Seguía sorprendido de que ambos padres de Susykyu siguieran con vida, sobreviviendo mediante el hurto de la comida y víveres de los humanos, eran fuertes... ahora sabía de donde lo había heredado Susy.

Armonía le toco el hombro y él dejo de darle agua, extendiendo la botella a Daniel para que el crio se la diera a Susy, para que ella misma le diera de beber a su padre. Le caía bien el chico, estaba centrado en lo que sucedía y no perdía la compostura, parecía... estar acostumbrado a aquel tipo de cosas.

— ¿Es tuyo? – la pregunta de la voraz le hizo sonreir.

— No, él es un humano.

— Lo siento, el sentido del olfato va cada vez peor, pero tengo buen ojo... al menos eso creo. – rio bajo. – Eres un Especie, ¿verdad?