Un buen día (Parte 2)

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- Sí, vamos a patinar. ¿Te gustaría? Me responde Sam

- Sí, me encanta, vamos.

Digo jalándolo para entrar al lugar, emocionada como una niña con un dulce.

Al entrar me emociono más, es una pista redonda gigante de hielo y hay algunas personas en ella felices patinando.

Vamos a recepción y recibimos nuestros patines, y después de puestos ingresamos a la pista.

Doy algunos pasos como novata porque es un poco diferente a los patines de línea a los que estoy acostumbrada, digo a Sam que me ayude aunque él cree que no se patinar, pero no me ha preguntado directamente así que no diré nada aún. Duramos unos minutos así hasta que comento.

- Parece que tienes práctica en esto. ¿En Canadá patinabas a menudo con tus amigos?

- Pues algunas veces lo hacía pero no a menudo.

Por un momento después del comentario tomó un semblante serio como recordando algo que no es de su agrado, pero tan rápido como llegó se fue y me da su hermosa sonrisa.

Al rato de patinar lento le hago una propuesta.

- ¿Qué tal si hacemos una carrera?

- Uy que aventurera para ser tu primera visita. Pero aceptó. ¿Cuál es el premio del ganador?

- No sé lo que tú quieras.

- Hmm, pues si gano quiero una segunda cita. ¿Y si tú ganas?

- No se aún, te diré cuando quiera reclamar mi premio si gano.

- Está bien, trato.

Nos damos un apretón de manos para sellar la apuesta.

Sam se ve confiado porque cree que soy novata en esto, pero aún no sabe que durante muchos años fui una excelente patinadora de patinaje de pista.

Nos acomodamos he inicia la carrera, al comienzo Sam toma la delantera pero rápidamente lo alcanzó y lo paso llegando primera al final. Cuando nos detenemos me dice asombrado:

- Lo hiciste muy bien, ¿seguro no has patinado antes?

- Gracias, en realidad fui patinadora profesional durante un tiempo pero en línea, esta es mi primera vez en hielo.

- Con razón ganaste tienes más experiencia no es justo.

Dice tratando de fruncir el ceño como luciendo enojado aunque no lo esté.

- Pero si tú eres el experto en hielo, tú llevabas la ventaja.

Digo sonriendo por su cara graciosa.

- Bueno, esperare entonces por el premio que quieres.

- Te lo diré cuando sepa que quiero, por ahora patinemos otro rato.

Lo tomo de las manos y patinamos un rato más, pero nos detuvimos porque nuestros estómagos se empezaron a quejar, así que fuimos a la plazoleta del lugar y pedimos unas deliciosas hamburguesas.

Unos instantes después de comer caminamos un poco por el centro comercial y luego partimos a mi casa, cuando llegamos me acompaña hasta la puerta.

- Gracias por todo Sam la pase muy bien.

- Gracias a ti por aceptar también la pase muy bien. Me gustaría volver a salir contigo. ¿Te gustaría?

- Si me gustaría.

Respondo algo tímida porque es inesperada esa propuesta.

Feliz con mi declaración pienso que ya se irá, pero no, se acerca a mí con motivos de dar un abrazo, pero como no estoy a gusta con esas demostraciones hago una cara de disgusto que Sam nota y se detiene.

- ¿Estás bien? ¿Te puedo dar un abrazo?

- No me gustan los abrazos realmente.

Dije cubriéndome la cara por la vergüenza de lo que acabo de decir.

- ¿No te gustan? ¿Por qué?

- Creo que es algo que me da pena contarte ahora, te prometo que algún día te contaré, y que podremos tener ese abrazo pero por ahora adiós.

- Está bien es una promesa, quiero en un futuro muy cercano un gran abrazo tuyo.


- Seguro, adiós.

Digo alejándome de él y entrando a mi casa.

Estando ya en casa  y después de ese vergonzoso final, empiezo a reflexionar sobre todo lo que sucedió hoy con Sam, pasamos un tiempo agradable. Con ello en mi mente voy a la deriva hasta llegar a dormir esta noche en mis sueños sólo puedo visualizar los hermosos ojos de Sam.

When sunshine arrivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora