Adiós.

Capítulo 18

Mi mundo se vino abajo en tan solo unos segundos, todo me daba vueltas hasta que vi todo negro.

Me dolía la cabeza y comencé a incorporarme poco a poco.

-Ali te desmayaste y te golpeaste en la cabeza –dice apenada Sara.

-Lo sentimos no llegamos a tiempo –concluye Cris.

-No pasa nada chicas, ahora lo que quiero es encontrar a quién secuestro a mi hermano –las miro –y donde se atreva a tan solo lastimarlo no dudaré y en hacerlo morir poco a poco con mucho dolor.

-Ya sabes que cuentas con nuestra ayuda –dice Sara.

-No os quiero meter en estos problemas, no quiero que salgáis lastimadas –las miro con angustia –o muertas –susurro.

-No te estamos pidiendo permiso Alice –dice enfadada Cris –para que crees que están las amigas –dice agarrándome las manos –estamos en las buenas y en las malas –se une Sara y nos damos un abrazo.

-Chicas ahora que sabemos cómo es el director y su voz ya se un poco donde va la cosa –les digo mientras apunto toda la información en un cuaderno –os acordáis del asesinato de un chico en la cafetería -ellas en respuesta asienten con la cabeza – bueno desde ahí todo comienza a cuadrar la chica que estaba gritando como loca asesinos, pues fue ella la que murió en la residencia –ellas se miran entre sí con asombro –y por último la conversación que tenían un alumno con otro señor, él nombre del alumno no sabemos pero recuerdo muy poco hablaba pero la voz del señor se parece un montón con la del director.

-Oh la virgen santísima, es verdad –dice Sara cogiéndose de los pelos –en que internado dimos a parar.

-Creo que el pasado está al asecho y tenemos que llamar al señor Moore –les digo enfadada.

-¿A qué te refieres que el pasado está al asecho? –pregunta Cris.

-¿Os acordáis cuando nos persiguieron unos coches? –Ellas asienten –pues dijimos que esos coches los utilizaba Steven –Cris empieza a negar, sabiendo lo que pensaba hacer –vamos a darle una grata visita –sonrío como toda una malvada.

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Después de averiguar donde residía el estúpido de Steven, nos pusimos en marcha. Casi dos horas de viaje ya llegamos, pero estábamos en una cafetería a unas dos calles de la casa de él. Las chicas y yo íbamos armadas de la cabeza hasta los pies. Cogí el teléfono y lo llamé.

-Hola cariño –le saludo.

-Hola nena,¿ a que se debe el honor a está llamada?

-Pues veras es algo muy simple, quiero verte en la cafetería que está a unas dos calles de tu casa, tienes cinco minutos.

-Lo siento nena no va poder ser, no estoy en casa –me le río.

-Por favor no me tomes por tonta, sé perfectamente que estás en tu casa –le respondo mirando el portátil.

<<Gracias Sara por ser una hacker de puta madre>>

-¿Cómo sabes que estoy en casa? –Dice riendo -¿Te volviste bruja?

-Deja de jugar con tu albornoz azul y deja la maldita copa de vino a un puto lado, y vas a irte a cambiarte –comienza a mirar por todos lados, mirando las cámaras –tienes cinco minutos para venir sino mandaré información tuya de los trabajos ilegales que tienes por aquí –dicho esto cuelo.

Unos minutos después el viene y se sienta al frente mío.

-Dile a tus gorilas que se vayan y que dejen de apuntarme –le digo tomándome el café.